El reencuentro con Damon había sido un cimbronazo. Y ni siquiera las jornadas libres que le siguieron fueron suficientes para mitigar sus efectos. El propio Damon se aseguró de que así fuera. Ya en Londres, llamó a Graham cada día. Y aunque este no respondió, oyó todos sus mensajes. También Alex tuvo ocasión de hacerlo.
Materializó su insidiosa presencia bajo la forma de obsequios que a diario hacía llegar a Graham...al apartamento que compartía con Alex. Las notas que los acompañaban eran breves pero significativas. "Jamás quise desertar de ti" (1) se leía en una. "No quise lastimarte, sólo me tomó tiempo ver lo que había hecho" (2), eran las excusas ofrecidas en otra. La tercera, "hoy me estoy quedando sin corazón" (3) puso tal nudo en su garganta que fue incapaz de hablar de cuando Alex le preguntó qué ocurría.
Graham no dormía en las noches. Y Alex fingía hacerlo. No podía hacer otra cosa después de rechazar el sexo que su compañero le ofrecía pródigamente.
"No apagaré yo el fuego que encendió Damon", se decía. Desde su estancia en Glasgow y tras la conversación que Graham no había querido revelar estaba convencido de que ahora ahogaba con él las ansiedades despertadas por la cercanía de su antiguo amante y tal vez, su único amor. Comenzaba a pensar que la de ellos sería una de esas relaciones que jamás terminan de romperse del todo. Y él...él simplemente no podía tolerar la idea de dejar pasar por alto algún encuentro esporádico entre los dos. No es que fuese especialmente celoso. Sólo tenía su orgullo. Sabía lo que quería. Y lo que no.
Una madrugada, cerca de las 4, alguien tocó el timbre del apartamento.
-Yo no espero a nadie- dijo Alex secamente, previendo que sería Damon, traspasando todos los límites de la osadía.
-Tampoco yo- dijo Graham algo avergonzado.
-Pero ambos sabemos que alguien te espera a ti. Será mejor que tú contestes.
Esperaba que Graham se negara. Que lo dejase tocar el timbre la noche entera de ser necesario. Pero no lo hizo. Obedientemente dejó la cama y respondió a través del intercomunicador. No era Damon en persona. La voz del empleado del servicio de mensajería preguntó por él y le dejó saber que tenía "un recado urgente del Sr. Albarn".
Se lo comunicó a Alex recibiendo un sepulcral silencio por toda respuesta.
-Él podría estar abajo...- dijo en voz baja.
-Es muy posible...- respondió Alex, tajante.
-No sé...no sé qué hacer.
-Actúa como si yo no estuviese aquí, Graham- respondió sin siquiera mirarlo
-Pero estás...
-Qué bueno que lo notes...
-¡Alex, por favor!- protestó lastimero.
-¿Qué es lo que quieres, Graham? ¿Qué baje a recoger el recado de tu amante? ¿Qué le invite a tomar café si es que está abajo?
-¡No es mi amante!
-¿De tu amor? ¿Del primero? ¿De Damon? ¿Cómo prefieres que lo llame?
-¿¡Por qué no puedes entender que sólo quiero hacer lo correcto contigo, Alex!?
-¿Y qué es lo correcto? ¿Qué yo te de permiso para ir a recoger tu recado? Somos adultos Graham, se supone que sabes lo que debes hacer.
Pero Graham no sabía lo que debía hacer. No sabía qué era lo correcto. Se hizo un silencio. Y abajo esperaba alguien, sea quien fuese.
-Mira, Graham. Si crees que lo que Damon tiene para decir amerita irrumpir en nuestra casa en plena madrugada, si crees que podría estar abajo y aún así te atrae la perspectiva de verlo, baja ahora. Si crees que podía y debía esperar, si su posible presencia en nuestra puerta te deja sin cuidado, entonces toma el intercomunicador y dile que envíe el mensaje a su remitente. ¿Ves lo sencillo que es?- dijo Alex, sorprendido de usar un tono al que jamás pensó en apelar al hablar con Graham- Por una vez en tu vida, sincérate. Si no es conmigo, al menos contigo mismo.
Graham lo miró y tomando aire murmuró.
-Pues...no, no me deja sin cuidado- dijo sabiendo que alguien saldría herido.
-Entonces sabes que hacer.
Alex sintió una opresión en el pecho. "Te estoy perdiendo...si es que alguna vez te tuve", razonaba para sus adentros.
Incapaz de levantar la vista para enfrentar la mirada de Alex, se vistió apresuradamente y bajó. No había más que una persona esperando. Y era el mensajero, portando una carta. La misiva debía ser muy extensa, a juzgar por el grosor del sobre cerrado.
Subió y volvió al cuarto. Encontró a Alex todavía en la cama, fumando. Por la rapidez del trámite, éste pudo suponer que Damon no estaba abajo.
Graham se acercó y en un intento conciliador le tendió la carta. Alex lo miró extrañado.
-Supongo que no me escribe a mí.
-No, no es a ti.
-¿Y qué pretendes? ¿Qué la lea para ti?
-Haz con ella lo que quieras, Alex. Léela, quémala...- dijo presentándola como ofrenda de paz.
No obtuvo otra respuesta que una seca mirada tras la que se ocultaba una honda decepción.
-Sólo quiero hacer lo correcto- insistió acercándole más la carta.
-Ya que has tenido que bajar porque nada de lo que él haga te deja indiferente, lo correcto sería que me dijeras cómo crees que va a continuar esto. Porque puedo comprender que sea reciente. Y que todavía hay heridas abiertas. Y recuerdos que te acompañarán mientras vivas. Pero lo que no puedo hacer, por mi propio bien, es estar al lado de alguien que pierde el culo por otra persona. Que a las 4 de la mañana deja la cama que compartimos para correr a recibir sus recados. Lo correcto sería entonces que me expliques qué lugar ocupará Damon de ahora en más. ¿Somos dos o somos tres, Graham?
El aplomo y la lucidez de Alex lo apremiaban. Atinó a responder.
-Yo...yo sólo he ido a ver qué quería, Alex...no me acosté con él...- dijo Graham con la perplejidad de quien es acusado de un crimen que no cometió.
-¿Somos dos o somos tres?- insistió Alex- ¿Soy tu compañero o soy el otro?
-¡Basta, Alex!
-¡Responde!
Graham no deseaba contestar eso. No ahora. Pero la apremiante voz de Alex lo hostigaba. Estaba sitiado.
-Dejarlo no es tan fácil...- murmuró apretando los ojos.
Alex sintió que una bofetada le cruzaba la cara. ¿Acaso no lo había dejado ya? Aún así, conservó la calma suficiente para lo que iba a decir.
-Dejarlo no es tan fácil...- repitió- pues te lo allanaré. Si desprenderte de él no es tan sencillo, imagino que sí lo será deshacerte de mí. Por eso te pido que en la mañana tomes tus cosas y te vayas, Graham. Vuelve con él. O con quien quieras. Ya no eres asunto mío. De hecho, ni siquiera sé si alguna vez lo fuiste.
-Alex, yo...
Graham quería decir muchas cosas. Pero Alex ya no estaba en el cuarto.
Damon había ganado, sin siquiera poner un pie en el campo de batalla.
(1) Esta línea forma parte de los borradores de "Sweet Song".
(2) Variación de uno de los versos de "Sweet Song" ("I didn't mean to hurt you, oh no no / It takes time to see what you've done"). Según Albarn, compuso este tema inspirándose en Graham.
(3) Primer verso de "My Terracotta Heart" ("I'm running out of heart today"). También esta canción, según dejó saber Albarn, fue inspirada en la figura de Graham.
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El Otro
Fiksi PenggemarGramon y Gralex o lo que es lo mismo, Graham debatiéndose entre Damon y Alex. El sol poniente de un amor añejo y con cicatrices desafiado por el sol naciente de una nueva pasión. En el medio, luces y sombras de sus protagonistas. Observaciones: -La...