15. Take me away from this big bad world.

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Alex comenzaba a preparar el desayuno. Para dos, como en los viejos tiempos.

-Hola- murmuró una voz a sus espaldas.

Se volteó y vio a Graham de pie en la puerta de la cocina. Lucía algo cómico, restregándose los ojos con el rostro soñoliento, el cabello desordenado, envuelto con la sábana desde las axilas, como si tuviese senos que ocultar. Alex hubiese reído ante su caricaturesca figura pero no pudo evitar recordar que esa sábana pudorosa que todo lo ocultaba era otra muestra de absoluta lealtad a su amo ausente. Damon entre ellos, otra vez.

-¿Qué haces aquí?- dijo Alex acercándose para saludarlo con un beso en la frente- Vuelve a la cama, llevaré el desayuno para los dos.

Graham se frotó los ojos sin protestar.

-¿Cómo te sientes?

-Algo mareado. Me duele la cabeza...y todo el cuerpo.

-Te hará bien un café cargado...Ahora, vamos. Vuelve al cuarto.

-¿Por qué estoy desnudo?- inquirió y a Alex le pareció percibir un tono seco en su voz.

"¿Qué demonios es esto?" se preguntó, confuso. "Sale, se embriaga hasta perder el sentido, se hace joder por cualquiera y luego me pregunta a mí, con ese aire de sospecha, por qué está desnudo. ¿Acaso cree que ocurrió algo entre nosotros? ¿Que me aproveché de él? Claro, que se lo tire un fulano sin nombre al que jamás verá otra vez es una cosa...Que lo haga yo, su compañero al que verá a diario...eso sería alta traición hacia Damon", razonó a centímetros del enojo.

-Tu ropa apestaba. Tú apestabas.- dijo Alex escogiendo las palabras que más mortificarían la devoción de Graham por la limpieza- Creí que sería mejor quitártela y darte un baño para que no te vieses así al despertar. Tal vez fui demasiado lejos...Perdóname, si te pareció invasivo...

Iba a seguir hablando pero fue interrumpido.

-Gracias, Alex- respondió, con una sonrisa leve. Franqueó los dos pasos que los separaban y plantó un beso agradecido en la clavícula de Alex, él único sitio al que podía llegar cuando la alta figura del bajista se erguía en toda su extensión. Dio la vuelta para regresar al cuarto, tal y como se le había pedido, mientras Alex lo miraba irse, desarmado y olvidando la rabia que había sentido segundos atrás.

-¡Puse tu ropa en la lavadora!- gritó- Pronto estará seca. Toma lo que quieras de mi armario.

Cuando Alex se asomó a la habitación, bandeja en mano, vio a Graham de espaldas, terminando de abrocharse una camisa blanca que había tomado prestada y que a instancias de la diferencia de altura entre los dos lo cubría cómodamente hasta la mitad de los muslos.

Sabía que Graham tenía poca disposición al exhibicionismo y por lo mismo, sabía que lo correcto era retroceder, apartar la mirada al menos. Pero no pudo hacerlo. Algo lo detuvo allí, acechando con la vista hasta que su amigo terminó de cubrirse para luego volver a la cama. Le agradaba contemplar la pálida y casi resplandeciente blancura de su piel, su delicado talle que la holgada camisa apenas dejaba revelar. Observarlo sin ser visto a su vez le trajo una sensación punzante en la ingle que lo obligó, por el bien de todos, a bajar la mirada.

Entró en la habitación y sentándose él también sobre la cama, colocó la bandeja entre los dos.

-Cuánta comida- murmuró Graham que, como siempre, tenía poco apetito.

-No te rescaté de ese antro mugriento para ofrecerte sólo un café- dijo Alex.

Graham bajó la vista avergonzado y Alex pensó que quizá había sido demasiado directo.

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