LYDIA TOMÓ A MITCH por debajo de los brazos e intentó arrastrarlo hasta su auto, haciendo lo posible para tomarlo de algún lugar que no le duela. Lo cierto es que no encontró ninguno, así que simplemente le pidió que aguante el corto trayecto que harían hasta su vehículo.Considerando que las intenciones de la chica parecían ser buenas, a Mitch le hubiese gustado poder colaborar, pero su cuerpo simplemente no respondía. Sentía que cada vez se desvanecía más y perdía gradualmente el conocimiento.
Ya en la puerta trasera de su auto, Lydia llevó una mano a su frente preguntándose como lo metería dentro. Pesaba como una tonelada para ella. Entonces se le ocurrió rodear el vehículo, abrir la puerta contraria e intentar arrastrarlo hacia adentro del auto desde adentro. Volvió a tomarlo por debajo de los brazos y usó toda la fuerza existente en su cuerpo para levantarlo y acomodarlo donde debía. Los quejidos de dolor no tardaron en salir de la boca de Mitch.
—Oh por Dios lo siento tanto —soltó ella con desesperación, sabiendo que no había otra manera de hacer el trabajo.
Cuando finalmente logró adentrarlo en el coche, se quitó su saco y lo dobló, ubicándolo debajo de su cabeza para que esté cómodo. Se sentó al volante y manejó hasta la pequeña cabaña que rentaba en su estadía en Asia.
Bajarlo del vehículo fue otro calvario para ambos, pero Lydia de alguna manera se las arregló. Al entrar a su departamento, actuó casi sin pensar lo que estaba haciendo, pero con su característico profesionalismo. Lo llevó hasta el baño a pesar de que a este punto el muchacho se encontraba inconsciente. Graduó la temperatura del agua y lo sentó dentro de la bañera con toda su ropa. El agua se tiñó de rojo en el instante y Lydia se dio cuenta de que había más sangre en el de la que había creído. Lo recostó levemente sobre la pared y sus manos temblorosas comenzaron a enjuagar el líquido rojo de su rostro con delicadeza, mientras algunas gotas de agua la alcanzaban a ella también.
Con muchísimo cuidado e intentando hacer movimientos lentos y suaves que no lo lastimen más, deslizó sus jeans completamente rasgados por sus piernas y luego quitó su remera.
Todas las veces que había desvestido a un hombre en la bañera habían sido totalmente diferentes.
La pelirroja quedó completamente impresionada por las miles de cicatrices en el torso del chico. Algunas eran de balas, otras parecían ser de armas blancas y otras no tenía idea de qué. Tenía moretones gigantescos que parecían recientes y Lydia no pudo evitar sentirse mal por él y por todo el sufrimiento que de seguro habría pasado.
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I THINK I LOVE HIM, mitch rapp. ✓
Fiksi Penggemarᴄᴏᴍᴘʟᴇᴛᴀ Lydia Martin daba todo por salvar una vida. Era su vocación. Una pasión indiscutible por su trabajo como doctora y un buen corazón eran las cosas que más la caracterizaban; pero normalmente la gente buena debe enfrentarse a situaciones difí...