DIECIOCHO

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SEMANA 15

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SEMANA 15












SI. Sí era una locura. Claro que era una locura, desde el momento en el que arrastró a Mitch hasta su cama luego de encontrarlo herido de muerte lo fue. Pero no por eso Lydia iba a dejar de lado sus sentimientos, o ignorar los profundos deseos que tenía.

Todas las advertencias de su mejor amiga las ignoró. Las palabras con buenas intenciones las silenció. Las opiniones que no coincidían con las de ella no las escuchó. Jamás aceptó la ayuda de Allison, tampoco la de Thomas, ni mucho menos dejó que impidan algo. Sabía lo que estaba haciendo y sabía por qué lo hacía. Dejar ir a Mitch Rapp hubiese sido cómo salir de una adicción profunda y no estaba lista para hacerlo.

Estar con él se sentía terriblemente bien. Era la mezcla de saber que era algo inmoral con la idea de que el hombre era el fuego en persona. Era pasional y adictivo, y podía encenderla sólo con mirarla. Era dulce y amargo a la vez en las cantidades justas que ella requería. Su cuerpo temblaría si él le hiciese falta porque necesitaba esa chispa de riesgo y lujuria que él le agregaba a su vida.

Podía decir con seguridad que quería estar con Mitch, y sólo de dos cosas había estado tan segura alguna vez en su vida: de que quería ser una doctora y salvar cuantas vidas sea posible, y de que amaba a Mitch Rapp con toda la fuerza que tenía en su cuerpo.

Podía ver en los ojos de él la batalla que tenían sus sentimientos contra su sentido de la razón. Cada vez que la miraba la veía preocupado y al mismo tiempo completamente aliviado de que haya elegido estar con él. Su mente iba y venía entre pensar que la estaba poniendo en peligro y en que la quería a su lado a pesar de cualquier riesgo, pero hubiese sido terriblemente difícil para él separarse de la única persona que lo había logrado sacar adelante y no estaba seguro de si hubiese podido soportarlo.

    La fugaz visita de Colton había cambiado absolutamente todo.

    Todo.

    La vida de Lydia era irreconocible, y jamás hubiese imaginado que sus decisiones la llevarían a ser lo que era hoy: una fugitiva. Quedarse en su casa no era una opción para ninguno de los dos: Mitch ya no podía soportar la espera, estaba volviéndolo loco. Él jamás había sido una persona paciente, y el hecho de estar en constante conocimiento de que algo terrible estaba por pasar no lo había dejado dormir bien desde el día en el que se dio cuenta de que nunca querría alejarse de Lydia. Ella, por el otro lado, también debía huir. No habia manera de que pueda afrontar un interrogatorio ella sola y salir ilesa. No sabía mentir y cada vez que lo intentaba su propio cuerpo la delataba. Mitch lo sabía, y esa fue la razón que termino por convencerlo. Todo eso, sumado a la presión de ser interrogada por la CIA y a la posibilidad de que la lastimen para sacarle información, le dijo que debía alejarse de ellos lo más rápido posible.

I THINK I LOVE HIM,     mitch rapp.   ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora