DIECISÉIS

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SEMANA 12

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SEMANA 12













MITCH DESPERTÓ a su lado, con la cabeza enterrada en su pecho y su cuerpo enredado entre sus piernas. No se dio cuenta con la fuerza con la que estaba abrazándola por la cintura hasta que se movió levemente hacia el costado por miedo a haber estado aplastándola. La había pegado a él como si no quisiera soltarla nunca, como si no quisiera irse por nada en el mundo y como si no pudiese obtener suficiente de ella.

    Era irónico. Se sentía protegido y seguro entre sus brazos. Él, el asesino más buscado había encontrado un lugar en el que podía sentirse a salvo. No, un lugar no, una persona. Una persona que lograba que su mente no pueda alcanzar esos lugares oscuros que lo atormentaban diariamente. Pero al mismo tiempo, la abrazaba con fuerza hasta dormido, sabiendo que ella era la que debía ser protegida. Ella era quien valía la pena.

    Dibujó pequeños espirales con la yema de sus dedos en la piel de su espalda desnuda y alzó la cabeza para verla dormir. Por un momento, se sintió culpable de haberla abrazado tan intensamente toda la noche y se preguntó si habría dormido bien. Pero la pelirroja transmitía esa sensación de paz intocable con su rostro, sus labios curvados en una pequeña sonrisa como si estuviese disfrutando de tenerlo tan cerca.

    No creía haber visto jamás a alguien que duerma tanto.

    Corrió unos mechones de su pelo de su rostro y la admiró un largo tiempo, incorporándose en la cama y apoyando su cabeza en su mano para poder verla mejor. Intentó ser lo más sigiloso posible, pero ella comenzó a despertarse.

    Para Lydia, abrir los ojos y ver el rostro de Mitch se sentía como tocar el cielo con las manos, especialmente cuando se permitía transmitir cosas con su mirada o sus acciones. Si algo había aprendido, es que era una persona cambiante. Algunos días se despertaba tan hundida en su pecho que le costaba descifrar donde terminaba su cuerpo y empezaba el de él, como si él tratara de cubrirla lo más posible con su abrazo. Pero otras mañanas, a penas obtenía un buenos días y una sonrisa leve e indescifrable.

    Así de complejo e imposible era el hombre del que se había enamorado.

    Era su primer día de vacaciones. Las había estado ansiando durante meses, las necesitaba. Quería pasar días enteros echada en el sofá viendo alguna serie que llame la atención o despertarse tan tarde que no distinga la diferencia entre el almuerzo y el desayuno, pero con Mitch y ahora Thomas en el comedor de su casa, el plan de quedarse en pantuflas y pijama durante todo el día parecía estar bastante lejos.

    El joven aprendiz llegaba temprano en la mañana y se iba tarde por la noche. Pasaba el día investigando, utilizando la señal wifi de la casa de Lydia para poder averiguar más y más sobre la red de mafia que intentaba desmantelar. La sala de estar de su casa parecía haberse convertido en una estación policial. Había papeles de diario pegados en las paredes, fotos, textos e hilos de diferentes colores que parecían contar una historia.

I THINK I LOVE HIM,     mitch rapp.   ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora