capítulo 3

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La mente de Armin sufría un desgaste emocional. Según los síntomas padece una "decepción amorosa" y Mikasa, como toda buena mujer e intuitiva por naturaleza, notó esos sutiles cambios en su persona. Ya varias veces le había insinuado a espaldas de Eren sobre su sospecha de estar enamorado, cosa que negó una y otra vez, ¿la razón?

Hasta ese momento no creía estarlo.

...

..

.

Una par de hombres se encontraban en la difícil tarea de "espionaje" frente a un plantel educativo.

— Así te la pasabas? —cuestionó uno de ellos.

—No .

-Cuéntame, prometo no decirle a Hanji -insistió.

-No lo hacía -le miró con irritación-. Conseguí el horario de Eren, no preguntes cómo.

El rubio hombre miró mal a su amigo, probablemente coqueteó con alguna de las jovencitas y por su estatura y complexión nadie sospecho de él.

Vieron a jóvenes salir del recinto y a otros tantos entrar hasta que en su campo visual aparecieron unas cabelleras rubia y castaña.

Se encontraban platicando amenamente, ajenos a su escrutinio, acompañados de la mujer de bufanda roja.

—¿Por qué el enano y el rubio cejas raras están ahí? Sean discretos cuando volteen.

Los jóvenes giraron rápidamente hacia donde Mikasa apuntó sin ninguna clase de vergüenza y vieron a ambos hombres esconderse tras la pared de la esquina. La chica negó por lo nada discretos que resultaron ser.

Nada mas les faltaba hablares e invitarlos a ir por un café.

—Quizá quieren vengarse por haberlo golpeado.

—Sí fuera así, no estarían escondidos, Eren.

—No vaya a ser el diablo, mejor huyamos discretamente ahora que están ocupados.

Armin les dirigió una mirada apagada antes de irse.

Los hombres estaban ocupados, bastante ocupados.

-Estúpido Smith, por tu culpa nos van a descubrir. Esto nunca me pasó a mi.

-No eres lo suficientemente guapos, entonces.

Levi gruñó como respuesta, viendo al montón de chiquillas amontonadas al rededor del rubio.

-¿Y eres de por aquí? -preguntó una de las mocosas promiscuas, estrujando "inocentemente" su falda del uniforme para levantarla y enseñar un poco más de si.

Que osadía; pensó con repugnancia el más bajo.

-No —negó Erwin, alejándose lo más posible.

-¿Cuál es tu nombre?

-¿Tiene novia?

-¡Salgamos juntos!

Fueron algunos de las pocas cosas que alcanzó a escuchar por tantos gritos que daban.

-Lo siento, señoritas. Pero alguien ya ocupa mi corazón -las rechazó amablemente.

Las estudiantes suspiraron derrotados y luego dirigieron toda su atención a Levi.

-¿Y tú? ¡También eres muy guapo! -corearon mirándole de arriba hacia abajo.

A pesar de ser un poco bajito (pensaban), tenía ese aire de chico malo que les atraía.

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