Querer es poder

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Note:

Miren, no les voy a mentir... soy una persona que trabaja mucho en las relaciones interpersonales de sus personajes, me gusta crear escenas, adentrarme en cosas cotidianas; así que sí solo vienen a leer sexo de una vez les digo que SIGAN LEYENDO HOY TOCA.

Jesús les vigila.

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Al final del semestre Erwin tenía su propio consultorio y se encontraba trabajando por las mañanas en una clínica. Parecía ir todo bien, pues controlaba su horario la mayor parte del tiempo. A diferencia que había gente que tenía la brillante idea de consultar vía mensaje de texto a la 1 de la mañana.

No le molestaba, había pacientes con ataque de ansiedad recurrentes, lo que si le parecía una falta de respeto a su persona eran los audios de gente borracha diciéndole que le iban a marcar a sus ex.

En fin, Armin era más desinhibido respecto a su relación y como ambos eran reservados —no como Levi— acordaron ser lo más discretos posibles. Seguía insistiendo en la parte sexual, como poseso, pero había estado tan ocupado y tenía poco tiempo controlando su horario que no habían avanzado mucho.

Esa noche esperaba (rogaba) por mediar ese aspecto antes de arrancarse el pene a pajas después de ver a Armin.

Tras meditarlo por horas después de controlar sus deseos, se dijo que sí Arlert daba su pleno consentimiento no tenía que ser algo malo. Había estado incitando al encuentro o más bien, saciaba su lujuria con besos húmedos y caricias prolongadas pero tampoco pensó mucho en cómo se sentía Armin.

Se reprochó infinidad de veces el qué su pareja haya tenido esa mala idea, pero lo iba a remediar; poco a poco, con mucho cariño y paciencia.

Miró su reloj para verificar que iba bien de tiempo.

Verían una película e irían a cenar una hamburguesa. Al parecer fue la recomendación de alguno de sus amigos, no era su idea de cita romántica y perfecta, pero sea donde estén los dos le parecía suficiente.

El cine estaba repleto, ahora estaba asustado porque no compró el boleto en la aplicación porque creyó que por ser lunes...

De pronto recordó que era puente escolar.
Su rostro de descompuso en una mueca angustiada pero recobró la compostura para llegar a la fila y no asustar a nadie. Sus temores ya eran pesadillas cuando le dijeron que no había boletos para la función. »No era el fin del mundo«, se dijo.
No había boletos para ninguna función de las siete y ahora estaba todo mal.
Armin llegó solo para escuchar quejas del despistado y fornido rubio, considerando lo meticuloso y planificador que era le pareció gracioso e incluso un poco lindo.

—No importa —dijo Armin todavía sonriendo ante la mirada consternada de Erwin—. Podemos ir por la hamburguesa.
No todo estaba del todo perdido.

"GRAN HAMBURGUESA" decía cerrado los lunes y todo parecía ir de mal en peor para Erwin.

Armin estaba sonriendo viendo en apuros al pobre hombre que intentaba ocultar su vergüenza sin mucho éxito mientras él seguía repitiendo que no importaba.

—Conozco un sitio de comida china —dijo Arlert pero Erwin ya estaba negando.

—Tengo algo en mente.

El supermercado no era el sitio más romántico del mundo, se dijo Armin cuando llegaron. Aunque tampoco lo era cenar hamburguesa.

Erwin metió al carrito de las compras de todo un poco, verduras, carne, pescado y hasta le pareció ver yogurt dentro. Armin iba detrás de su novio hasta que Smith le miró interrogante.

—¿Eres alérgico a algo en específico? —preguntó seriamente mientras sostenía las fresas congeladas intrigado en escoger la mejor.

—A nada que yo sepa.

—Perfecto. ¿Quieres alguna botana? —Armin negó—. Bueno, vamos a la caja.

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Con Erwin en la cocina y él escogiendo la película de entre el catálogo de Netflix. Se preguntaba solitario sí ese sería el día. Smith se desplazaba muy bien, tal vez todos esos años viviendo solo eran un especie de entrenamiento para el futuro.

Le daba la espalda, con su camisa azul arremangada hasta los codos para no ensuciarse y un mandil de un azul un tono más oscuro. Era el hombre perfecto, según su parecer.

Se acercó no muy consciente, guiado por el instinto de asalto y abrazó sorprendiendo al fornido rubio.

—¿Armin? —preguntó curioso—. Puedes poner los platos, ya casi termino.

Pero el agarre se hizo más firme y Smith entendió lo que pasaba. Bueno por eso se ocupó en la cocina, para no pensar cosas innecesarias antes de tiempo. Apagó la estufa y tomó las manos del rubio menor para apartarlas.

Dejó el mandil a un lado y alzó a Armin sobre su hombro.

—¡Hey! —Se quejó Armin.

—Vamos al cuarto.

Y la comida comenzó a enfriarse.
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Aunque Armin se resistió al principio a su tacto, poco a poco se fue acostumbrando. Los suaves besos que fue repartiendo Erwin en sus hombros hasta alcanzar sus labios le hicieron estremecer y lanzar gemidos incitantes.

Erwin sentía su miembro dar tirones atrapado en el pantalón. No quería presionar a Armin, pero necesitaba un poco de ayuda ahí abajo.

—Quiero que hagas algo por mi —dijo entonces suavemente el oído del Armin que asintió con desconcierto.

—¿Es algo malo?

La inocencia es sus palabras dada la situación le enterneció, pero eso no era lo que buscaba ni la reacción que esperaba.
Más que responder, guio su mano al lugar indicado. Armin respingó pero apretó su duro miembro haciéndole suspirar satisfecho. No pasó mucho antes de que entendiese lo que quería y liberó al rosado falo. Pudo ver qué ahogó una exclamación de sorpresa al ver liberado semejante...

—¿Quieres tocar?

Armin aún embobado asintió, dejó el regazo de su novio pero no fueron sus manos las que llegaron, pero si su boca. Erwin le iba a detener pero Armin ya estaba lamiendo la punta.

—No tienes que... —lo que iba a decir murió cuando un jadeo de Arlert lo interrumpió.

Parecía muy ocupado averiguando donde chupar. Lamió desde la base hasta la punta, parecía muy satisfecho al sentir a Erwin estremecer ante su toque. Sabía que no era muy hábil y todo lo aprendió viendo vídeos sexuales, así que al ver la mirada complacida de Erwin agradeció la curiosidad de saber que hacer el día en el que se presentara su momento.

Smith tal vez tenía otros planes porque detuvo su faena.

—Me voy a venir de tan solo verte —dijo sonriendo haciéndole sonrojar pero asintió con la punta del pene en su boca. Erwin sintió otro tirón y lo apartó antes de terminar por lo caliente y húmedo que le aprisionaba.

La idea de sentir la sumisión de Armin en el acto era satisfactorio y saberle puro e incorruptible le fascinaba.

Dejó un momento la cama ante la mirada inquieta de Armin, creía que había hecho algo mal pero el otro solo alcanzó los condones y una botellita de líquido transparente de un cajón. No podía apartar la mirada del bulto entre sus piernas que se erguía sin pudor. Le vio despojarse de la playera y quitarse los pantalones con destreza, dejando a la vista sus bíceps de los que tanto hablaban en la facultad.

Él ya estaba desnudo solo esperando cualquier movimiento.

Desvío la vista en cuanto Erwin le atrapó observándole sin empacho.

—Date la vuelta —pidió Erwin.

Armin inseguro lo hizo, no sabía exactamente dónde es que debía poner partes de su cuerpo hasta que sintió las manos tibias de Erwin en su espalda. Le guió boca abajo y besó suavemente sus hombros.

Arlert se sentía un manojo de nervios, temblando ante lo que se avecinaba.
»Dime sí te duele«, Erwin le susurró y Armin apretó los ojos esperando cualquier cosa.

Armin esperaba una intromisión, pero llegó una suave caricia en sus glúteos que le hizo soltar un gemido de sorpresa, un dedo frío frotó con cuidado su entrada, haciendo círculos que le hacían sentir escalofríos placenteros. Se relajó al instante. "Por supuesto que Erwin no sería brusco", se dijo aliviado.

Uno que otro vídeo que había visto era tan traumante. Hasta los relatos eróticos donde "la puntita" era tremendo desgarro anal que tuvo miedo, pero quería sentir la experiencia con Erwin, no importaba como fuera; se había repetido un montón de veces que hacerlo era la prueba de entrega máxima.

El dedo que solo estaba acariciando entró y Armin respingó, Erwin acariciaba su muslo interno para distraerlo y tomó su miembro semi erecto con la mano libre para que se relajara.

—Espera —murmuró entre dientes Armin. Boca abajo como estaba y con el culo al aire se estaba incomodando—. Q—quiero verte.

Erwin sonrió.

—Un poco más, espera un poco más —Pidió aumentando la velocidad de su mano en el rosado pene que ya estaba completamente despierto.

Armin asintió, miró solo un poco hacia atrás, vio a Erwin concentrado y vino después otro dedo. Dio un grito de sorpresa volviendo su vista al frente, ya no fue tan incómodo y no sentía dolor porque su pene estaba siendo estimulado. Era una mezcla entre placer, incomodidad y expectativa.

Un suave mordisco en su nalga lo volvió a tomar por sorpresa, contrajo su entrada y sintió un tirón en su pene. Se arqueó en cuanto Erwin lo estimuló y su eyaculación terminó sobre la mano contraría, se avergonzó al mismo tiempo que su cuerpo caía a un lado exhausto por la sensación.

El peso de Erwin de pronto se encontraba sobre su cuerpo, no todo. Le repartió suaves besos en la cara y acariciaba su espalda. El bulto entre sus piernas no lo veía, pero lo sentía en su costado. Firme, muy firme al parecer. No como el suyo. Seguía con los ojos cerrados disfrutando su orgasmo y agradecía que Smith no le apresurara.

—Creo que fue mucho para este cuerpo virgen —Dijo Armin y Erwin se carcajeó ante el comentario.

—Mi plan nunca fue llegar hasta el final —Atrajo a Armin en un abrazo con su miembro entre ambos—. Quiero que tomes confianza de a poco. Te deseo, no quiero que pienses lo contrario, pero también voy a respetar tu ritmo porque te amo.

—Puedo continuar, ¿sabes? —Dijo frustrado, entendía el punto—. Romperme como te guste.

Erwin miró a Armin, tal vez no estaba muy concentrado porque mantenía los ojos cerrados, exhausto. Lo tomó como calentura por su bien mental.

—¿Qué te parece cenar primero?

—No suena mal —Las tripas les rugieron por clemencia.

Erwin le dio un ultimo beso en la frente para abandonar la cama. Armin le siguió con la mirada y se sintió mal al ver que él seguía bastante erecto.

—Vendré por ti en un momento —aseguró Erwin sonriente.

Armin cabeceó lánguido y Erwin abandonó el cuarto.

Bueno, al menos sabía que a su novio le gustaba porque esa tremenda erección era por él y aún no se le bajaba.

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NOTAS:
¿AH, QUÉ DIJERON?

*SE VA TRAS UNA BOMBA DE HUMO*








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