Capítulo 7

1.9K 212 117
                                    

Erwin estaba satisfecho al saber que Armin se sentía tan cómodo que hasta se paseaba en calzoncillos por la estancia, para cuando el pequeño rubio se dio cuenta de la presencia del mayor, sólo atinó a balbucear cosas sin sentido como que hacia mucho calor y regresó al cuarto improvisado que era el despacho.

Smith atesorará el recuerdo del tenue sonrojo bastante adorable de Armin y su ropa interior de un llamativo panda sonriente.

Estaban creando maravillosos recuerdos juntos.

.

.

.

—Que enfermo —musitó Levi mientras le daba una mordida a su sandwich—. Acosador de infantes.

—Te recuerdo que pronto cumplirá la mayoría de edad y está viviendo en mi casa. No soy un —la palabra le causaba algo de vergüenza. Aunque admite que pudo haberle advertido de su presencia y no lo hizo—, eso.

—A mi me parece una hermosa historia de amor —confesó Hanji, robándole la comida a un despistado Levi, para cuando el hombre reaccionó ante el ultraje, golpeó a la mujer en la cabeza. Zoe se quejó en silencio—. Pronto terminaran como una película porno gay.

—Déjate de estupideces, ese niño tiene sus propias ideas —Levi hace gala una vez más de su empatía.

—¿Y tú que sabes de eso? —cuestionó Hanji con curiosidad.

—Yo vivo con Eren, ambos son amigos y se llaman frecuentemente —rezongó, dando un gruñido y otro mordisco a su comida—. Tanto así que olvidó hacer el almuerzo.

—Ya decía yo, viéndote comer la porquería de esta tienda.

—Sabe mejor que tu comida. ¿A eso llamas alimento? —apuntó a un plástico con algo morado dentro—. Creo que tiene vida propia, es una asquerosidad.

Smith aun sigue preguntándose por qué sigue siendo amigos de ellos sí nunca escuchan sus quejas. Necesitaba desahogarse, o algo así.

—¿Seguirás ofendiendo mi buen gusto? O apoyaremos a nuestro amigo.

Ah. Por fin algo de atención.

—Zoe…

—Deberían besarse y dejar la tensión sexual de lado.

Ella seguía pensando en una estúpida porno gay.

—¿Saben? Creo que tienen razón.

Levi y Hani le miraron como si le hubiera salido una cabeza extra.

—No lo hagas… —regañó (por una vez en su vida) Levi.

—A ti te funcionó con Eren.

—Ese mocoso es masoquista, a la fuerza le gusta todo. Ese niñito rubio funciona diferente.

—Pero es el mismo principio. No lo forzare, sólo…

—Mierda. Dices mierda —se tapó los oídos. Ahí venia otra vez con su psicología que nadie entiende—. Sé romántico y esas cosas o regale un libro con una cartita dentro. Yo que sé, pero no me imites.

—No te imito —se ofendió—. Trato de…

—Calla —Zoe puso un dedo sobre sus labios. Pareciera que nadie le iba a escuchar ese día—. Sé lo que tratas de decir. Te ayudaré.

Smith sigue preguntándose por qué siguen siendo amigos.

.

.

.

Eren estaba molesto, pateaba el balón con fuerza y éste rebotaba contra la pared para regresar a donde el castaño.

—Lo siento…

Estaban en la cancha de la escuela, ambos hacían tiempo antes de regresar a sus casas. Seguramente Levi ya estaba molesto y no tardaría en ir por él.

—¡No es tu culpa! —Y volvió a patear el balón. Encaró a Armin con una mueca disgustada—. ¡Es de ese rubio cejas locas!

—Hablando de esa manera, entonces es de mis padres, Eren.

—N-ngh —la pelota lo golpeó cuando se distrajo. Le dolió, que horrible sensación. Se le escaparon algunas lágrimas, pero era macho, los machos no lloran—. N-o es tampoco su culpa…

Armin suspiró y se acercó a Eren. Le consoló (varonilmente) con suaves palmadas sobre su espalda, mientras el castaño luchaba por no hipar.

Levi miró la escena detrás de la reja que salvaguardaba la integridad de los espectadores, en este caso, salvaguardaba la de ese rubio.

—Creo que no es lo que parece…

—¿Tu crees? Míralo, Erwin, parece uke sin consuelo.

—Estas siendo un exagerado —aunque en el fondo sentía los mismos celos, pero el extremista era otro—. Acerquémonos y…

—¡Eren! —llamó su atención. El nombrado giró pare verle y sonrió con esa cara llorosa que tanto le ponía loco.

Smith miró a su amigo, estaba apretando fuertemente la reja.

Eren se despidió del pequeño rubio y arrastró a Levi con él. Supone que salvó a un inocente de la masacre.

Armin llegó a su lado y le sonrió, sospechando que estaba ahí por la misma razón que el sujeto bajito. Aunque Levi iba por su novio y Smith por su protegido temporal.

—¿Qué pasó?

—Es un poco despistado.

Se dio cuenta de lo que hablaba cuando vio un balón debajo de su brazo. Ah, se golpeó.

Con un suave asentimiento, el rubio menor dio algunos pasos para irse, cuando la voz algo grave de Smith le detuvo.

—Armin.

—¿Si?

Eran unos labios suaves que contrarrestaban con el aspecto fornido, aunque elegante de Erwin.

Sintió la suavidad un poco húmeda sobre su frente.

Y estaba ahí, los dos parados sobre el pasto que rodeaba la cancha de tenis. No sentía la brisa del día, sólo la cercanía del cuerpo del mayor. Era como sí hubiese dejado de respirar solo para guardar la sensación del momento.

Era prácticamente lo mismo que hizo Levi en su momento con Jaeger, con la diferencia que él estaba siendo suave.

—No te di la bienvenida realmente —dijo, separándose un poco del menor—. Bienvenido de nuevo.

Nunca se había sentido tan en casa como en ese momento, pero…

Erwin sonrió victorioso cuando apreció un tenue sonrojo del menor, con todo el auto control del mundo se dio la media vuelta para que Armin le sugiera.

—¿Por qué lo hizo? —acusó. Smith le miró sorprendido por la voz resentida que utilizó el menor—. ¿Acaso cree qué puede jugar así conmigo? ¡Ya no soy el adolescente llorica de antes!

—No pienso que seas…

—No vuelva a tocarme de nuevo. ¿Escuchó?

Asintió tenuemente. Armin frunció las cejas y le pasó de largo dando fuertes pisadas.

El eco de los pasos alejándose era como balas directo a su orgullo.

Sonrió cuando la cabellera de Armin se perdió por las gradas; no era una sonrisa de derrota. Era una de esas que haces cuando sabes que será satisfactoria la victoria.

Porque Armin Arlert valía cada una de esas balas.

Porque Armin se fue lleno de dignidad…

… pero seguía totalmente sonrojado.

.

.

.

CuriosidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora