Cada vez más cerca

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Eren mira con disgusto a Erwin quien se encuentra sentado tratando de comer en paz.

—Eren, ya basta —Dice Armin avergonzado, parece visita a los suegros.

—Quiero saber una cosa —Ignora a su amigo. Cuándo Levi decidió por su cuenta invitar al cejudo ese (no agraviando a su persona) ya debían saber como iba a portarse o al menos, intuido—. ¿Son felices?

Tampoco era un ogro o algo así, solo quería lo mejor para Armin. Ya había escuchado la versión de su amigo y eso era lo que importaba.

Ambos rubios se miraron con una sonrisa en el rostro. Eren fingió toser porque casi les sale corazones de fondo.

—Por supuesto —Erwin toma la mano de Armin que se encuentra en la mesa y vuelven a sonreírse.

Levi mira impasible la escena, él también suele ser así de meloso con su pareja, pero están en su casa y nadie puede estar más feliz en su casa que él.

—Pues tienen mi bendición.

—No la necesitábamos, Eren, pero supongo que gracias.

—Terminen la comida que los niños de África se mueren de hambre, no quiero rastro alguno de migajas —Levi quiere dejar por zanjado el asunto.

Al menos podrían estar tranquilos después de tanto tiempo.

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Sus padres habían apoyado todas y cada una de las decisiones en su vida porque lo creían perfectamente capaz, aún cuando les pidió hacer cita con el psicólogo no dudaron. Sí Armin quería hablar de sus problemas con un experto antes que con ellos era viable. Aún así le hicieron saber que estaban ahí para él, y eso Armin agradecía.

Ahora se encontraba nervioso ideando una forma de plantearles su orientación sexual, que al menos cree sospechan por la cercanía tan profunda que tuvo con Reiner.

—Soy gay —Su madre estaba lavando los platos cuando “informó” el tema. No creía que fuera la manera, pero estaba ocupada así que si la mantenía el doble de ocupada tratando de procesarlo iba a minimizarlo. Según él, claro está.

—Hijo… Vaya, yo —Y se sentó en una de las sillas altas del desayunador con un plato en la mano tratando de darse aire—. Supongo que no tendré nietos.

Su madre era de esas personas que se creen rebeldes atemporales y apoyaba sentada viendo la televisión causas y marchas. Siente que con ella no habrá problema, de todas formas como plan b ya encontró un trabajo de medio tiempo.

—Mamá, lo siento —Toma lugar junto a ella y le quita el plato para enlazar sus manos.

—¿Por qué te disculpas? —Susurra, viendo los ojos azules de su primogénito, tratando de no pensar en los nietos—. Tú eres así. Cómo yo soy como soy. No me pidas perdón por algo que es normal para ti, te sigo queriendo y eres mi hijo.

Ambos se abrazan. Armin siente cálido el interior y un peso que no sabía que cargaba desaparecer poco a poco.

—Papá… —Él era como su madre, pero temía una reacción diferente. Después de todo era su hijo quien le confesaba sentimientos por otro hombre.

—Vayamos lento, ¿si? —Besa sus mejillas como niño pequeño porque siente la necesidad de volver al pasado, no cree que se haya equivocado en su crianza pero si necesita algo de aire respecto a eso.
Sabía lo capaz que era su hijo y sus preferencias no eran un impedimento para nada, después de todo es inteligente, tiene una beca y hace todo sin preocuparles. Su hijo era independiente y eso era lo que toda madre esperaba en alguna medida.

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⏰ Última actualización: Oct 01, 2019 ⏰

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