Forgive me, I love you [NU'EST] 《JRen》

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Minki disfrutaba de su precioso tiempo a solas, la señora Kim había salido a su desayuno de los viernes con las mujeres del club y Jonghyun tenía un compromiso en la universidad, había pedido que le llevaran el desayuno a su habitación mientras él seguía en pijama, un bonito y cómodo camisón de seda rosa. Había empezado a tomarle gusto a vestir ropa 'de mujer', en especial vestidos, eran muy frescos y cómodos, y hacían que sus piernas lucieran más largas.

Miraba tranquilamente su drama favorito cuando algunos pequeños golpes en su ventana llamaron su atención.

Colocándose la bata, bajó de su cama y sin correr las cortinas, abrió la puerta corrediza, Jonghyun lo esperaba del otro lado, sonriendo.

—¿Por qué estás aquí? —preguntó sorprendido de verlo en su terraza— ¿Cómo entraste? —la única forma de llegar ahí era atravesando la habitación... o trepando por el muro desde el jardín.

—Mi habitación está justo a lado, ¿recuerdas? —explicó Jonghyun—, salté de mi balcón hacia el tuyo.

Minki no pudo evitar reír al imaginar al chico haciendo malabares para cruzar, seguro había sido difícil para él.

—No hagas eso Jonghyun, es siniestro, ¿no podías simplemente caminar por el pasillo y tocar la puerta?

—¿No es romántico? —preguntó Jonghyun rascándose la nuca con genuina curiosidad— Quería sorprenderte —dijo.

—Bueno... lo hiciste, pero es raro, la próxima vez mejor toca la puerta o mándame un mensaje de texto.

Jonghyun asintió sonriendo, y Minki le sonrió de vuelta sin darse cuenta.

—¿Quieres pasar? —ofreció el dueño de la habitación, haciéndose a un lado para dejarlo entrar.

—Oh, no —respondió Jonghyun sonrojándose—, no me atrevería.

Minki se rió. 

¿Qué demonios estaba imaginando ese tonto?

—Ven —dijo, tomándole la mano y guiándolo hacia una de las mesas con sombrilla de la terraza—, siéntate.

—Gracias.

Jonghyun tomó asiento y tímidamente acercó su silla hacia Minki.

—Entonces, ¿a qué debo tu visita?

—Vine a invitarte a salir —habló Jonghyun, sin atreverse a mirarlo a los ojos—, no conoces la ciudad, ¿cierto? Podríamos ir mañana, te daré un recorrido.

Minki alzó una ceja ante la propuesta. Jonghyun no parecía del tipo que sale a menudo, y él de hecho conocía Seúl, tenía familia ahí, dudaba que Jonghyun pudiese mostrarle algún lugar interesante que no conociera ya, pero de todos modos aceptó, porque llevaba días encerrado en la residencia de los Kim y no tenía amigos en la ciudad para salir con ellos.

—¿Tienes auto? —preguntó, y el rostro de Jonghyun se iluminó con una sonrisa.

—Yo no, pero mi padre tiene varios... y la limo, puedes elegir el que quieras y le diré al chófer que lo preparé.

—¿Qué clase de niño rico no tiene su propia colección de autos deportivos? —bromeó Minki.

—Es que no sé conducir... —explicó Jonghyun rascando su cabeza.

—Entonces conduciré yo —dijo sonriendo.

El otro chico asintió emocionado. 

—Bueno... —habló Minki, rompiendo el incómodo silencio que había empezado a instalarse entre ellos—, así que, ¿Cómo es ella? —preguntó histriónico. 

—¿Eh? —Jonghyun lo miró confundido.

—La chica, tu verdadero amor —continuó Minki, cruzándose de brazos con un semblante serio—. Ya sabes, en los dramas, el chico rico siempre se enamora de la chica pobre, y luego llega la odiosa prometida a interponerse entre su amor; dime quién es ella de una vez, así puedo darle mi primera advertencia.

Jonghyun se rio, su risa inesperadamente infantil y adorable hizo a Minki sonreír.

—No existe —dijo mirándolo con solemnidad—. Tú eres la protagonista de este drama.

Minki se sonrojó ligeramente al escuchar sus palabras y desvió la mirada.

—Ugh que cursi —exclamó, fingiendo una mueca de asco, Jonghyun solo sonrió—. Entonces, no tienes una colección de autos deportivos, ni un amor imposible... —dijo Minki contando con los dedos.

—Ni mi madre es una bruja, ni soy la oveja negra de la familia —continuó Jonghyun, sonriendo divertido—, creo que he fallado como protagonista de un drama cliché.

—Ah que aburrido —Minki suspiró, llevándose una mano al pecho dramáticamente—, creo que tendré que buscar otro heredero más interesante para casarme.

Jonghyun palideció por un segundo y el otro se echó a reír.

—¡Estoy bromeando, hombre! —mencionó, dándole una fuerte palmada en la espalda mientras se reía.

—Eres una chica fuerte... —habló Jonghyun sobándose.

Nota mental: Controla mejor tu fuerza, no olvides que eres una "delicada" señorita. Pensó Minki.

—Esto... quería preguntarte desde antes... ¿Cómo debería dirigirme a ti? —preguntó Jonghyun.

—Aw, ¿quieres que empecemos a llamarnos por apodos cariñosos? —cuestionó Minki, sonriendo de lado. Y observó con diversión como el rostro de su prometido se volvía completamente rojo.

—No, no, no —dijo él, negando efusivamente con las manos—, es sólo-

—Ya que eres un par de meses mayor, te llamaré oppa, puedes llamarme nena... me gusta cómo suena.

Jonghyun se quedó sin palabras y Minki rió más fuerte que nunca, era demasiado divertido tomarle el pelo.

—¿Eso también fue una broma? —preguntó Jonghyun, después de verlo reír.

Minki asintió con la cabeza, riendo todavía.

—Somos de la misma edad, puedes llamarme por mi nombre cómodamente.

Jonghyun asintió levantándose, y le sonrió mientras se acomodaba innecesariamente la corbata, un poco avergonzado.

—También vine a decirte que hay alguien importante que quiero que conozcas —mencionó después de aclararse la garganta—, nos reuniremos junto al lago a las seis en punto para cenar.

Dicho esto, atravesó la terraza rumbo a su habitación dando largos e incómodos pasos y luego subió con dificultad a la barandilla perimetral. Había un espacio de un medio metro entre cada balcón, por lo que Jonghyun estiró una de sus piernas para pasar al otro lado, una maniobra bastante complicada con el ajustado traje que llevaba.

—¡Ahí estaré, oppa! —gritó Minki cuando lo vio aterrizar a salvo del otro lado.

Jonghyun se giró sorprendido y tropezó con sus propios pies cayendo sentado con un golpe sordo.

—¡Estoy bien! —dijo levantándose inmediatamente y luego se alejó corriendo y entró a su habitación.

Minki aguantó la risa por respeto, hasta que el chico estuvo fuera de su vista.

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