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Everything's right but...
Se quitó la máscara y la dejó caer a un lado, ahora le daba lo mismo, él ya lo había escuchado llorando, tampoco era como si pudiera ignorar su presencia y pretender que no estaba ahí, porque sabía que seguiría insistiendo hasta que algo sucediera.
Limpió sus lágrimas con el dorso de su mano y se levantó para abrir la puerta. Aún dudaba, pero una pequeña parte de él estaba seguro que lo único que quería en ese momento era que Copia lo abrazara y le dijera que todo iba a estar bien aunque no fuera así, aún había una buena probabilidad de que estuviera molesto y a punto de terminar con él o sólo era su mente yendo demasiado rápido.
—Fire, sólo quiero hablar ¿Bien? —Aquel insistió, con ese mismo tono de preocupación que le desagradaba, Fire puso su mano en el pomo de la puerta y mordió su labio, no sabía si eso lo hacía un jodido masoquista o algo por el estilo, las restricciones no eran su fuerte y ahora las estaba usando consigo mismo porque estaba demasiado abrumado como para pensar profundamente en lo que hacía— Lo siento, no quise aplazarlo.
Abrió después de un momento que se sintió como una eternidad, la primera vista que obtuvo frente a él fue a su amado golpeando el piso con su pie notoriamente impaciente y preocupado. Cerró sus ojos cuando sintió los labios del otro presionarse contra los suyos, necesitaba ese beso, lo ansiaba más de lo que le gustaría admitir.
—Me estuviste evitando. —Susurró contra sus labios cuando se separó, no quería, pero tenía que hacerlo— Si no quieres estar conmigo sólo dímelo ahora.
—Sé lo que dijo Water...—Respondió en voz baja, no quería alterar más a Fire, ya era suficiente con todo lo que le habían hecho— Tú sabes que te amo, no quiero irme, no tengo motivos para hacerlo.
Por un momento el más alto se quedó en silencio, observándolo fijamente, Copia sentía como si de alguna manera estuviera tratando de mirar dentro de su alma.
—Quédate conmigo entonces...—Salió más como una orden que como una petición, el cardenal simplemente asintió, no tenía problema para estar ahí.
Sus brazos encontraron su lugar en la cadera de Fire mientras volvía a besarlo, sólo quería tenerlo una vez más. Quería olvidarse de todo lo que habían pasado en los últimos días y relajarse junto a él por un momento. Era todo lo que pedía.
Everything's wrong
—Ah... Fire... —Gimió sintiéndolo moverse dentro, sus manos aún seguían agarradas fuertemente, como si no quisieran soltarse nunca.
Ni siquiera les importaba el ruido que pudieran llegar a hacer, ya tendrían tiempo después para dar una explicación, aunque no estaban muy seguros de querer darla, ni siquiera solían tener relaciones a menudo, así que no les estaban dando motivos para quejarse realmente.
En ese momento eran sólo ellos dos y nadie más, nada importaba lo suficiente ahora.
—Water dijo que ya no me amabas... —Copia abrió los ojos cuando escuchó al contrario hablar— Por un momento lo creí.
—¿Qué? —No entendía porqué lo decía ahora, pero definitivamente no quería seguir escuchando esa mierda ahora, odiaba a Water por utilizar sus pequeñas debilidades a su favor y así tratar de manipularlo— Ese maldito imbécil.
—No, él no...—Una risilla maliciosa salió de sus labios, el cardenal no pudo evitar sentirse celoso por eso, sabía lo que quería decir.
—Eres un idiota. —Golpeó suavemente su hombro, no le parecía gracioso escucharlo hablando de esa manera de su ex mientras tenían sexo, no le importaba en qué términos hubieran quedado, si fuera por él haría que Fire lo dejara de lado por completo— Deja de hablar de él.
Fire sólo río, las diferencias entre él y Water era demasiado obvias, ninguno de los dos se sentiría cómodo con lo que dijera el otro, el rencor seguía ahí.
El cardenal se sentó a horcajadas sobre él, pronto las maldiciones que salían de sus labios comenzaron a sentirse cada vez menos enojadas y suavizadas en murmullos, luego gimieron una vez más. Se podría decir que estaban cerca de un orgasmo ahora, había manejado la situación con tranquilidad y ambos ignoraron lo que dijeron. Fire empujó hacia él con más frecuencia y con más fuerza, haciendo que su compañero dejara salir un suspiro largo y pesado mientras se sumía en un pequeño espasmo inconsiente.
Copia respiró pesadamente mientras se inclinaba hacia delante y se quedaba encima de su amante unos minutos más, tratando de concentrarse mientras el sudor y el calor que se acumulaban durante el coito finalmente se encontraban con el frío aire exterior haciéndolo temblar.
—No es gracioso que hables de él.
—No es gracioso que te la pases evitándome...—El cardenal no dijo nada, no quería pelear con él, todo estaba bien ahora y admitía su error esperando que él hiciera lo mismo.
—Lo siento mucho...—Dijo en voz baja— Te amo, de verdad lo hago. —Susurró mientras se abrazaba al otro, si ponía atención podía escuchar el suave golpeteo de su corazón en su pecho, tan tranquilizante para él— No te quiero lejos de nuevo.
—Yo tampoco te quiero lejos, amor. —Ese apodo cariñoso sonaba lindo dentro de su cabeza y lo hizo sonreír— Pero si tú empiezas a alejarme no es como si pudiera hacer mucho ¿Verdad?
—Oh, cállate... lo arruinas. —No tenía intención de volver a hacer lo mismo, mucho menos ahora que todo se había vuelto tan difícil para ellos en el exterior— Estoy asustado aún.
Si algo había aprendido era que necesitaba ser sincero y decir aquello que le aquejaba antes de que comenzara a lastimarlos a ambos.
—Yo también. —Copia casi jadeó cuando sintió los dedos del contrario sujetar su cabello, enredándose en ellos como una manera de entreterse en algo mientras pensaba detenidamente en lo que decía y escuchaba— No me dijiste lo que dijo ella.
—Ella dijo que...—El sólo recordarlo lo ponía nervioso por lo mal que sonaba— Dijo que él quería hacer lo mismo con nosotros, ya sabes, sobre Mary y Omega.
Ambos sabían a qué se refería, no fue un secreto para nadie que Tercero se había metido en esa relación sólo porque sentía celos de que Mary estuviera tan feliz con el ghoul, había rechazado tantas veces a Omega y cuando finalmente lo perdió no supo cómo lidiar con su rechazo y terminó haciéndolo regresar a él casi por la fuerza, a veces Tercero podía llegar a ser demasiado indeseable.
—Es diferente.
—Quizá le gustas.
—¿Qué? —Estaba seguro de que no era así, él habría intentado hacer algún movimiento o algo mucho antes aunque fuera sólo para chantajearlo y mantenerlo a su lado— Por supuesto que no, sólo te odia, eso es todo.
