ACTO XI
El entrenamientoLuca no había dicho una sola palabra en todo el camino de regreso a la Fortaleza. Pablo estaba muy herido y
cansado como para haberse dado cuenta de eso. Llegaron y el joven sacerdote ayudó al ángel a caminar hacia la sala de enfermería. Al entrar se encontraron con el resto, cuando los hubo tenido a todos reunidos, mientras el personal curaba sus heridas, Luca se colocó en frente de ellos, y tratando de disimular el enojo que sentía, dijo en un tono algo alterado:
-Lo que hicieron es una irresponsabilidad. Salir así, sin entrenamiento, sin haber recobrado toda su memoria, y sin mi.- Cristina iba a hablar, pero Luca alzó su mano:-No he terminado.- Los tres ángeles tragaron con dificultad. Luca hablaba con mucha autoridad:-Creo que no son conscientes de la importancia de esta misión... sus cuerpos... deben tratar de recibir el menor daño posible... eso es porque no tendrán solo una batalla con estos demonios... sino cinco. Para eso estoy yo. El Ministro recibe el daño hecho a los ángeles... y reza en favor
de ellos. Yo soy un exorcista. Tengo la autoridad para expulsar todo lo que es maligno. ¿Entienden por qué no
pueden salir a luchar sin mi? Si en cada batalla pelearían solos... sus cuerpos estarían tan dañados que sería muy fácil matarlos. Recuerden que este es terreno de Lucifer. -Los tres jóvenes se miraban apenados entre sí,
Cristina se sentía muy mal por haber hecho enojar a Luca... él se preocupaba mucho por ellos.
-Perdónanos... Ministro... no volverá a suceder...-dijo, casi en un hilo de voz, le daba vergüenza la
desconsideración con la que habían actuado. Luca respiró profundo. Pablo se rascó la cabeza, estaba nervioso, este movimiento hizo que su cuerpo resintiera la batalla. -Auch...-dijo en voz baja, pero Luca lo escuchó.
-Primero van a recuperarse... cuando estén listos... comenzarán a entrenar... no tardarán mucho en recuperar
todas sus habilidades y recuerdos... lo que más me importa es que recuerden bien todo... para que peleen
conociendo bien a sus enemigos.- terminó por decir el joven cura, caminando hacia otra sala en ese sitio.
-Yo por lo pronto, haré lo mismo... aún me falta recuperarme...-y salió de allí.-Somos unos idiotas...-murmuró Damián. Pablo lo miró.
-Tú lo has dicho... tenemos que ser más prudentes o todo el esfuerzo habrá sido en vano...- No hubo más
comentarios al respecto. Los tres dejaron que el personal de la salud hiciera su trabajo con sus cuerpos.
Comieron, descansaron, meditaron. Todo esto sin chistar. El cardenal los observaba de vez en cuando, la actitud mansa y concentrada de los ángeles, robaba del viejo presbítero una sonrisa. Los vio dormir, cerró con cuidado la puerta y se dirigió al cuarto de Luca. Éste estaba leyendo la Biblia.
-¿Puedo pasar, Ministro?-pidió el cardenal. Luca cerró la Biblia con cuidado al oír la voz amiga, y dijo:
-Adelante Cardenal Marco.- El viejo cura se adentró con una sonrisa en el cuarto del joven, las heridas estaban
sanando de a poco. En un par de días estaría totalmente recuperado. -Vengo del cuarto de los ángeles... se los ve muy animados... bah... es decir... obedientes... ¿ a caso les habló
muy fuerte?-
Luca parecía haberse ruborizado, en seguida desvió la mirada hacia su mesa de luz, en donde colocó la Sagrada Escritura.
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EL DESPERTAR DE LOS CAÍDOS
Mystery / ThrillerUn joven sacerdote debe cumplir su misión en la tierra después de que los ángeles caídos han regresado al mundo para destruírlo. ¿Podrá encontrar a los tres ángeles que duermen en los cuerpos de tres jóvenes comunes y vencer al mismó Satanás?