EL DESPERTAR DE LOS CAÍDOS

ACTO XII
El Señor de las serpientes.

Las visiones de Damián los llevó hasta una cantina a las afueras de la ciudad… en medio de un despoblado.

La zona se hallaba cubierta por matorrales y estepa. Ya era estaba anocheciendo. Los ángeles y Luca estaban ansiosos… sabían que este caído no era como el que habían eliminado… no era Azazael… superaba a éste ensabiduría y fuerza… había sido en una época la mano derecha de Lucifer… Samael, o el señor de las serpientes… el ángel caído que logró tentar a Eva en el paraíso… el mismo que había sido maldito por Dios. No sería una lucha fácil… pero sabían que no podían perder… Estaban a unos pocos pasos… y el olor a azufre comenzó a sentirse en el ambiente. Luca se colocó detrás de ellos, abrió su biblia y tomó el rosario. Los ángeles lo observaban con detenimiento, aguardando la orden del joven cura para ingresar en aquel lugar. Ni bien los labios de Luca comenzaron a moverse en forma silenciosa recitando un salmo, se sintió una corriente helada que hizo que los tres guerreros se sobresaltaran.

-Ya sabe que estamos aquí…-susurró Damián. Pablo apoyó su mano sobre la empuñadura de su espada:

-El rezo de Luca lo está poniendo nervioso…-dijo. -Pero no está solo…-afirmó Damián, en su mirada se podía observar la preocupación…:-Hay alguien… con un espíritu muy fuerte…-

Luca clavó sus ojos en los ángeles, y su voz sonó más grave que de costumbre:

-Es el Ministro de la Oscuridad. Recibe el daño por los caídos… y les proporciona incremento de fuerza en los ataques por medio de su sola presencia… no precisa orar, como yo. Directamente representa a Satanás. Como si le prestara su cuerpo y éste funcionara como un resonador.-

-Su esencia no es muy diferente a la tuya…-observó Damián.

-Así es.-continuó Luca:-Él es humano, como yo. Su nombre es Gianni. Gianni Mazzotti.-

-¿Mazzotti?-señaló extrañado el policía. Luca se acercó a ellos con paso firme, y les confesó:

-Así es… es mi hermano mayor.-

Los ángeles abrieron bien sus ojos. No podían creer lo que estaban escuchando. Luca volvió a abrir la Biblia, y comenzó a rezar nuevamente.

Ellos supieron que no había más que agregar. Al finalizar, subió los ojos hacia ellos y con un gesto de la cabeza, les indicó que entraran al lugar. Lo hicieron en forma sigilosa… no había mucha gente allí, y los que habían, yacían ebrios sobre las mesas.

Algunas mujerzuelas arrimadas a un par de sujetos y nada más… parecía ser un lugar tranquilo… sin embargo
el ambiente se sentía pesado… y el olor putrefacto cada vez se hacía más evidente a medida que se acercaban
a la barra.

Entonces lo vieron. Dándoles la espalda, un sujeto de campera verde oscuro… cabellos largos y negros que
caían hasta su cintura.

-Qué rápido han venido…-dijo al fin, sin voltear. Su voz sonaba susurrante, pero al mismo tiempo parecía
metérseles por los oídos, y taladrar sus cerebros.

-Hemos venido a eliminarte.-dijo Pablo. Su cuerpo comenzó a temblar, parecía que estaba riendo. Se puso de
pie.

-¿Ustedes… ángeles…? ¿Eliminarme?-preguntó ahogando las risas.:-¿A caso no me conocen?- Luca observó
hacia la esquina de la barra, oculto en las sombras, estaba su hermano.