Brillaré aún más, destacando entre la sociedad
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Mi vida nunca ha sido mala. En ninguno de los sentidos.
Mi padre me amaba y yo lo admiraba, mi madre... sí, bueno, teníamos nuestras diferencias, y ella trabajaba tanto que apenas la veía, pero el aprecio seguía existiendo. Mis tres hermanos eran los mejores, siempre cuidando de mí para que no me faltara de nada.
Aun así, había algo.
Una pequeña molestia que no me dejaba tranquilo.
Socializar parecía ser la cosa más difícil del mundo.
Me acercaba, hablaba, reía con ellos, creía tener amigos. Pero con el tiempo, todos se acababan distanciando, y no sabía el por qué. Hasta que un día, cuando cumplí los ocho, fui a ver a un médico.
No entendía nada, y tan solo veía como preocupaba a mamá cada vez más y más con cada palabra que aquel hombre con bata decía. Acabé enfadado, con una ira descontrolada y repentina que hasta quise estampar la cara de aquel inútil en su estúpida mesa. Por suerte, solo le grite.
A los pocos días tuvimos que volver al médico. Aunque esta vez no estaba tan enfadado. Me sentía tranquilo. Papá me había dicho que si me portaba bien me compraría el coche teledirigido que quería.
En esa consulta el doctor sí que habló dirigiéndose también a mí. Eso me gustó, ya que no me sentía ignorado. Me explicó que era un niño muy inquieto, y que esa energía provocaba dificultades en mí día a día. Repitió mil veces que no pasaba nada y que no era malo.
Yo no entendí lo que quería decir. No le vi nada negativo a tener esa energía. Yo tan solo jugaba como cualquier otro niño normal.
Al salir, confundido, le volví a preguntar a mi madre que era lo que me pasaba, ya que de ese extraño señor no me fiaba.
Su explicación fue más de lo mismo.
Pensé que era una inútil, y le chillé, harto. La ira se volvía algo frecuente conforme transcurría el tiempo. Pero también las oleadas extremas de felicidad.
El colegio me encantaba, me lo pasaba bien haciendo diferentes cosas. Aunque muchas veces me castigaban por no escuchar o hacer caso. Y debido a las malas notas, alguna que otra vez, mis padres me regañaban.
Pero eso era lo de menos.
Mi problema seguía siendo el mismo. Nadie se quedaba mucho tiempo a mi lado.
A los diez años, mi madre cogió de nuevo cita, avisándome con antelación. No le di mucha importancia en su momento, pero cuando estábamos de camino, me ofendió de sobremanera el no entender el motivo de mi visita al médico de nuevo. Como si fuera un enfermo.
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【Inverted】- PAUSADA
FanfictionKacchan no quería ser un héroe. Izuku molestaba a Kacchan. Todoroki reía sin parar. Kirishima tan solo buscaba soledad. Sus problemas se entrelazaban más y más. La terrible adolescencia de cuatro chicos que no sabían cómo actuar ni tampoco cómo...