VIII- Solo un poco más

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Era domingo, estaban a punto de dar las doce del mediodía

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Era domingo, estaban a punto de dar las doce del mediodía. El idiota de Bakugō no me había llamado ni me había mandado un mísero mensaje. Supuestamente, mañana serían las pruebas físicas. Deberíamos haber practicado.

Joder.

Con unos extraños nervios en mi interior, le envié un mensaje.

[Hoy quedamos]

Mmmh. Quizás sonaba muy tajante, ¿o desesperado? Bueno, que más daba. Quería entrenar y él había dicho que sí, ya no se podía echar atrás.

Pocos minutos pasaron y me contestó.

[Perdón, Kirishima-san, estos días no me he estado encontrando muy bien]

Arrugué el gesto. Sonaba tan a excusa que parecía demasiado evidente, pero también tenía que tener en cuenta que él realmente no estaba bien.

[Espera un momento]

Me desvestí quitándome el pijama, que siempre me acompañaba todo el fin de semana. Me puse mi preciada sudadera y los pantalones más viejos y cómodos que encontré en el armario.

[¿Pasa algo...?]

Ni le contesté. Salí de casa sorprendiendo a mis padres, ya que lo normal era que me quedara en mi habitación aislándome de todo cómo si fuera un bunker. Pero bueno, por una vez no me iba a morir.

Con paso rápido por el maldito calor que me abrasaba, llegué en poco tiempo a la casa de los Bakugō. Piqué al timbre y un señor me abrió la puerta. Sus facciones rectas y severas me pillaron un poco por sorpresa.

-¿Quién eres? -preguntó inmediatamente sin acabar de abrir la puerta. Su cabello gris ceniza me recordaba un poco al de Bakugō.

-Soy un compañero de su hijo - su reacción fue de plena sorpresa, pero no se relajó. Era diferente a la madre.

-¿Y qué quieres? -estaba a la defensiva. No supe que responder.

-¿Masaru? -una voz femenina se escuchó desde la casa, y una cabeza negra se asomó por encima del hombro de aquel hombre. Era la señora Bakugō, que al verme, me reconoció en seguida y sonrió.

-¡Kirishima-kun, que alegría volver a verte! -apartó un poco a su marido y me invitó a pasar, haciendo que éste me mirara mal-, ¿Qué haces aquí? ¿Has venido a ver a Katsuki? -se veía aún más animada que la primera vez. Mi visita parecía ser un regalo para ella.

-Sí -contesté sin dar más explicaciones, por qué realmente ni yo las sabía.

-Que bien... Desde ayer por la mañana está en la cama sin moverse, me tiene preocupada -explicó desvaneciendo su sonrisa un poco- ¡pero estoy segura de que se pondrá muy feliz de verte! -sus ojos se me clavaban en mi consciencia limpia, su esperanza pesaba demasiado.

【Inverted】- PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora