Titi y ruru.

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-Dime mama-Respondí a la llamada de mi madre-¿Todo bien?.

-Si, pero necesito que vinierais vosotros hasta la hora de comer, Ángela y Víctor no pueden porque tienen a los niños.

-¿Nosotros?

-Amaia cariño, tú y Alfred.-Dijo riendo.

-Ay dios que vergüenza. Vale en 10 minutos estamos allí.

-Vale.

Colgué. Me daba vergüenza que mi madre hablara de mí y Alfred. Baje abajo, Alfred estaba hablando con mi hermana en el sofá sentados.

-Oye Alfred, no quiero molestarte pero..

-Tranqui, que ya te lo doy, todo tuyo hermana-Dijo Angela levantándose del sofá riendo. Alfred río.

-Dime Amaix.

-A ver que tengo que ir al hospital que si...

-Si-Me interrumpió.

-¿Me acompañas?

-Ay Amaieta, claro que te acompaño.

-Jo, gracias-Me acerqué y le di un beso.

Alfred arrancó el coche. Puse mi mano encima de la suya que estaba en la marcha. El me dedico una de sus mejores sonrisas, pude ver sus palas separadas, esas que tanto me gustaban. Le devolví la sonrisa.
Llegamos a la puerta del hospital, nos bajamos, nos dimos la mano y entramos. Esta vez no preguntamos a la recepcionista, sabíamos donde estaba mi abuela.
Entramos en la habitación, allí estaban mi madre y mi padre. Mi abuela estaba en la camilla, todavía inestable, con muchos cables, me dolía muchísimo verla así, pero tener a Alfred al lado cogiendo mi mano me ayudaba muchísimo. Mis padres nos despidieron y salieron de la habitación.
Me acerqué a la camilla donde estaba mi abuela, me agaché y le cogí su mano. Alfred me miraba con pena y tristeza. Yo no apartaba la mirada de mi abuela. Se me escaparon varias lágrimas y entonces empecé a pensar. Ver a mi abuela ahí, sin poder hacer más por ella, lo único que podía hacer era estar ahí, viéndola. Pero no podía hacer milagros y hacer que despertara y que se recuperase.
Note como alguien me abrazaba por detrás y me daba un beso en la cabeza. Alfred. Era increíble. Alfred podía hacerme sonreír aunque estuviera en el peor momento.
Me puse de pie y le abracé. Las lágrimas seguían cayendo pero ahora menos. Pude oír como Alfred me susurro al oído "Todo va a estar bien te lo prometo." Le abracé más fuerte.

-Gracias-Dije.

-¿Porque?

-Por todo. Gracias.

-Se va a poner bien ya verás.-Me dio un beso en la mejilla.

-Cuando te vea se va a poner super feliz.-Dije mirándole a los ojos.

-Te quiero mucho-Me abrazo-Titi.

Titi. Hacia mucho que no oía esa palabra y menos de la boca de Alfred. Él sabía lo mucho que me gustaba esa palabra y que me la dijera él me volvía loca. Me recordaba a los días en la academia. No pude evitarlo y una lagrima volvió a salir. Alfred me aparto la lagrima de la mejilla.

-No llores más jo-Me acaricio la mejilla.

Pasamos allí toda la mañana hasta la hora de comer, que vinieron mi hermana y Víctor. Alfred y yo nos iríamos a mi casa. Estaríamos solos, por lo que me gustaba más ya que podía hablar con Alfred sin nadie. De nuevo, Alfred arrancó el coche, pero esta vez no íbamos para mi casa. Mire a Alfred y le puse cara extrañada. El me miro y me puso cara de que no me preocupara. Tras 5 minutos pensando en donde Alfred me estaría llevando, el paro el coche. Nos bajamos y pude ver el sitio. Era una explanada donde se veía toda Pamplona, con césped. Alfred sacó una pequeña manta del coche y la puso en el suelo. También sacó dos bocadillos y dos cervezas. Me senté en la manta a su lado y le di un beso como muestra de que le agradecía todo esto y que por supuesto le quería un montón. Me dio mi bocadillo era de tortilla, mejor dicho, su tortilla, aquella que tanto me gustaba y hacía mucho que no comía. Me abrió la cerveza y me la dio. Terminamos de comer y nos tumbamos en la manta, mirando hacia el cielo azul que había encima nuestro. No había ninguna nube, raro en Pamplona. Poco a poco nuestras manos se entrelazaron y yo me acerqué más a él. Deposite un pequeño beso en la comisura de su labio. Él sonrió y los dos cerramos los ojos disfrutando de aquel momento. Estuvimos mirando hacia el cielo más o menos una hora. Hasta que decidimos que nos iríamos a mi casa a darnos una ducha. Ya que Ángela y Víctor estarían en mi casa esperándonos para cenar. Recogimos la manta y nos montamos en el coche. Sin duda Alfred había acertado. Lo que más necesitaba en ese momento era desconectar. Estar en un sitio apartado, con el, mirando al cielo, era lo que más me apetecía y necesitaba. Llegamos a mi casa, no había nadie, sabía que mis padres no estarían ya que estaban en el hospital pero mi hermana creía que estaba alli. Le envié un mensaje.

{Amaia💐}: ¿Ángela no estabais en casa de mamá y papa?

{Ángela🧡}:No, estamos en nuestra casa, queremos dejaros a vosotros solos. Te quiero.

Le dije a Alfred que mi hermana no vendría a cenar ni a dormir.

-Por cierto-Dije-Gracias por lo de esta tarde, lo necesitaba realmente, bueno necesitaba estar contigo solo.

-Yo también lo necesitaba.

Me acerqué a él y le bese. Le bese con pasión y ganas, él me correspondió con las mismas ganas, estábamos solos, nos daba igual todo. Nos necesitábamos el uno a otro. Me separé, le cogí la mano, le mire con picardía y le dirige hacia mi habitación. Una vez allí le empujé hacia la cama, esta vez iba a ser yo quien controlara la situación. Me puse a horcajadas sobre él y empezamos el baile de lenguas. Lentamente me quite la camiseta, el no se quedó atrás y también se quitó la suya. Le di un beso en el cuello y me dispuse a quitarme el sujetador. El me miraba embobado. Se abalanzó sobre mí y seguimos con nuestro baile de lenguas. Poco a poco fue bajando hasta detenerse en mis tetas, empezó a dar besos sobre ellas. Fue bajando por mi barriga hasta llegar a mi pantalón, se deshizo de él como también hizo del tanga. Acaricio mis muslos y llego a mi entrepierna, lentamente introdujo un dedo en mi vagina, yo solo gemía y él me miraba.

-Pa..para-Le rogué.El levanto la cabeza y me beso-Ahora te toca a ti.

Seguí los mismos pasos que el. Fui dándole besos por el cuello y barriga, llegue a su pantalón, se lo quite y lo mismo hice con los bóxers. Le acaricie lentamente el pene. Hasta haciendo un movimiento más ligero con mi mano. Le mire, estaba disfrutando, él gemía mi nombre y a mi me encantaba.

-Am..Amaia...Me...Me voy a correr.

Pare, le mire, le bese. Coji un condon de su maleta y se lo di. Mientras el se lo ponía yo iba dándole besos por su espalda. Se giró y se tumbó. Me puse encima suyo, dándole pequeños besos en el cuello. Nuestros sexos se rozaron. Eso hizo que me pusiera más cachonda al notar su ereccion. El me cogió el culo, yo a él de la nuca. Se introdujo en mi, poco a poco, no teníamos prisa. Empezamos con un vaivén de caderas. Él gemía mi nombre, yo también gemía el suyo, estábamos disfrutando. Poco a poco ese vaivén se convierto en unas embestidas más fuertes. Llegamos al orgasmo los dos juntos. Me tumbe en su pecho.

-Te quiero titi-Me dijo.

-Y yo ruru-Dije.

¿Estas brillando solo para mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora