¿Qué ha pasado entre tú y yo?

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Madrid, junio 2018

Hoy era el gran día, bueno, al menos lo iba a ser para Agoney. Yo simplemente iba a estar allí apoyándole en su primer concierto, para presentar su primer disco, el primero de muchos, seguro.

No iba en calidad de nada, ya no teníamos nada, él mismo se había encargado de dejármelo bien claro, tan solo dos días atrás, no me dejó explicárselo y a mí cada vez me costaba más sobrellevar esta situación.

Llevaba tres meses luchando contra mis sentimientos, intentando olvidar cada parte de su cuerpo, las facciones de su rostro, sus ojos oscuros e intensos, su acento canario, sus expresiones, su voz, su risa sumamente contagiosa, el tacto de su piel, su manera de mirarme como si no existiera nadie más y su habilidad para picarme. Todo eso llevaba intentando olvidar pero no había manera y en parte no quería aunque me hiciera daño, aunque mi vida ahora fuera una completa mierda, aunque me sintiera vacío y los recuerdos dolieran cada día más; no quería, ni podía olvidarme de él.

Dejé escapar un largo y profundo suspiro y me miré al espejo, retoqué mi tupé con los dedos, estiré mi camiseta y alcancé el bote de colonia para perfumarme un poco.
De pronto, escuché el timbre de la habitación, dejé la colonia donde estaba y fuí hasta la puerta para abrir. Detrás de ella encontré a una Nerea tan guapa como sonriente y no pude evitar devolverle la sonrisa.

-¿Estás ya?- preguntó ella después de mirarme de arriba a abajo.

Yo asentí.

-Cojo el móvil y la cartera y nos vamos si quieres- respondí yo.

-Vale, te espero aquí- dijo la chiquitina.

-¿No entras?- pregunté.

-Pero, ¿vas a tardar mucho?- contestó Nerea con otra pregunta.

-No, no- respondí.

-Entonces, te espero fuera- insistió ella.

-Vale- dije yo.

Dejé la puerta entre cerrada, volví sobre mis pasos por la habitación y tras coger la cartera y el móvil, apagué la luz de la habitación y salí al pasillo del hotel, donde estaba Nerea esperando.

-¿Ahora ya estás?- preguntó la chiqutina.

Asentí y ambos nos encaminamos hacia los ascensores.

-¿Has visto a mis hermanos?- pregunté después de pulsar uno de los botones de un ascensor.

-Sí, están los dos en el hall- contestó Nerea.

Yo resoplé y pasé una mano por mi tupé.

-Nerea, no debería ir al concierto- dije y bajé la cabeza.

-¿Por qué?- preguntó ella.

Volví a resoplar y entramos al ascensor.

-Porque no creo que Agoney quiera verme allí- respondí yo.

-Va, Raoul, nos ha invitado a todos. Tienes que venir y punto- sentenció la pequeña.

La miré y dejé escapar un largo suspiro.

Ya en el hall saludé a mis hermanos y junto con Nerea nos fuímos en un taxi hasta el recinto donde se celebraba el concierto de Agoney.
Al llegar a la puerta de acceso VIP nos encontramos con su hermana, su cuñado, Miriam, Mimi, Mireya, Alfred, Ricky y demás amigos.

Y una vez dentro y con el concierto ya empezado lo que hicimos fue disfrutar. Disfrutar de él, de su música y de todo el tiempo que había invertido en sacar adelante este proyecto que tanto se merecía.
Yo por mi parte no pude disfrutar más. Estaba orgullosísimo de él y de todo lo que estaba consiguiendo. Porque se merecía todo lo bueno que la vida tuviera preparado para él y esto era solo el principio.

PROMETO |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora