DEVOCIÓN »»»» Ongniel (Wanna One)

Prólogo

Él es mi todo, todo lo que necesito y quiero.

Él es bueno, toda la benevolencia y bondad en un solo ser.

Él es justo, destruye el mal y me castiga cuando no cumplo con  mi deber.

Ha dado cosas inmensas por mi y me sacado de mi encierro, me ha escuchado cuando más nadie lo hizo y me ha protegido de todo mal cuando más nadie lo hizo, Me ha visto como su igual cuando él es tan perfecto y yo era tan imperfecto; me ha cuidado, enseñado y criado, me ha dejado estar a su lado.

— No lo ves, en serio no lo ves. — la joven Somi no sollozaba, no lloraba. Siempre había sido tan valiente y fuerte desde la primera vez que la vi. — Él es mismo demonio encarnado, un demonio que te usa para su placer.

— No le creas, ella es una impura — susurró el amo a mi oído mientras me abrazaba por la espalda como tenía acostumbrado — Ni siquiera es agradecida cuando la voy a llevar a la paz. Voy a alejarla para que no te haga más daño.

La voz del amo siempre era fría y dura, pero en esta vez había una pizca de emoción y excitación. Nunca lo había oído así, como si estuviera ansioso por acabar con ella de una vez.

Debía estar feliz, pues mi amo estaba feliz. Debería... Más sin embargo, duele como no lo hacía en años. La señorita Somi era mi amiga, mi amada y única amiga, y yo no quería que ella se fuera de mi lado, yo no quería enterrar su cuerpo delicado cuerpo que vi crecer al final.

— Mi amo, ella no es pura. Déjela ir — yo siempre fui un bebé débil y llorón que trataba ser un sirviente fuerte, así que no podía evitar llorar.

— Por eso mismo, hoy estoy muy bondadoso después del largo sueño, al menos una alma de los humanos necesita mi perdón divino — siguió hablándome de la misma manera.

— Te está manipulando, ¿Por qué no lo ves? — preguntó dolida mientras trataba de soltarse del amaré de la cama pero le sería imposible con sus brazos tan delicados — Mi querido amigo, me has dicho que tu amo te ha sacado de tu encierro — ella intentó de nuevo soltarse y lo único que lograba era lastimarse las muñecas — pero ese monstruo solo te ha puesto en otro encierro lleno de sus mentiras. Dios ama a todos sus hijos y él no es más que un mar de odio y...

Mi amo me había soltado y se acercó a la chica dándole un golpe a puño cerrado en su estómago. La golpeó de nuevo, con la misma furia de antes y yo solo cerré los ojos; aún así cuando los abrí por primera vez esta haciendo algo que nunca creí hacer.

Me había interpuesto entre él y ella, separando y empujando. Me había alzado hacia mi Dios y desgarraba mi corazón. Estaba faltando el respeto, aún que sentía que debía hacerlo ya que conocía bien a la señorita Somi, la conocía tan bien para saber que mi Dios estaba equivocado. Ella era uno de los seres más puros que yo había visto.

Ella se parecía tanto a mi amo, me había escuchado en mi dolor y me había defendido cuando nadie lo hizo. Me había cuidado y enseñado a los humanos mostrando que no eran tan sucios como los describe mi amo, Somi era como yo, era como él en muchos aspectos. Si yo dejaba que le hiciera algo estaba en contra con todo lo que se me enseño.

— Ella es pura, nunca ha estado con un hombre y ha sido buena. Yo mismo me encargue de guiarla por el buen camino — estaba dividido entre algo que se me enseñó que estaba mal y algo que había conocido y sabía que estaba bien— Ella ha pasado por el rechazo y ser considerado como nada. Usted me dio una oportunidad y ahora yo se la doy a ella — Lloraba con fuerza, mi mente no sabía que hacer más que interponerme a sus decisiones.

Estaba pecando aunque no lo sentía así. Vi su mirada atemorizada y luego que se llenó de rabia, me golpearia, me odiaría y yo no quería eso. Solo quería hacer lo que consideraba correcto y hacer feliz a mi amo, pero ahora hacer lo correcto no lo hacía feliz. ¿No mi Dios me había dicho que hacer lo correcto lo haría feliz?

Se alejó de la cama vuelto una furia procesando mi primer alzamiento y también la confusión de mi mente. Sabía que lo abrumaba con mi mente rota y dividida.

— Eres un buen chico, Seongwu. — escuche la voz débil de la señorita Somi y solo me moví rápido para ver su estado. Por suerte no parecía tener nada roto pero si tendría moretones gigantes —  Solo que estas atrapado por el diablo para hacer sus diabólicos planes.

— ¡Callate, perra! — gritó él llevándose sus manos a su cabello sin saber que hacer — Lo sabía, debía acabar el problema de raíz cuando me lo dijeron — me miró con dolor mientras desataba  a la señorita — Ahora es demasiado tarde.

Nunca había visto al amo tan fuera de si en años desde la joven Jenny, no podía evitar pensar en todo lo que habíamos pasado y me daba cuenta de muchas verdades mientras el me miraba con dolor por mis pensamientos.

Nada de lo que había dicho era cierto.

— Solo vete al infierno de donde viniste — la señorita escupió a su dirección mientras yo retrocedía con  miedo por la epifanía que acababa de suceder.

Estaba aterrado.

Había cometido tantas pecados y la persona que me había que los hiciera sonreía con locura frente de mi.

— Es demasiado tarde... Demasiado tarde. — murmuró una y otra vez.

— Es demasiado tarde — comprendí a lo que se refería y la señorita Somi no entendía porque me arrodillaba frente de él — Tenga piedad por ella y yo aceptaré cualquier castigo — Quería ser fuerte ante esa mirada que me aterraba.

— No te dije que solo me escucharas a mi — habló con furia mientras había decidido que hacer, ya lo sabía por su mirada. — Yo siempre he sido bondadoso contigo — se acerco y acaricio mi mejilla con cariño.

— Daniel... Por favor déjala ir — susurre con miedo mientras llevaba su mano a mi garganta y temble, sabía de lo que era capaz.

Vi solo como su furia aumentaba mientras decía su nombre y todo se oscureció, como toda la devoción que sentía por él.

.
.
.
.

Próximamente.

Le prometí a alguien que la haría sufrir.