Capítulo ocho - La virtud es Cristo: fe, esperanza y amor

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Amados lectores, en capítulos anteriores aprendimos cosas muy importantes por las cuales vino Jesús a la tierra, aprendimos que el vino a mostrarnos el camino de egreso al padre, a restaurarnos de la maldición de la muerte para darnos vida eterna, y a redimir todos nuestros pecados a través de un sacrificio perfecto. Pero en esta ocasión iremos más a fondo o más superficial, como tu gustes llamarlo.

El paso de Jesús en la tierra fue tan significativo, tanto, que partió la era en dos partes, dividió los tiempos y marco la historia de la humanidad. Las abreviaturas a.c y d.c significan "antes de Cristo" y "después de Cristo" y es muy común verlo en los libros de historia, esto es un claro ejemplo del impacto que ha dejado la figura de Dios en la tierra.

El propósito de Cristo fue mucho más grande que solo morir en la cruz, y hoy entenderemos este significado (1 Corintios 13:13) "ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor"

Empecemos por definir fe, esperanza y amor. La palabra de Dios nos dice que fe, es creer con convicción que algo sucederá a favor de Cristo, aún sin tener la mínima señal de que pueda ocurrir. La fe, hace que agrademos a Dios, la fe, atrae el reino de Dios a la tierra, la fe, nos hace aceptar la voluntad de Dios a nuestra vida.

Por otra parte, la esperanza es definida como; la confianza de que se logrará algo, algo que se espera. Nosotros tenemos la esperanza de que todas las promesas de Dios se cumplan en esta vida y en la vida eterna.

Y por último tenemos el amor. El amor es algo que no se puede describir, no se puede limitar. El amor no es un sentimiento, tampoco es una decisión, el amor es una persona.

La palabra de Dios dice (1 Juan 4:8) "el que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor" para Juan el amor tiene una identidad, tiene una personalidad, tiene un nombre, tiene un carácter, tiene una forma de comportarse. En (1 Corintios 13:4) dice: "el amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue..."

Esta es la explicación, la definición más cercana del amor, y aún así, Pablo se ha quedado corto en describirlo. Amados lectores la razón por la que Pablo pudo describir el amor, es porque está describiendo a la persona de Jesús. Veamos el mismo texto pero supliendo la palabra amor, por el nombre de Jesús, ya que si 1 de Corintios 13:4 hubiera sido escrito por Juan, es claro que esto hubiera resultado así.

"Jesús es paciente, es bondadoso. Jesús no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. Jesús no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Jesús jamás se extingue..."

Cuando Juan descubrió a Jesús y se le fue revelado el origen del amor, la fuente de la vida, entonces a nosotros se nos logra revelar y enlazar tres versículos bíblicos. Si (1 Corintios 13:13) me dice que tres virtudes (disposición habitual para hacer el bien) son indispensables en la vida de un seguidor de Jesús, pero que una de ellas y la más excelente, es el amor, y en (1 Juan 4:8) me dice que si no tengo amor, es decir, si no tengo esta virtud, es signo que no conozco a Jesús, entonces... ¿cómo haré para obtener el amor de Dios en mi vida?

JESÚS VINO A DARNOS SU AMOR

(Mateo 22:36-40) "maestro, ¿Cuál es el gran mandamiento de la ley? Jesús le dijo: amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primer y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas"

Jesús nos dejó dos mandamientos principales: amar a Dios y al prójimo. Pero no solo eso, nos enseñó cómo hacerlo real.

Al llamar a sus doce discípulos, entre ellos había un hombre llamado Judas, Jesús siendo Dios conocía las intenciones de Judas, él sabía que le iba a entregar y aún así le dio la oportunidad de caminar junto con él, aún así Judas comió de su plato, aún así Judas era el tesorero del ministerio de Jesús, aún así la palabra dice que lo amó hasta el fin.

Te contaré un pequeño testimonio. Cuando tenía 19 años conocí a una chica, ella tenía muchas cualidades y virtudes que yo esperaba de una mujer, pero también tenía malas costumbres y hábitos que hacía que sus compromisos se vieran afectados, compromisos laborales, de amistad y de noviazgo. A fin de cuentas, muchas personas me recomendaban que no accediera a tener una relación de noviazgo puesto que me vería afectado, que sus hábitos y valores no iban acorde a la persona que yo era, sin embargo decidí averiguarlo por mí y no de boca de nadie más. Te puedo decir que entregué mi confianza, caminamos juntos algunos años, y cuando estuve decidido a dar el siguiente paso ella decidió tomar otro camino, un camino doloroso para ambos, y donde rompió mis ilusiones y mi confianza en ella.

Pasaron seis meses para que ella regresara arrepentida y me pidiera perdón por el daño que nos hizo a ambos, sin embargo, cuando lo hizo, yo no estaba preparado para aceptar sus disculpas. En mi mente pasaban cosas como; te fuiste a formar otra vida, a ser una persona totalmente diferente y ahora vienes a mí, ¿y quieres que todo siga igual? En mi capacidad de amar me encontré limitado. No me era capaz verla sin sentir dolor o coraje, el ver que para ella era otro propósito de Dios en mi vida me forzaba pensar que se estaba tomando de las escrituras para justificar su falta. Sin embargo tenía razón. Recuerdo que haciendo mi devocional, Dios me mostraba a Esteban (el discípulo que murió apedreado) y como él pedía misericordia para sus agresores, fue sorprendente para mí, no el hecho de la plegaria de Esteban, sino ver el resultado de esa petición. Dentro de los agresores, se encontraba Saulo de Tarso (apóstol Pablo) quien al ser perdonado por Esteban, fue perdonado por Dios, y fue un instrumento tan grande del Señor. En ese momento comprendí que mi perdón tiene mucho valor para el Señor.  Imagina que tu más grande enemigo, tu más grande agresor, será el próximo evangelista de tu ciudad, de tu estado o de tu país.

El perdón proviene del amor de Dios, y cuando nosotros logramos despojarnos de ese dolor, rencor, Dios nos atrae algo más grande que ninguno de nosotros nos imaginamos. Esteban recibió el cielo por ser como Jesús. 

Después de perdonar mi corazón se abrió y tuvo posibilidad de enamorarse de nuevo, de creer, de ilusionarme, perdonar aquella chica abrió mi corazón para recibir y amar a Alex, mi esposa, la mujer que hoy en día alumbra mis días, y que me ha mostrado que el amor de Dios no tiene límites.

Jesús hizo algo aún más grande en la cruz. Aquella chica que te conté, tal vez tuvo las razones para actuar así en contra de mí, yo la trate mal, la menosprecie; pero Jesús no era culpable, el no merecía nada de lo sucedido en aquel día, y aun así el exclamó "padre, perdónalos porque no saben lo que hacen" y ese clamor no solo alcanzo a un hombre, sino a toda la humanidad.

Dios nos formó por amor, Jesús descendió del cielo por amor, Jesús vivió con nosotros por amor, Jesús murió por amor, resucitó por amor, y volverá por amor.

(Mateo 11:29) "Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma" 

EL CAMINO HACIA LA CRUZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora