Capítulo once - La resurrección de Jesús

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Es hermoso lo que Jesús hizo por nosotros a través de su vida aquí en la tierra, saber que sus enseñanzas marcan nuestro diario vivir. Que la voz de profeta, las grandes enseñanzas de un maestro, los milagros que marcaron al mundo con las manos del hijo de Dios, nos inspiran y motivan a ser semejantes a él. Pero creer que Jesús es Dios, el Cristo, el que pagó nuestras transgresiones en la cruz, el que nos da la vida eterna, esto es un reconocimiento aún mayor. Pero no todo acaba ahí, creer en la resurrección de Cristo es aún más poderoso. Hay que analizarlo de esta manera. Si Jesús no hubiera resucitado y estuviera enterrado al igual que todos los buenos hombres que han pisado este planeta, entonces Jesús también fuera un simple hombre, si no hubiera resucitado, Jesús un hubiera vencido a la muerte entonces no tuviéramos esperanza de resucitar, mucho menos de regresar con nuestro padre en los cielos, todo fuera en vano.

"El ángel dijo a las mujeres: —No tengan miedo; sé que ustedes buscan a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, tal como dijo. Vengan a ver el lugar donde lo pusieron" (Mateo 28:5-6)

La resurrección implica ir en contra de todas las leyes naturales de este mundo, y es por eso que sabemos que Jesús es el Hijo de Dios. Varios hombres resucitaron a través de las manos de Jesús, pero ninguno tocó a Jesús para poder resucitarlo, sino que directamente el Espíritu de Dios que habita en él fue quien lo resucitó. "Pero si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el mismo que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, también dará vida a vuestros cuerpos mortales por medio de su Espíritu que habita en vosotros" (Romanos 8:11)

El hecho de que Cristo resucitara nos deja un gran regalo pues en la palabra está escrito que gracias a su resurrección la puerta al cielo está abierta para todos los que creen en él. No se necesita nada para poder entrar al cielo, ni las buenas obras, ni el cumplimiento de la ley, ni más sacrificios, he incluso lo que pudiera parecer un requisito como lo es tener fe, tampoco es algo que nosotros busquemos, sino que Dios a través de su resurrección nos dio todas las cosas. "Porque sabemos que Dios, que resucitó de la muerte al Señor Jesús, también nos resucitará a nosotros con él, y junto con ustedes nos llevará a su presencia" (2 Corintios 4:14)

El creer que a través de Cristo estamos unidos a Dios, esto hace que al momento que Dios nos ve, no ve nuestro pecado, sino lo justo de su hijo Jesús por lo tanto cuando él muere, también nosotros morimos junto con él, pero al resucitar también resucitamos con él (Romanos 6:8) la resurrección fue el acto de amor de Cristo para unirnos juntamente con él, y así como el esposo se una a su novia pasamos a ser parte de la heredad del reino (1 Corintios 1:30)

Por muchos años se nos ha enseñado que tenemos que alejarnos de las cosas del mundo no siendo participes en nada de lo que el mundo diseña, y este es un buen consejo de Dios dicho en muchos versículos a través de su palabra. Pero hoy en día las iglesias enseñan a tener temor de las cosas del mundo, he incluso nos enseñan a temer a Satanás y esto nos ha alejado de puestos importantes en empresas y de opinión pública, de puestos políticos, ha apagado el sueño de grandes deportistas, cantantes, artistas, actores que le ensañaron que esos sueños son del diablo, que servir a Cristo es únicamente en una iglesia de cuatro paredes, y nos ha alejado de poder influenciar en decisiones que hoy en día nos afectan como hijos de Dios, por ejemplo, sería muy diferente si los hijos de Dios estuvieran en los puestos políticos y votaran en contra del casamiento entre personas del mismo sexo, los hijos de Dios votarían en contra del aborto, dijeran no a la pena de muerte, se enseñaría la palabra en las escuelas en lugar de las nuevas ideologías de género. Se cantaría más del amor y menos de sexo, más de la paz y menos de violencia, más de fidelidad y menos de poligamia. Los niños quisieran ser como un Ricardo Kaká en lugar de un Maradona, quisieran ser un Juan Luis Guerra en lugar de un Juan Gabriel, quisieran ser un Redimi2 en lugar de un Bad Buny. Pero lamentablemente no hemos entendido que Cristo al resucitar quitó de nosotros el yugo de esclavitud que tenía el diablo sobre nosotros y puso uno de autoridad, y esa autoridad está sobre este mundo, Dios no nos separó del mundo para escondernos, nos separó del mundo para someterlo, para ponerlo debajo de nuestros pies y bajo la autoridad de Dios. "¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?" (1 Juan 5:5)

Cristo al resucitar nos dio autoridad para someter a Satanás y a los demonios de este siglo, es verdad que nos pide separarnos de todo pecado, pero al mundo hay que someterlo, no hay que tenerle miedo.

Otra de las cosas que sucedieron al resucitar de nuestro Señor fue que se derramó el Espíritu de Dios sobre toda carne, y esto es muy bueno, ya que su Espíritu está con todos nosotros y nos ayuda a discernir, nos guía a toda verdad, nos redarguye de pecado, nos protege, nos enseña, nos consuela, nos da esperanza, nos da gozo, nos da alegría, guía nuestras oraciones, nos da frutos y dones, nos bautiza, nos motiva, nos da autoridad, nos alienta, nos desea, y nos resucitará. Pero esto fue posible gracias a la resurrección de nuestro Señor. "Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré" (Juan 16:7)

Si no predicamos la resurrección de Jesús entonces por omisión declaramos que Cristo no tiene poder, y seguiremos con ese yugo de esclavitud que Satanás tenía en nosotros, es por esa razón que muchas iglesias viven atemorizados de Satanás, cuando él ya fue vencido en la cruz, ahora Cristo está sentado a la diestra de Dios gobernando con gloria nuestro mundo, estableciendo y ampliando cada vez más su reino, y mejor aún que creer en su resurrección es creer en su segunda venida. 

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