Capítulo 5

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P.O.V. Ciel Phantomhive.

Después de haberme dejado solo en la habitación y sin ni una explicación; me levante con la idea de que aún seguía en el departamento, pero no fue así, suspiré y salí al balcón, sentí como el viento refrescaba mi cabeza, cerré los ojos brevemente, dejando que el aire jugará con mis cabellos, en eso, escuché un tintineo, abrí mis ojos dándome cuenta que se trataba de aquel objeto que colgaba en mi cuello, lo tomé en mis manos y sonreí.

—Aah, con que fue por esto. —Murmuré sonriendo, me quite aquel objeto del cuello y lo sostuve en mis manos.

—Es momento de dejar el pasado atrás. —Envolví con un puño el anillo y me adentré a la habitación.

En la mañana, me mire al espejo percatándome que al menos ya había crecido unos centímetros y que aparentaba unos 16 años, suspire aliviado por ello, pero a la vez extrañado, pues se suponía que mi tiempo se había detenido, por ello tenía recurrir a cambiar mi aspecto a uno más adulto.

Sin darle tanta importancia, me vestí y salí a caminar, no estoy seguro cuantas horas estuve caminando, que, cuando detuve mis pasos me di cuenta de que me encontraba en la locación en donde se está grabando el video, sin pensarlo, ingrese, y note que aún seguía filmando; Sebastián estaba muy concentrado en ello que ni siquiera se percató de mi presencia, de hecho, nadie lo hizo.

Suspire y abandone el lugar, regrese a mi departamento dispuesto a seguir con la redacción de mi libro; una parte de mi sabía que probablemente Sebastián no regresaría y si lo hacia seria para despedirse, pues estaba seguro que al ver el anillo le había confirmado su mayor miedo, resople y deje de escribir, ya no podía concentrarme, mi mente estaba en un lío, en eso escucho que la puerta se abre dando paso al demonio de mis pensamientos.

—Lamento irrumpí así, pero solo vine a traerte tus llaves. —Menciona con seriedad.

—¿Así que te vas? —Cuestione, él asiente respondiendo

—Ya veo. —Nos quedamos en silencio y pensé que ahora era el turno de Sebastián de huir de sus sentimientos como yo lo hice en el pasado, sin embargo, cabía la posibilidad que Sebastián solo se sienta atraído por mi por el contrato y nada más.

—Antes que te vayas, me gustaría que deshagas el contrato, así no te sentirás atado a mí. —Dije, note cierta sorpresa en su expresión, pero lo contrarresto rápidamente con su seriedad.

Dio unos pasos hacia mi dirección y al estar lo suficientemente cerca alzó la mano donde está el sello y lo coloco en mi ojo de color púrpura.

—Supongo que por fin podré tener la libertad de estar con quien yo quiera. —Alegue con sarcasmo, aunque no sabía el porqué de mis palabras, o tal vez solo quería buscar un indicio de que Sebastián no deshaga el contrato.

El me miró brevemente para luego, en un rápido movimiento me aventó al sofá, quedando encima de mí.

—No, no te entregaré a otro humano, tu eres mío Ciel.

—¿Entonces no te iras? ¿No desharás el contrato?.

—No

—¿Por qué? —Lo mire con seriedad, él se acercó a mi rostro juntando su frente con la mía.

—Yo... esto es... —Hunde su rostro en el hueco de mi cuello —Es difícil para mí, pero... te quiero, y no de la manera de cómo te quise antes, cuando llevamos aquellos papeles de amo y mayordomo.

No conteste, pero entendía cada una de sus palabras, él acarició mi mejilla con su nariz hasta que nuestras miradas se encontraron, me miró y fue acortando la distancia hasta besarme.

Tú Olvido y Mi PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora