Capítulo 13

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Me encontraba mirándome al espejo mientras acomodaba mi corbata, hasta que sentí unas manos que rodearon mi cintura, atrayéndome a un confortante pecho.

—¿Necesitas ayuda? —Ronroneo Sebastián, al tiempo que me propino un beso cerca del cuello.

—Gracias, pero ya he acabado. —Respondí y me separé suavemente de ese dulce abrazo para poder mirarlo, él sonrió apacible colocando su mano en mi mejilla.

—¿Estás seguro que no tienes hambre? —Cuestionó, a lo que rápidamente me ruborizo y desvié la mirada.

—N-No, dos días fueron suficientes, así que estoy bien —Contesté sin ánimos de mirarlo, pues la vergüenza me invadió al recordar aquellas horas de pasión desmedida que tuvimos.

Una risita salió de sus perfectos labios, para luego acercarse y rozar su boca en mi oreja.

—Sabes que estoy a tu completa disposición, así que no te contengas. —Susurró, haciendo que me estremeciera.

—Es-Estoy perfectamente bien. —Me aleje rápidamente dispuesto a salir de la habitación pues sabía que solo está intentando provocarme o tal vez está probando mi autocontrol.

—Ciel...

—No insistas —Alegue y gire sobre mis pasos para encararlo. —Me encuentro bien, no tengo nada de hambre y sobre todo... no quiero dejarte sin energía, podría matarte. —Agregue, cambiando mis facciones a una preocupada.

—No pasará, además es mi deber proveerte de lo que necesitas, aparte es normal que tengas tanta hambre puesto que apenas tu cuerpo se está adaptando. Así que no finjas. —Enarqué una ceja y negué con la cabeza ante sus últimas palabras.

—¿Cómo te hago entender que estoy bien? —Dije, observándolo, arrugando el entrecejo, pues odiaba que dudara de mí, aunque entendía su preocupación, pero lo que le decía era cierto, no tenía nada de hambre.

Sebastián fija su mirada en mí, pero en segundos suspira y se lleva dos dedos al puente de su nariz cerrando los ojos, algo que no dura pues vuelve a mirarme.

—Lo siento, solo me preocupo, se que debo confiar en ti, pero... —Lo interrumpo al colocar un dedo entre labios.

—Lo sé, y te entiendo. —Sonrió y en breve lo beso para calmar el ambiente, Sebastián me corresponde posando sus manos alrededor de mi cintura, pero en segundos nos separamos de aquel contacto.

—Prométeme que, si llegas a tener algún inconveniente, me llamaras. —Lo miro, notando aquellos matices de preocupación en su rostro, algo que siempre me sorprendía, pues en el pasado no expresaba ese tipo de emociones.

—Lo prometo. —Respondo con sinceridad.

..........

Mis horas laborales pasaron bastante rápido, que en ningún momento me tope con Elisa y de cierta manera fue un alivio, aunque debía hablar con ella sobre aquel incidente, aparte que no podía postergarlo más. Suspiro mientras camino por los pasillos de la universidad, dirigiéndome a la oficina de Elisa, pero antes de llegar, la encuentro a algunos pasos de mí, sin embargo, no se da cuenta de mi presencia pues está ocupada hablando con unas personas que parecen importantes; sin pensarlo dos veces cambió mi rumbo hacia la salida de las instalaciones.

—Tal vez mañana tenga la oportunidad de hablar con ella. —Pienso sin detenerme.

Al estar a punto de salir, suena mi móvil y noto que se trata de un mensaje de Sebastián, pero antes de abrir aquel mensaje escucho que me llaman e instintivamente giro sobre mis pasos, encontrándome con Elisa.

Tú Olvido y Mi PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora