CAPITULO 50

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Canción: Don't deserve you - Plumb

- Es mejor que hablemos de esto en privado, lejos de Elisabetta – Giorgio se coloca en marcha hacia la sala de la mansión para que podamos tener mas privacidad, mientras estoy presa de los nervios, de la angustia, la piernas me tiemblan como si fueran gelatina.

- ¿Qué sabes de él?

- Bruno, canceló sus cuentas bancarias, la mansión de New York esta deshabitada, todas sus propiedades las ha perdido, sus autos, su dinero, incluso la empresas de su padre, las únicas propiedades que aún están en pie son esta y la mansión en Seattle.

- ¿Qué quieres decir con todo eso?

- Que Bruno ya no está en el puesto, que ahora quien ocupa el poder es Fiore, y será peor si sube de rango en la Cosa Nostra.

- Bruno jamás haría eso, a menos de que...

- ¿Estuviera muerto? Camila la verdad no sé, pero es posible que lo este.

- No lo digas, él tal vez este con Dimitri y.. – la esperanza regresa a mente y desaparece en el mismo momento en el que Giorgio vuelve a hablar.

- No esta allá, llame a Dimitri y menciono que ni siquiera ha ido.

- Tu sabes algo, él y tú se reunieron aquella vez, dime que fue lo que te dijo.

- Camila, no sé qué haya hecho él.

- Dices ser amigo de la familia pero ¡no lo eres! Si lo fueras me dirías lo que está sucediendo. Y en cambio vienes a decirme que posiblemente este muerto y que ese hombre este en el puesto.

- Solo conoces al hombre que va a tu casa y se sienta en esa mesa a cenar como tu esposo, pero el que se mueve en el mundo de la mafia, ese no lo conoces, es una cosa totalmente diferente.

- Me niego aceptar que este muerto, me niego aceptar que le haya dado el puesto a ese hombre – mis lágrimas empiezan a salir y el mi sistema se altera, las ilusiones se rompen y mi corazón se destroza.

- Hace dos semanas me dio esta carta para ti, ten, lamento que estés pasando por todo esto y más en tu estado. Pero haremos lo posible para que estén a salvo, es lo que él hubiera querido.

- Gracias – digo tomando la carta en mis manos y dirigiéndome a mi habitación.

Abro la carta y veo su letra clara en ella.

Amore

Sé que posiblemente me estés odiando en este momento por dejarte de esta manera, yo también me odio por haberlo hecho, sin embargo ambos sabemos que es lo mejor para los tres, lo único que te he ofrecido es que mi mundo te lastime, durante mucho tiempo navegue como un barco a la deriva en las oscuras aguas de mi corazón y encontré la luz que me guiaba hasta el camino que debía tomar, y esa luz siempre has sido tú, el camino que debo tomar es aquel en el cual no salgas lastimada, en el cual pueda ofrecerte protección, y ese fue el que decidí tomar. Así que si te sientes infeliz por no tenerme a tu lado, imagínanos a los tres en un lugar en el cual la felicidad sea eterna, en donde no existe preocupaciones que nos afecten, ahí me encontraras y yo seré feliz de verte, de verte reflejada en mi hijo. Dale una vida que sea diferente a la de su padre, una vida lejos de la vida que yo mismo me condene a llevar.

Ti amo la mia dea, eres y serás el mas grande amore de mi vita.

Atentamente, B. Lombardi.

- ¡Idiota! – digo arrojando la carta a la nada y dejándome consumir en el suelo por las lágrimas. ¿Con que derecho te crees de romperme de nuevo el corazón? ¿Con qué derecho vuelves y haces lo mismo? Maldito estúpido.
Tu padre siempre actúa solo, toma decisiones él mismo, aún cuando sean las peores – digo mientras paso mis manos por mi vientre. Si has dejado este mundo Bruno, te juro que jamás te lo perdonare.

Pasión Italiana (Ya en Físico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora