CAPITULO 42

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Canción: Often - The Weeknd

- ¿Piensas matarme? Si lo haces tu esposa y tú irían a la cárcel, tú por asesinato y ella por encubrirte.

- No me creas tan estúpido. Mi puesto jamás será de ningún bastardo y menos tuyo.
No invoques al diablo porque se te aparecerá. Comienza por buscar unos lindos ataúdes para tus hombres, porque de los que había afuera custodiándote, no queda ninguno. No vuelvas a tocar a mi esposa, no vuelvas a aparecerte en este lugar, ni nada que la involucre, porque juro que convertiré tu cuerpo en una estatua de cera hirviendo.

- Te dije linda convives con el peligro, Caruso debió dejar sus negocios a cargo mío. Tengo más hombres que tu Lombardi, esta vez alguien te matara, y ese seré yo.

- Eso lo quiero ver – la voz de Mishenka aparece entre los tres. – Quisiera creer eso de un infeliz, cuyo nombre no resuena ni siquiera en el mundo de la mafia.

- ¿Rusos ahora? – dice mirándolo. – ¿Contratas a un niño para amenazar a la gente?

- Niño – bufa Mishenka. – Niño mis cojones, tengo más poder que tú, y más inteligencia, nadie me contrata, yo actuó por mi propia cuenta y sin cargos de conciencia.

- Par de idiotas.

- ¡Largo de aquí!– dice Bruno sujetando a Fiore por su cuello.- ¡Largo en este instante!

- ¿Necesitas motivación verdad? – dice mirándome. – ¿Funcionas así?

La expresión de Bruno en su rostro cambia a la de unos ojos azules oscuros y con rabia, si lo sigue provocando lo matará, y las palabras de Fiore son ciertas la policía nos arrestaría.

- Déjalo ir, solo por esta vez – le digo.

- Ya me largo – dice este saliendo del hotel.

- ¿De verdad?¿ Lo dejaste ir así no más? - Pregunta Mishenka.

- No te metas en mis asuntos.

- ¿Mishenka que haces aquí? – le pregunto, ya que es extraño verlo en New York, según Dimitri solo maneja negocios en Seattle

- Negocios – se encoje de hombros.

- Ciao señoritas – la voz de Giorgio dirigiéndose hacia las empleadas se escucha por todo el living del hotel, mientras las puedo escuchar murmurar. – Ciao a todos,ha llegado lo más caliente de Italia.

- ¿Giorgio? – digo levantando una ceja.

- Vine con este amargado – señala a Mishenka con su quijada.

- ¿Para qué? – pregunta de manera irritada Bruno.

- Bueno él vino por "negocios turbios" – hace unas comillas con sus dedos. – Yo vine porque abrí un club. Fiesta, póker, mujeres, ya saben al estilo Giorgio Bonatti. Y quería invitarlos ¿vamos esta noche?

- Tengo cosas más importantes – responde Bruno mirando su reloj. – Camila debemos hablar – por su tono de voz serio y frío sé que está enojado por algo.

- Por supuesto. No se vayan, en un momento vengo - le digo a ambos.

Me retiro con Bruno a una parte alejada de ellos, dispuesta a escuchar lo que me vaya a decir.

- ¿Cuando mierdas pensabas decirme que tomaste el arma de mi escritorio?

- Yo..

- ¿Pensaste que no me daría cuenta?

- No. Lo hice porque quería estar protegida.

- Si, sobre eso.. Amos y Fausto no sirven para nada.

Pasión Italiana (Ya en Físico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora