Capítulo 7: ¿La cena familiar? Conteo antes de la fiesta.

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El viaje de regreso fue bastante silencioso para nuestro peliverde que sin mediar palabra con Eijirou prefirió mantener su poca dignidad antes de ser despedido por su tremenda estupidez. ¿Quien le mandaba a tener tan mala suerte de gustarle a los hombres?

Bueno su madre siempre le decía que tenia el rostro algo femenino, y no era la primera vez que se metía en problemas con hombres declarándosele y sobretodo peleando por su atención. Aunque ahora el pelirrojo le dijera que era su prometido no daría su brazo a torcer tan fácilmente.

Él no tendría un compromiso con nadie, y mucho menos con alguien que no amaba, y que de paso cuidaba para que no se metiera en problemas.

Suspiro cansado por ese día tan movido. Ya empezaban a verse las luces distintivas de la ciudad y sus habitantes nocturnos, el regreso en auto le permitió divisar diferentes marcos en lo que él para su desgracia en ninguno se sentía identificado.

Familias con sus sonrientes niños cenaban en restaurantes para lo infantes que contaban con juegos de los cuales alguna vez en su vida disfrutó con su madre y padre, en otro marco se veían a parejas que entraban en bares o al cine tomados de la mano, lo cual le hizo preguntarse ¿Que se sentiría estar enamorado?

Al recordar a sus padres y sus miradas cómplices siempre sintió una tremenda admiración por el amor que mostraban, y él a su corta edad de 10 años se dio cuenta que sus gustos y preferencias eran distintas a la de los demás niños. Las niñas le parecían lindas pero no para estar con ellas como su novio.

Muchas veces recibió cartas y obsequios de parte de las féminas y de cierta manera lo agradeció, pero muy internamente sabia que no podía corresponderles, por ello al llegar a adolescente se dio cuenta de sus peculiares gustos los cuales también le trajeron problemas y decepciones.

Sobre todo mucho dolor.

Eijirou noto por el rabillo del ojo la centrada mirada de Izuku en su alrededor, pudo notar por breves momentos como un brillo de interés y de paso dolor, aparecía en sus verdes ojos. Seguro estaba pensando en su pasado y de repente quiso saber mas de él, ¿Que cosas le gustaban? ¿Que musica o artista escuchaba? ¿Que estación era su favorita, la primavera, verano, invierno? ¿Que es lo que mas le gustaba comer?

Cosas como esas y muchas otras mas pasaron por su mente, pero que al ir manejando y centrándose de no chocar a nadie y ganarse una buena multa pensó que seria mejor indagar cuando tuvieran tiempo, pues noto también el cansancio del chico por esa tarde tan ajetreada.

El dolor en su mejilla ya se había ido hace un tiempo, solo quedo algo roja por el fuerte bofetón que Izuku le había dado, y con justa razón, poniéndose a pensar en ello tal vez si se había pasado un poco.

Lo bueno es que no era alguien rencoroso, así que de cierta forma le gusto que el chico le diera pelea, ya que mayormente las mujeres solo pedían por su atención y todo en sus platicas era un típico:

— Si — O un
— Me encantaría Eijiro —
— Claro que si estoy dispuesta príncipe — ese tipo de frases que luego de un tiempo llego a odiar.

Le aburrían, parecían muñecas inflables de las cuales con un solo comentario mal parqueado su mente quedaba en blanco por no tener nada en eso que llamaban cerebro.

Y él ya se había cansado de ello. Necesitaba un reto. Y justo Izuku apareció, como un ángel de blancas alas y sonrisa armoniosa.

Él definitivamente no se arrepentía de nada y mucho menos de haber dicho que era su prometido, pues pronto lo seria, nada ni nadie lo iba a detener...

Él definitivamente no se arrepentía de nada y mucho menos de haber dicho que era su prometido, pues pronto lo seria, nada ni nadie lo iba a detener

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