Capitulo 26: Remordimientos, Sentimientos Revividos.

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Katsuki tira la primera pana de agua para lavar su dichosa motocicleta que por el lodoso camino había quedado café, la figura que estaba plasmada era una calavera al costado derecho, la cual había dejado de verse por el dicho lodo, y no había muchas cosas que Katsuki odiara más que su moto estuviera sucia.

Por ende se puso a lavarla luego de arreglar el interior de su antigua casa cuando aún vivía en el pueblo, la decoración que encontró no era más que polvo y más polvo, no le sorprendía, habían pasado muchos años abandonada, pero ahora que estaba de regreso esperaba reparar algunas cosas de la vivienda que tuvo sus mejores días.

Vuelve a mojar la esponja en el detergente y la pasa afanadamente sobre el logotipo, mientras masculle unas cuantas maldiciones por la mugre que tiene pegada.

— ¡Maldito lodo de mierda! ¡Desaparece maldición! — su mano trabaja más fuerte para lograr dejar la máquina reluciente pero sus esfuerzos quedan en vano al ver que una enorme mancha negra está bien plasmada en la frente de la calavera.

Harto de restregar y maldecir sin resultados, tira la esponja en el balde y se deja caer al suelo donde se sienta a tomar aire.

El otoño era la estación prédominante en ese momento y el frescor que trae la brisa que pasa le da algo de frío, pero se siente demasiado molesto como para ir por su raida chaqueta y cubrir sus hombros.

Sus ojos rojos se posan en los verdes árboles que dan su fruto y las flores que los acompañan, el verde le recuerda al idiota de Deku, el cual se preguntaba ¿Que demonios estaría haciendo?

Niega con la cabeza y se golpea mentalmente por pensar en él. No se preocuparía más por el pequeño idiota.

Ya se había rebajado lo suficiente como para que el pendejo no lo recordase y de paso se sentiera mejor en presencia del ojeroso que con él. Lo supo desde el momento que sus miradas se encontraron y este no le reconoció, ¡Incluso se atrevió a desfiarlo!

Una rabia interna surca su interior mostrandose en una mueca enojada en su cara. Como detesta que le contradigan, pero esta vez no era solo ese sentimiento, la mezcla de decepción, ira y celos también formaban parte de su interior, y no podía evitarlo del todo.

— Si sigues haciendo esa cara te saldrán arrugas tempranas — escucha una voz socarrona detrás de él.

Se da la vuelta y mira a Shindou con rostro jovial mientras se acerca hasta donde él se encuentra sentado.

— ¿Qué diablos haces en mi casa? — pregunta de forma mordaz, no tiene el ánimo para soportar las estupideces de ese pendejo — Qué yo recuerde no te invite idiota —

Los ojos de Yô lo fulminan levemente, pero vuelve a sonreír como si nada de lo que dijo de forma despectiva pudiera enojarlo.

— Pará qué sepas la calle es de dominio público, y no necesito tu permiso para venir a verte — le dice desafiante.

Katsuki chaqueo la lengua fastidiado.

— No estamos en la calle pedazo de imbécil — escupe con saña — ¡Ahora largo de mi casa! —

— Huy que terror — dice moviendo sus dedos de forma burlona — ¿No te han dicho que tienes un carácter de mierda? — le expresa con la misma mueca burlesca y sin moverse un ápice del lugar.

— Es mi encanto natural — masculla el rubio.

— Sigue repitiendotelo hasta que te lo creas — dijo sentándose en el suelo sin importarle que el rubio pudiera dejarle ir un golpe por su osadía.

Lo bueno de todo es que él sabía defenderse, y si Bakugou se atrevía a golpearlo no dudaría en responder con otro golpe, de por sí se había sentido aburrido en esos meses, y necesitaba tal vez una pelea para desestresarce.

♠Cenicienta y los Cuatro Caballeros♦ 👉Editando 👈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora