Capitulo 30: La verdad siempre sale a la luz

854 89 33
                                    

Tenya manejo en el camino indicado por el GPS, dicho camino se fue haciendo más verde y natural a medida que avanzaba, logrando sentirse calmado después de todo el revuelo que pasó en la oficina de su jefe, y de haberse enterado que el presidente en realidad sí tenía un hijo fantasma lo dejó perturbado de cierta forma, aún pensaba que era como una mala broma del destino, pero la apruebas estaban ahí y estaba seguro que habría una explicación más oscura que la que Aizawa le había dado.

Pero igual ese asunto tendría que resolverse luego. El joven Katsuki era la prioridad ahora. Aunque... ¿Qué podría decirle al cenizo para que volviera a la mansión, sin tener que usar la fuerza o amarrarlo en el proceso?

Conociendo el temperamento del joven rubio era más que seguro que se negaría.

Así que tenía que usar su ingenio para pensar una buena estrategia y llevarla a cabo.

Era eso o regresar con las manos vacías. Y él personalmente no aceptaría la derrota tan fácil.

Bajo el vidrio de su puerta para sentir el aire fresco entrar en sus pulmones. Se sintió tranquilo y bastante relajado mientras se aproximaba al pueblo donde antes vivía la señora Mitsuki con el joven Katsuki.

Según sus fuentes, la señora había fallecido cuando Katsuki aún era muy niño, lo cual había dejado una huella difícil de borrar con respecto al dolor y la pérdida de su ser querido.

Entendía de cierta forma porque el cenizo había regresado ahí, tenía la mayor parte de sus recuerdos de niñez en el pueblo, pero también comprendía la gravedad de la situación que la compañía estaba pasando ahora, así que el joven Katsuki tenía que estar presente en los planes actuales de la empresa, era su deber como uno de los herederos Aizawa.

Le gustase o no.

Giro en una curva mientras bajaba la velocidad del vehículo, noto que al lado derecho habían algunos barrancos bastante peligrosos si ibas a una velocidad elevada podría ser realmente peligroso, era mejor evitar cualquier accidente.

Cuando habían pasado unas cuatro o cinco horas, aunque realmente no se fijo muy bien, noto a lo lejos un rótulo con el nombre del pueblo que ya estaba bastante gastado por los años, las letras apenas se distinguían, pero dejaban entrever que todavía tenían población viviendo ahí.

Se alegro por estar tan cerca. En esas horas había pensado seriamente en cómo convencer a Katsuki para que volviera. Y aunque sonaba sucio y algo malvado de su parte, el único tema fuerte que tal vez podría hacerlo volver era el nombre de Izuku, quien sino mal recordaba era la persona que el rubio había besado en el patio de la mansión cuando nadie los miraba.

Gracias a Dios que literalmente nadie de los trabajadores los noto, sino hubiera sido un poblema enorme tener que inventar alguna excusa válida para que no llegara a oídos del señor Aizawa, y aún tenía sus dudas en sí él ya lo sabía.

Con algo de inseguridad en no saber dónde encontrarlo tendría que ir preguntando casa por casa de ser necesario para localizarlo, pues por desgracia no había podido obtener la ubicación exacta en donde residía.

Miró a ambos lados tratando de encontrar a alguna persona en la calle. Pero él pueblo literalmente se veía desierto, vacío y sin vida.

Con decir que el camino se miraba más verde que las antiguas casas, las cuales algunas de ellas estaban destruidas por lo viejas que eran y por la falta de mantenimiento.

Siguió avanzando hasta notar a un joven que salía de una pequeña tienda de abarrotes, que había tenido sus mejores días atrás, el joven llevaba dos bolsa de cartón con algunas frutas y verduras además de jugos de dos sabores diferentes.

♠Cenicienta y los Cuatro Caballeros♦ 👉Editando 👈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora