Prólogo

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En el pueblo de Spirit,era costumbre que en el cumpleaños número nueve de un niño,se le otorgará como presente un juguete especial,uno que el mismo niño debía fabricar,armando sus partes.

El cumpleaños de un niño era el un día muy especial en Spirit,la magia del lugar se volvía poderosa,tanto que era capaz de dar vida sobre un objeto inanimado.

Era el día veinticinco de la estación fría, y era el cumpleaños número nueve de una niña llamada Marion; la niña en cuestión había celebrado su cumpleaños, con su madre y su abuela,pero por causas del trabajo,su padre no estuvo presente cuando la niña apagó las velas de su pastel.

Ya era de noche cuando Marion miraba por la ventana de su habitación caer los copos de nieve mientras esperaba que su padre llegara con su regalo de cumpleaños.

Marion se emocionó mucho al ver una figura alumbrada por las farolas de la calle. Reconoció de inmediato el andar de su padre. Bajó corriendo la pequeña escalera que llevaba al ático que era su habitación.

— ¡Papá llegó! ¡Papá llegó! — gritó la niña emocionada.

Marion,no corras — la reprendió su madre...

Jovencita,ya deberías estar dormida — dijo su abuela.

— No puedo dormir abuela. Debo dar vida a mí juguete.

— Podrás darle vida el próximo año — dijo de nuevo la abuela antes de darle un sorbo a su taza de té de manzana.

— ¿Y esperar otro año? — replicó la niña negando con la cabeza,provocando que sus rulos oscuros se sacudieran a ambos lados de su varita pequeña — ¡Ah,no,abuela! Ya esperé nueve.

El comentario de la niña hizo reír a las dos mujeres.

En ese momento, la puerta de la entrada se abrió y el padre de Marion entró junto con una ventisca que introdujo cientos de copos de nieve tras de él.

— ¡Papá! — Marion corrió a recibirlo.

— ¡Aquí está mí pequeña cumpleañera!
— la saludo su padre cargándola en los brazos.

Marion no pudo evitar concentrar la mirada en la bolsa de regalo que llevaba su padre en la mano derecha.

— ¿Quieres esto? — preguntó el hombre al ver hacia donde se dirigía la mirada de su hija.

Los ojos de la niña se agrandaron por la emoción mientras asentía con la cabeza.

— ¿¡Y qué estás esperando!? — dijo el padre dejando a la niña en el suelo entregándole la bolsa de color canela.

— ¡Gracias,gracias,gracias! — gritó la emocionada niñita dando pequeños saltos.

Estaba a punto de salir corriendo hacía la pequeña salita colonial donde reposaba su abuela cuando su padre la retuvo un momento.

— ¡Un momento jovencita! ¿A caso no me he ganado ni un beso? — cuestionó el padre señalando con un dedo su mejilla.

— ¡Cientos! — le respondió ella y acto seguido sujetó con sus manitas el rostro de su padre que cubrió de besos, para después salir corriendo a armar a su muñeco.

Se sentó frente a la chimenea dónde crepitaba un agradable fuego y esparció todas las piezas que compondrían a su juguete junto con el instructivo y un quit de costura.

Synthetics: La Evolución De Los JuguetesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora