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Chaeyoung era una niña muy alegre y amable, en la escuela siempre fue educada con sus compañeros, pero a medida que iba creciendo, comenzó a tener ciertas atracciones hacia sus amigas, era algo que la confundía, no debería sentirse así y menos con una chica. En la escuela no tenía amigos, sólo recibía bromas y solían llamarla "Rara" a todos lados que iba, ya nadie se le acercaba, puesto a que aquella niña, de delicados y perfectos rasgos físicos, solía vestirse de una forma masculina y sus compañeros siempre buscaban el más minino defecto en ella para burlarse. Habló con sus padres sobre las burlas continuas que recibía y ellos no sabían como ayudarla. La vida en Estados Unidos no era fácil para la chica coreana y cada día se sentía más insegura de si misma.

—¿Por qué debería ser tu amiga? —dijo con voz aguda la chica frente a ella.

—¿No quisieras serlo? —su tono era bajo, decaído.

—No. —soltó una risa y la observó por completo—. Mírate, luces como un niño. No quiero que los demás piensen mal de mí.

—Pero... —no dijo más, porque la chica de cabello largo y lacio, le dio la espalda y se fue, dejándola sola.

Las burlas iban en aumento al pasar los años y no lo soportaba, no entendía el por qué de sus bromas, pensaba que todos eran iguales, pero quizás ese era su destino, ser el payaso de todos. Sus padres sabían de la tristeza de su hija y sin más decidieron mudarse a Japón. continuaría la secundaria en un nuevo instituto y esperaba comenzar una nueva vida.



Una fuerte alarma resonó por toda la habitación, ya eran las 7:00am y aquella chica que aun no quería levantarse debía empezar su primer día de secundaria, en un lugar completamente nuevo para ella. De inmediato lo recordó y abrió sus ojos, se sintió nerviosa de llegar a un lugar desconocido, no sabía que podría pasar y eso la asustaba.

—Maldita sea. —Se sentó en la cama y tomó su despertador, quería aventarlo contra la pared pero decidió no hacerlo, solo la desactivó.

Era un nuevo día en la cuidad de Tokyo, siempre quiso vivir allí, pero dadas las circunstancias de su mudanza, no lo disfrutaba tanto, porque... Simplemente había huido con su familia a ese lugar.

—Veamos... —Murmuró al mirarse en el espejo del baño. Chaeyoung no quería cambiar su estilo, su cabello estaba largo, lo pensó y sólo decidió cambiar este, por alguna razón siempre había querido tenerlo bajo y lo cortó sin más. Arregló su bolso, guardó todo lo necesario para su día en la escuela y salió de su habitación. Sus padres habían salido temprano a su nuevo trabajo así que desayunó solo en aquella gran mesa.

Sus padres le habían dejado la dirección puesto que no conocía la cuidad, tomó su bicicleta, acomodó su gorra y salió de casa.

Estaba nerviosa, ansiosa y por una pequeña parte feliz, comenzaría una nueva vida. Ya no quería huir de las burlas que recibía, el problema era que no sabía con que clase de personas se iba a topar, pero quería afrontar todas las adversidades que se cruzaban en su camino, debía superarlas, poco a poco lo haría y abandonaría su inseguridad.

Al llegar a la escuela estacionó su bicicleta, habían muchas personas corriendo para entrar a sus clases, hablando, otras simplemente riendo. Sus nervios aumentaron. Bajó su rostro mientras entraba a el lugar y buscó el numero de su casillero nuevo, dejó algunas cosas allí y se dirigió a el salón de clases. Todos reían sin notar su presencia y eso de algún modo la alivio. Encontró un asiento vació y espero. El timbre sonó fuertemente y miró hacia la puerta, su profesora estaba de pie, hablando con una chica y por alguna razón, supo que era de ultimo año, pero estaba de espalda así que no pudo ver su rostro, aunque tampoco le importaba.

Al entrar todos de inmediato tomaron asientos y la mirada de la profesora se posó en ella rápidamente. Le sonrió y la llamo mediante una seña.

—¿Eres la alumna nueva? —dijo ella con una encantadora sonrisa.

—Sí...

—Bien. Deberás presentarte. Atención todos, por favor. —hubo silencio en aquel salón y todas las miradas fueron hacia ella. Estaba sudando—. Adelante.

—H-hola... Mi nombre es Son Chaeyoung, tengo 17 años y recientemente me he mudado, vivía en Estados Unidos. Yo... ¡Es un placer! —hizo una reverencia, una gota de sudor bajo por su cuello. Bajo saliva lentamente.

—Ella será su nueva compañera de clases, sean amables, por favor.

Volvió a su lugar, algunos continuaban mirándola, unos le sonreían o la miraban raro, pero otros simplemente la ignoraban.

En toda la mañana no habló con nadie, durante la hora de descanso no quiso acercarse a alguna persona y era la única que estaba en una mesa, completamente sola. Su día estaba a punto de terminar y ya quería volver a casa, el lugar no le desagradó en lo absoluto, pero solo debía acostumbrarse a lo nuevo.

Al salir del salón de clases se dirigió a el baño, escuchó a dos personas reírse mientras se acercaban y rápidamente cambió de dirección.

—¡Oye tú! ¿Eres el chico nuevo?

Se detuvo en seco y volteó a mirarlos, ¿Chico?

—N-no, yo...

Ambos se miraron y sonrieron de una forma que a Chaeyoung no le gusto, quiso alejarse pero aquellos fueron más rápidos y la tomaron de sus brazos y piernas, la más baja trató de soltarse pero le fue imposible.

—Esto sera divertido, enano. Deja de moverte.

La llevaron cargada a la salida de la escuela, todos miraban aquella escena entre risas, se acercaron a la fuente que se encontraba en la entrada de esta y sin más la aventaron.

—¡Bienvenido, enano! —gritaron los dos sin dejar de reír. Chaeyoung rápidamente salió, estaba completamente empapada y su gorra había quedado dentro del agua, pero no le importó, con la cabeza gacha busco su bicicleta y se fue del lugar, las risas de todos aun la perseguían.

Llegó a casa completamente enojada, ahora sería el punto de burla de todos, otra vez. Su comienzo no había sido lo que tanto esperaba y de forma inconsciente golpeo la pared fuertemente con su puño, quiso gritar por el dolor pero se contuvo.

—¿Que tal estuvo tu primer día, hija? —pregunto su madre, entusiasmada—. Ese corte te queda muy bien.

De inmediato notaron su nuevo corte de cabello, pero eso era lo de menos, no podían decirle nada si su hija se sentía cómoda así.

—Bien. —respondió sin más, no quería contarle lo sucedido.

—¿Segura? No suenas muy...

—Segura, mamá. Descuida. —sonrió, no quería preocupar a su madre así que mantuvo su mano lastimada escondida debajo de la mesa. Durante la cena no hablaron más del tema.

La chica regresó a su habitación luego de que sus padres se quedaran dormidos, se acostó en la cama y comenzó a jugar con su celular con los audífonos puestos, aún no tenía sueño. Pasada la media noche Chaeyoung se aburrió de aquel juego y revisó su cuenta de facebook, pero de repente varios enlaces desconocidos aparecieron en la pantalla.

— Malditos virus. —trató de eliminar cada uno, pero cuando se disponía a hacer lo mismo con el ultimo, sin querer toco el link y un vídeo comenzó a reproducirse. En el apareció una pareja de chicas, teniendo sexo. Jamás había visto algo así, pero a pesar de estar sola sintió vergüenza, los gemidos de aquella chica resonaron en sus audífonos y rápidamente se los quitó, Chaeyoung trató de borrarlo, pero algunos minutos pasaron para que lo lograra.

—Pero qué mierda...

Apago su teléfono, trato de calmar su respiración y del mismo modo, buscó alguna forma para quedarse dormida.

Precious Girl; MiChaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora