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Mina al salir del colegio fue directamente hacia el hospital, quería saber cómo estaba la chica. Dahyun y Tzuyu fueron con ella. Durante todo el día no pensó en absolutamente nada que no tuviese que ver con Chaeyoung, seguía preocupada y quería verla. Al llegar solo tuvo que hacer lo mismo que el día anterior, esperar. Durante la hora de visita, los padres de la chica pasaron y ante la insistencia de las demás muchachas y a pesar del miedo que sentía, Mina decidió pasar con ellos.

Aquel cuarto era frío y la poca calidez que se notaba eran los rayos del sol que le daban vida y luz a el lugar. Solo el sonido de una maquina se escuchaba, el corazón de la chica iba tan rápido que temía desmayarse, pero al levantar la mirada, la vio y quiso llorar.

Chaeyoung tenía los ojos cerrados, su pecho subía y bajaba lentamente al seguir el ritmo de su respiración y su rostro, su precioso rostro estaba lleno de golpes, sus labios estaban resecos y no tenía aquel color rosáceo en sus mejillas. Mina bajó el rostro y las lágrimas no se hicieron esperar, intentaba ahogar sus sollozos mordiendo sus labios, pero le era imposible. Todo era su culpa.

—¿Mamá? —se escuchó la voz ronca de la chica.

Mina de inmediato volvió a mirarla, seguía con sus ojos cerrados.

—Hija, aquí estoy. —dijo aquella mujer mientras se acercaba y tomaba su mano, preocupada.

—No llores... —dijo Chaeyoung.

—No lo hago. —pero su voz se quebró en la última palabra.

Chaeyoung abrió sus ojos, lentamente y parpadeo de la misma forma tratando de acostumbrarse a la luz.

—¿Quien...? —dejo de hablar, miró a sus padres y luego a la chica que estaba a unos pasos de ellos.

No dijo nada, ninguna dijo nada, solo se miraron durante pocos minutos hasta que la menor volteó su rostro, mirando hacia la ventana. Mina de inmediato entendió que no estaba feliz con su presencia y lo entendía.

—¿Pasa algo, hija? —pregunto la mujer, al notar la tensión en la habitación.

La muchacha negó con su cabeza y volvió a cerrar los ojos, soltando un fuerte suspiro. Lo único que escucho después, fueron los pasos lentos de la chica y la puerta cerrarse.

—Tu amiga ha venido hoy también. —la chica no respondió—. Ella...

—Agua... Por favor. —su voz seguía ronca, su garganta no había tardado en secarse.

Mina al salir sintió un enorme vacío en su pecho, Chaeyoung no quería verla y aquella mirada que tenía no transmitía nada.

Los siguientes días fueron así, Mina al salir del colegio iba a visitar a Chaeyoung, pero solo se quedaba en los pasillos, ya no entraba a verla. La chica no preguntó por ella esos días, no quería verla. Entendía la preocupación que tenían sus padres cada día, pero no hablaba con ellos, con sus amigas cruzaba muy pocas palabras. A pesar de tener tantas heridas, solo había una que no podía soportar.

Los policías habían encontrado a Baekhyun, ya había pasado una semana, pero seguían sin saber del paradero del otro chico. Baekhyun había dicho absolutamente todo, pero aseguró que no sabía dónde se encontraba el otro. Ni siquiera Mina pudo imaginarse donde podría estar y a pesar de conocerlo durante tantos años, esperaba con todas sus ganas que lo encontraran. El daño que le había hecho a la menor era imperdonable.

Tiempo después Chaeyoung fue dada de alta, sus dos heridas en el costado aún no habían cicatrizado completamente, por lo cual debía mantener reposo absoluto. Mina quería volver a verla, pero era obvio que ella no. Solo podía saber cómo estaba gracias a sus amigas. Iban a visitarla a su casa cuando podían. Dahyun, Sana y Tzuyu se habían vuelto cercanas a ella, era obvio que sabían que algo había pasado entre las dos, pero no decían nada al respecto.

Precious Girl; MiChaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora