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—Chaeyoung. —Dijo Mina, estaba terminando de arreglar algunos libros—. ¿Aún te falta? Ya casi termino.

—Sí, falta poco.

—Estas más despistada de lo normal, Chae. —soltó una pequeña risa—. Si necesitas ayuda, me dices.

La menor sonrió y asintió con su cabeza, aún le faltaba arreglar el último estante de libros, pero no podía concentrarse del todo, solo miraba a su chica y de inmediato se perdía, aquella era hermosa, más que eso... Perfecta. Sus miradas se encontraron en ocasiones y la sonrisa de ambas transmitía la felicidad enorme que sentían cuando estaban juntas. No podían pedir más.

Mina sabía que la menor se distraía con facilidad y más si era por su causa, eso le gustaba, pero admitía que le parecía gracioso, Chaeyoung simplemente se quedaba en su mundo, pensando quien sabe que cosas.

—Chae, déjame ayudarte. —la mayor se acercó, pero Chaeyoung no respondió—. ¿Chae?

—Mina... —dijo, en un susurro.

—¿Pasa algo? ¿Te sientes mal? —preguntó, preocupada y tocó la frente de la chica.

—Estoy bien. —sonrió y tomó las manos de la chica, enlazando sus dedos—. Mina... Gracias.

—¿Por qué? —ladeó su cabeza, confundida, pero aún así sonreía.

—Por estar conmigo, por ayudarme y cuidar de mí todo este tiempo. —suspiró, la mayor la miraba, atenta a sus palabras—. Te lo agradezco.

—¿Por qué suspiras?

—Estoy feliz de que estés aquí, conmigo.

—Yo también, pero quiero que lo demuestres con una sonrisa. —sonrió y la menor no tardó en hacer lo mismo—. Así me gusta. Chaeyoung, ¿Vas a sonreír siempre? Por favor.

—Siempre, mientras no me dejes.

—Oye, eso no pasara.

Suspiro, cada día se enamoraba más de aquella chica.

—Eres hermosa, Mina.

Mina subió sus manos hasta tomar el rostro de su chica, lo acarició suavemente y unió sus labios, pero no hubo ningún movimiento al principio, hasta que Chaeyoung rodeó su cintura y juntas comenzaron una lenta danza con sus labios, sintiendo la suave caricia que las hacia suspirar. Las palabras sobraban, estaba más que claro que se amaban, aunque ninguna lo haya dicho aún. Se morían de ganas de hacer el amor nuevamente, desde aquella vez no volvieron a hacerlo, a pesar de las insistencias de la menor, pero Mina quería que Chaeyoung se recuperara por completo, quería hacerla suya sin que una venda se interpusiera en su camino. Y ese tiempo ya había pasado y las dos lo sabían.

Chaeyoung soltó un bajo gemido al sentir el suave roce de su lengua con la contraria, ella sabía perfectamente cómo besarla y eso le encantaba. En un solo movimiento Mina la tomó de los muslos y la levantó, sorprendiéndola. La menor colocó las manos en sus hombros, sin separar sus labios.

—Mina. —su voz estaba ronca, pero aún así no rompió el beso.

—¿Qué? Yo también puedo hacer estas cosas. —susurró contra los labios de la chica y chupo el inferior de estos suavemente antes de morderlo. Con eso logró arrebatarle otro gemido a la menor.

Podían pasar horas besándose, acariciándose y jamás se cansarían.


*


—Gracias por esto. —Chaeyoung besó los labios de la chica.

Estaban en la entrada de su casa, Mina insistió en acompañarla, no quería una respuesta negativa y accedió sin más.

—Te veré mañana.

— Ten cuidado, por favor. —Volvió a besarla, era un hecho, nunca se cansarían.

Mina regresó a su casa caminando, la sonrisa de su rostro era imborrable. Acarició sus labios, sintiendo aun la suavidad de sus besos y suspiró.

Buscó las llaves de su casa, pero le era imposible con tantas cosas en su bolso, ya había caído la noche, pero aún así no sentía frío, solo la calidez de aquella dulce lengua. Mientras buscaba entre sus cosas, Mina sintió que alguien la observaba, un escalofrío corrió por su espalda y giró su cuerpo, buscó por todas partes, pero no logró ver a alguien conocido o sospechoso, así que simplemente lo ignoró. Tal vez estaba muy cansada y solo necesitaba dormir. Y eso hizo cuando entró a su casa.



Es corto, sorry :'v

Precious Girl; MiChaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora