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—Mina, debemos hablar.

—¿Sobre qué, mamá? —preguntó, mirando su cereal.

— He escuchado algunos comentarios en la escuela. —suspiró y de inmediato notó lo tensa que se había puesto su hija—. Explícame, acaso tú...

—¿Qué has escuchado? —la interrumpió, de forma apresurada.

— Hija, ¿Mantienes alguna relación con la estudiante Son? —fue directa, necesitaba una respuesta.

—Mamá... —suspiró y miró sus manos—. Yo...

Mina sabía que aquella conversación llegaría, pero nunca se imaginó que sería tan pronto. No estaba lista. No sentía vergüenza de decirle que estaba enamorada de una chica, pero no sabía qué tipo de reacción pudiera tener su madre y eso la aterraba.

—Hija, necesito que seas sincera conmigo.

La chica escuchó la suave voz que tenía y no pudo evitar mirarla, su madre mantenía una sonrisa en su rostro, ¿Estaba bien? En fin, no podía ocultarlo, debía hacerlo y ser sincera, no tanto con su madre, sino con ella misma. Nunca había estado con una chica, era algo nuevo, pero le encantaba, estar con Chaeyoung era más que maravilloso, siempre era atenta y su sonrisa la hacía olvidarse del mundo.

—Mamá, nosotras...

—¿Son novias? —preguntó, sorprendida.

—¡No! Bueno... Aún no. —estaba nerviosa, que su madre lo haya tomado con tanta calma le sorprendía—. Mamá, Chaeyoung me gusta, mucho... Y es la primera vez que me siento así con alguien, ella me ha demostrado que siente lo mismo y no la dejaré, no me importa lo que piensen, yo...

—No lo hagas. —dijo, en ningún momento dejó de mirar a su hija.

—¿Qué?

—No la dejes. Si se quieren, no veo por qué deban separarse, es importante que sientan lo mismo y al verlas, me he dado cuenta de lo feliz que eres. Antes eras más reservada con todos, pero ahora sonríes.

—Mamá...

—Voy a apoyarte, porque quiero que seas feliz. —sonrió y abrazó a su hija.

Mina no podía creerlo, sintió unas inmensas ganas de llorar en ese momento. El apoyo que recibía de sus amigas era valioso, pero ahora al saber que su madre la aceptaba, la llenaba de una inmensa felicidad. Justo en ese momento supo que podría superar cualquier obstáculo, ya no tomaría en cuenta los comentarios de sus compañeros, ¿Por qué? No valía la pena, ya no ocultaría nada. Ahora solo quería demostrar su amor sin importar los demás.

Miró su reloj, ya casi serían las 16:30pm y ambas quedaron en ir a tomar un helado juntas gracias a la insistencia de la menor. Mina estaba ansiosa de verla, ya quería besarla y abrazarla, pero el tiempo pasaba muy lento, o al menos así lo sentía ella mientras la esperaba en la entrada de aquella heladería. Miraba a su alrededor a cada momento buscando a su chica, pero no encontraba rastro de ella, ¿Y si lo había olvidado? Eso era imposible, pensó. Ni siquiera habían pasado treinta minutos en su espera y ya comenzaba a exagerar.

No supo cuánto tiempo pasó, hasta que sintió unos brazos rodear su cintura, interrumpiendo sus pensamientos y giró su cuerpo rápidamente, asustada. De inmediato su rostro quedó a centímetros de una chica algo sudada y jadeante, pero que mantenía una hermosa sonrisa sin dejar de mirarla.

—Chae, ¿Qué...?

Pero la menor no la dejó hablar, simplemente cubrió su boca con la de ella de una forma suave. Ambas se encerraron en su mundo en ese instante, solo querían disfrutar de sus labios mientras se besaban, sin tomar en cuenta los minutos que pasaban.

Precious Girl; MiChaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora