Los besos de JongIn ❀ KaiSoo

✧ Neck

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No era como si fuese la primera vez que estuviesen solos en ese lugar. Pero sin lugar a dudas, sin importar que fuesen novios desde hacía semanas, KyungSoo seguía poniéndose nervioso.

Más nervioso que cuando se le había quemado el arroz por primera vez y su madre estaba por llegar, más nervioso que cuando entregaron las calificaciones del examen de cálculo y había pensado que había reprobado porque el profesor no lo nombraba, aunque había recibido la mejor nota.

KyungSoo sentía su corazón acelerarse en su pecho, la manera en que su respiración se agitaba constante y como su piel se erizaba con el paso de los segundos después de haber puesto un pie dentro de la habitación.

ㅡ Ven aquí...

JongIn palmeó el colchón donde estaba sentado, justo en la orilla y KyungSoo tragó saliva, porque JongIn le sonreía de esa manera que le dedicaba toda la atención del mundo. 

Habían acordado ir a su casa para ver una película y todo había ido bastante bien, hasta que recordó camino a casa del moreno, una conversación que había tenido con JongDae, donde sugerente le había preguntado si ya habían tenido algo de acción.

El muchacho se había echado a reír al ver sus mejillas coloradas y le había dado palmaditas en la espalda para reconfortarlo, diciéndole que no pasaba nada en realidad.

JongIn era meloso, era dulce y gentil, siempre estaba esperando por un beso suyo, por pasar tiempo con él y abrazarlo hasta no poder más. Él no quería arruinar el momento si JongIn lo había invitado, porque no creía que hubiera otras intenciones en ello.

Pero en ese momento, observando su sonrisa traviesa y la manera en que lo veía, se sentía tan nervioso que podía a ponerse a temblar en cualquier momento.

ㅡ Ven aquí...ㅡ JongIn volvió a hablar, haciendo un puchero con sus precioso labios esponjososㅡ KyungSoo, ven.

El bajito asintió y suspiró, rindiéndose a JongIn como siempre lo hacía, tomando su mano cuando el moreno la estiró hacia él.

ㅡ No estoy listo para escucharte decir 《Ven aquí》, me pones de nervios. ㅡ KyungSoo se quejó y JongIn sonrió cuando su novio se detuvo frente suyo.

ㅡ No voy a hacerte nada.ㅡ JongIn se hundió de hombros, sonriendole de esa manera, como si tuviera un secreto, como si pese a eso pudiera confiar en él.ㅡ Confía en mi.

ㅡ Confío en tí, no confío en mi ㅡ KyungSoo se quejó y estiró sus labios, dejándose caer con cuidado sobre una pierna de JongIn, sentándose con cuidado y siendo recibido por las manos del moreno que le enroscaron la cintura ㅡ y suenas como esa serpiente depredadora de El libro de la selva.

ㅡ Mi amorㅡ El moreno se echó a reir, acariciando con las puntas de sus dedos su cintura por encima de la ropa.

KyungSoo suspiró con el mero contacto, pero no dejó que los nervios se lo comieran a él. Por el contrario, decidió ser fuerte y observar a JongIn de frente.

ㅡ ¿Qué película quieres ver? ¿El libro de la selva?

KyungSoo hizo un puchero nuevamente y las manos de JongIn lo sostuvieron mientras lo manoteaba por la broma sobre la película. 

ㅡ Quiero que me beses.

ㅡ Ni siquiera tienes que pedirlo...

KyungSoo se estremeció, su nariz rozando su mentón con parsimonia mientras que sus piernas se aguaban al instante, sentía un revoltijo de sensaciones con cada caricia.

Con los labios de JongIn sobre los suyos haciendo un compás exquisito de roces febriles que los hacían enloquecer un poquito más.

No se cansaría de besarlo, de dejar que sus manos acariciaran su pecho y se enredaran en su cuello, de jadear bajito porque el beso se intensificaba y la sangre le ardía. Necesitaba sentirlo mas suave, cálido contra su pecho que estaba vibrando por él y sólo para él.

JongIn no dijo nada, se dejó hacer cuando KyungSoo dejó por iniciativa propia sus labios, bajando con suaves besos en el mentón, acariciándolo con la punta de su nariz hasta la curva de su cuello.

Cerró los ojos y tragó saliva cuando sintió los labios de su novio recorriendo con suaves roces su cuello, delineando su vena principal con besos tronados mientras su corazón martilleaba en su interior.

Le gustaba que KyungSoo se dejara llevar de vez en cuando, que apartara la timidez y lo besara a su gusto, que sus labios dejaran una que otra marca sobre su cuello de chocolate y que jugara con las manos acariciando su cabello.

JongIn enloquecía cuando eso ocurría, intentaba contenerse cuando se dejaba caer sobre la cama y lo jalaba consigo para tenerlo cerca.

Y después le reiteraba con un montón de besos que él se sentia igual. Observaba sus mejillas espolvoreadas de un bonito carmesí y sonreía por poder decir que sus sonrojos eran suyos.

Que su cuello le pertenecía, con leves marcas sobre la piel lechosa, con roces constantes e incontrolables de sus labios pomposos.

Escucharlo todo tan nítido, sus quejas suaves, su manera de susurrarle que lo quería, era el mejor premio que JongIn podía tener después de una atareada semana de exámenes.

Y probablemente no llegarían a más, porque querían disfrutarse con tiempo y paciencia. Pero amaba los viernes en las tardes donde veían una película abrazados en su cama o simplemente hacían el esfuerzo de verla.

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