Capítulo 1// el arte de la sexualidad

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─ Lo sospechaste muchísimo, ¿verdad? ─ dijo Fede frente a mi, habíamos demorado bastante en bajar la emoción de la proposición y centrarnos en la romántica cena que Federico había planeado para los dos, pero lo habíamos logrado. 

─ Para nada amor! Pensé que era algo como un aniversario del team, o algo de trabajo, incluso cuando Agus me invitó de compras me resultó raro, pero de parte de ella... Lo que me dio una mínima pista, por así decirlo, fue cuando me recreó la escena de la vez que me pediste que fueramos novios. 

─ ¿Ni una mínima sospecha? 

─..cuando empezó el video de Fall dije.. "me parece que no es el aniversario del team" pero nada más pensé que te habías puesto melancolico y habías querido dar una cena romántica a tu lenta novia. ─ reimos. ─ ¿Hace cuanto lo tenías planeado? ¡En el video salen mis padres! 

─...desde que fuimos a Argentina vengo planeándolo

─ ARGENTINA?!?!?!!? mi vieja sabe desde Argentina? ─ seguí diciendo 

─ Les pedí que mantuvieran el secreto, no sabía si... ya sabes

─ ¿si qué? 

─ Si ibas a aceptar, si me decías que no solo tenía que decirles a ellos... 

─ ¡Fede! como no iba a aceptar? Te amo amor. 

─ Y yo te amo aún más. 

Era muy evidente que Federico nos había reservado una suit en el hotel para pasar esa noche de compromiso, no de bodas, pero iba a cumplir el mismo efecto. Ambos tomados de la mano con la llave de la habitación 336 nos dimos una sonrisa de felicidad antes de abrir la puerta. *no se si hace falta poner advertencia sexual.. pero por las dudas lo hago, no quiero que se me culpe de embarazos psicológicos o algo así *

─ ¿Por qué no dormimos en casa hoy? ─ le pregunté, aunque claramente sabía por qué no dormíamos en casa hoy... pero quería escucharlo de sus labios. 

─ Porque ellos no están preparados para escuchar lo que haremos esta noche ─ me susurró en el oído. La habitación no recibió mi atención, ya que al cerrar la puerta nuestras hormonas se descontrolaron, dejando ver lo salvajes que ambos podíamos llegar a ser. Él me besaba lujuriosamente mientras ponía sus manos en mi trasero, en un acto inesperado di un salto para que mis piernas quedaran amarradas a su cintura, él apretó mi trasero ahí y me apoyó contra la pared más cercana, besandome. ─ Me encantás ─ dijo mirandome, yo me encontraba dispuesta entregada y regalada a él y a lo que quisiera hacerme, y sabía lo que haría conmigo si se lo permitía. Lo tomé del cuello de la camisa, acercándolo a mi, mi labial rojo le había dejado todos los labios manchados, y parte del cuello, lo cual me puso aún más, saber que lo estaba marcando como mío. Lo acerqué a mi lo más que pude, miré sus pupilas negras, que estaban extremádamente dilatadas, y le dije:

─ Toda tuya, milord. ─ las palabras surgieron como nunca antes, jamás me había gustado ponerle un apodo a nadie en la cama, pero en ese mismo momento nada era como lo había sido antes. 

Él sonrió de la manera más malevola que había visto, y me guió hacia la cama, que estaba cercana, desenrosqué mis piernas, dejandome apoyar en el piso, para sentarme en la cama y quitarme lentamente el top que llevaba puesto. Él se acercó a mi, para besarme, noté sus intenciones, pero sin embargo decidí tomarlo de las caderas y acercarlo a mi para hacer algo que él jamás me había visto hacer. 

Desabroché su cinturón, mientras sonreía seductoramente, quité su cinturón del pantalón dejandolo a mi lado, y bajé sus pantalones. Él me miró con confianza, pero sabía que jamás había hecho lo que me predisponía a hacer. Al dejarlo en ropa interior, negra, me mordí el labio y lo miré a los ojos, la vista que tenía de Federico, con sus ojos negros penetrandome me hacía mojarme de una forma que jamás nadie había podido, y entre tanta lujuria y desesperación, decidí provocarlo. 

Juntos, y eternos. #3 │Federico Vigevani. (EDITADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora