Capítulo 2//Alex

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─ Buen día, ¿como amaneció mi futura esposa? ─ pronunció Federico, despertándome

─ Así que fué real.. todo ─ dije sin poder creerlo aún 

─ Si.. todo ─ dijo sonriendo pícaramente

Suspiré

─ estoy muy cansada 

─ y con razón ─ me dijo, puesto que no eramos pareja de un solo round

─ ¡No puedo creer que vayamos a casarnos! ─ le dije sentandome en la cama, feliz. 

Por la tarde ya estábamos en casa, y los chicos habían decidido dar un viaje por la Ciudad de México, pasear como si fueran turistas, y hacer retos divertidos para el canal. 

Unos momentos más tarde Federico había ido a comprar un par de cosas que faltaban en la casa, al subir a nuestra habitación, cuando estaba a punto de entrar a bañarme, escuché unos ruidos extraños desde el piso de abajo.

─ ¿Amor? Me estoy por bañar, cerrá bien la puerta que los chicos todavía no vienen ─ grité a Federico. 

Pero no recibí la respuesta que estaba esperando, en cambio un silencio se apoderó de la casa. 

Llamé a Federico, ya que estaba semi desnuda, y si bien Fede ya me conocía así, el resto de los vecinos no tenían por qué hacerlo. 

─ ¿Amor? ¿Ya llegaste?

─ Princesa, recién me fui, ¿como voy a llegar?─ casi rió del otro lado del celular ─ ¿Pasó algo? 

─ No sé, me estoy por bañar, pero hay unos ruidos raros en casa, los chicos no son y si no sos vos tampoco... ─ dije, aterrorizada. 

─ ¿Estás bien? ¿Dónde estás? 

─ Ahora en el baño, acabo de encerrarme... ─ dije en un susurro ─ no se, hay ruidos raros, no de los perros, sino de... como si hubiera alguien.. ─ ahogué un grito al sentir los pasos más cerca

─ ¿Amor? ¡AMOR! ─ gritó Federico del otro lado ─ t/n...

─ Estoy acá ─ susurré ─ pero.. hay alguien, escuché pasos.. estoy segura. 

─ La puta madre ─ dijo Federico, la voz se le entrecortaba, estaba corriendo a la casa ─ Ya voy mi amor, estoy llegando. Tranquila, ya voy. 

─ Cuidado Fede...

─ Tranquila, t/n, todo va a estar bien, me quedan un par de cuadras pero va a ser mejor que llame a la policía, para estar seguros. 

─ Si, si, tranquilo, yo estoy bien. 

Tras cortar con Federico comencé a temblar, ya no tenía la linea del otro lado para decirme que estaría bien, y el hecho de que el chico estuviera llegando a casa ante la presencia de un extraño me ponía los pelos de punta. 

Un par de ruidos extraños se sintieron desde el piso de abajo, y yo, con una bata de Federico que me había puesto para sentir su olor, me estaba muriendo de los nervios. La puerta del baño se abrió, dejandome ver a una persona, una cara conocida. 

─ Amor ─ decía una voz macabra mientras me miraba con ojos casi de locura ─ Nos volvemos a ver ─ Alex Standall. 

Me quedé helada. Pero no por mucho, porque un florero se le rompió en la cabeza, dejandolo inconsciente. 

─ Mi amor ─ dijo Federico detrás de él. Estaba a salvo. 

Un par de oficiales llegaron a llevarse a Alex por invasion a la privacidad, pero antes de irse dijo unas palabras que siempre tendrían espacio en mi mente. 

─ Cuando salga te voy a matar, Federico Vigevani, no me importa si pierdo toda la carrera que tengo, no va a haber lugar en el que te puedas esconder... t/n amor, dejalo y venite conmigo, podemos tener una vida en Londres, todo lo que siempre soñaste ─ el rubio parecía estar fuera de sus cabales ─ podemos estar juntos, hasta que la muerte nos separe.

─ ¡Espero que sea la tuya! ─ le dije antes de que lo sacaran de nuestra casa. 

─ Eso es porque no me conocés, ya vas a ver que la vida nos va a volver a juntar. 

Juntos, y eternos. #3 │Federico Vigevani. (EDITADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora