Capítulo 16// Momentos de terciopelo

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Un par de semanas después yo me encontraba igual de débil, igual de mareada y con las mismas náuseas. 

─ Buen día ─ dijo Fede, aunque se escuchó más como un "mnia" ─ ¿Cómo te sentis? ─ era la pregunta más recurrente de la semana, y probablemente debía escucharla por otros nueve meses... 

─ Acabo de despertarme amor, no se ni como me llamo. ─ respondí. Federico se apoyó en un codo para besarme en los labios y el cuello, luego en un acto de ternura besó mi vientre. 

─ ¡Buen día hijo hermoso! 

─ o hija. ─ dije 

─ E... hijo, hijo. ─ dijo mirandome con los ojos entrecerrados. 

─ Hija, estoy segura. 

─ ¿cómo podes estar tan segura? me remito a las pruebas. ─ sentenció riendo y yo le seguí la risa. 

─ Igual sh ─ dije poniendo un dedo frente a mis labios 

─ No entiendo esa manía de que nadie se entere ─ dijo ya más serio. 

─ ¿No escuchaste lo de los tres meses nunca? Quiero hacer todo como hay que hacerlo... 

─ ¡Desayuno! ─ se escuchó la voz de Agustina desde el piso de abajo. 


─ ¡T/n! Hermosa, ¿cómo amaneciste? ─ me preguntó Mathias poniendo las manos en mis mejillas, analizandome, por algún motivo. 

─ B-bien ─ dije zafándome de su agarre ─ ¿Todo bien vos? 

─ Si... ─ respondió 

─ ¿Seguís con nauseas? ─ quiso saber Agus, mientras hacía un panqueque. 

─ Si ─ dije mientras alejaba los panqueques que chorreaban chocolate a mi lado, ya que me estaba repugnando el olor dulce que emanaba de ellos. 

Agustina al ver esto sonrió de costado y en un fingido enojo tiró la cuchara al lavaplatos, acertando en el tiro. 

─ ¡En serio! ¿Somos mejores amigas y no me vas a contar las buenas nuevas? Digo, está bien la primera semana, pero ¡Ya pasaron dos semanas! ─ juro que la sangre nunca se me había ido tan rápido de la cara, Federico incuso puso una mano en mi espalda creyendo que me desmayaría. 

─ ¿Que se supone que debería contarles? 

─ ¿No hay nuevas buenas? ─ preguntó Mathias, y Agustina le susurró un "es al reves, morci, "buenas nuevas", que Mathias ignoró por estarnos penetrando con la mirada. 

─ Está bien... ─ dije mientras miraba mi taza con la misma expectativa que tendría si la taza estuviera a punto de salir corriendo. ─ Está bien, estoy embrazada ─ dije sonriendo. 

─ ¿Que tu que? ─ preguntó una voz detrás de mi, proveniente de la puerta, junto con un golpe. Al darme media vuelta vi a Nicole, y el golpe era una caja de donas, que se había caído al suelo. 

***

─ ¡No lo puedo creer! Estoy muy feliz por ustedes. ─ dijo Nicole, y decidí creerle. ─ Tengamos en cuenta que si ese lindo bebé ─ amagó a tocar mi vientre, pero algo hizo que me mueva ligera y casi imperciptiblemente hacia atrás, su mano no llegó ─ nace con los genes Vigevani, ese niño será un rompecorazones... Yo traía el desayuno, pero veo que ya desayunaron. ─ de una forma incómoda buscó la caja y salió rápidamente del lugar. 

─ Wow... ─ fue todo lo que salió de mi boca, y fue todo lo que se pronunció en la habitación. 

Juntos, y eternos. #3 │Federico Vigevani. (EDITADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora