Capítulo 11: N-No, por favor

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El crío se encontraba en la mesa, para su desgracia le había tocado donde se encontraba el maldito anciano, el cual no le quitaba la vista de encima

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El crío se encontraba en la mesa, para su desgracia le había tocado donde se encontraba el maldito anciano, el cual no le quitaba la vista de encima. 

—Muy bien, vayan todos a su correspondiente salón de clase —ordenó.

Cody no quería más golpes de aquel hombre, así que obedeció. 
Al llegar al salón se sentó delante, para así tener bien clara la imagen del canoso el mayor tiempo posible. La mala suerte perseguía al chiquillo, ya que hasta de profesor le había tocado.

Mientras el pelinegro sufría en la clase, su familia tenía una linda reunión familiar.

—Por fin puedo estar en tu casa hermano, sin estar con el corazón en la boca, ese demonio ya se fue de nuestras vidas —opinó Alicia.

—Yo lo extraño mami —dijo Lucía.

—¿Como puedes decir tal atrocidad pequeña? —cuestionó Kevin.

—¡El era un buen niño! —exclamó y salió corriendo.

Anne, cabizbaja jugaba con sus manos, quería ver a su sobrino.

—Por favor mamá, anímate —dijo sonriendo el ojiazules.

—Y-yo ya vengó —dijo tartamudeando.

La mujer, corrió hacia la sala, allí cogió un papel y comenzó a escribir una carta, la cual iba a mandar para que su sobrino la leyera.

"Querido Cody, espero estes pasando bien... Te extraño mucho corazón y pronto iré a verte. Siendo más precisa este sábado iré a visitarte, te lo prometo.
Besos: Tu tía Anne"

Algunas lágrimas cayeron sobre el papel, pero esto a ella no le importó, limpió sus mejillas y fue a entregar la carta.

[...]

Que día agotador —pensó el pelinegro.

Cuando su cabeza se posó en la fría y cómoda almohada, alguien abrió la puerta de la habitación rápidamente.

—Mocoso, una carta llegó para ti, leela rápido y baja, hay algo que tienes que saber —el arrugado se retiró de la habitación, lanzando la carta al suelo.

Cody se levantó y cogió el papel, al verla... Sus ojos se volvieron cristalinos.
Al sentir pasos que se acercaban al dormitorio, secó las lágrimas que se habían desprendido.

—¿Que es esa porquería?, ¿Una carta de tu novia proveniente del infiero? —interrogó Julia.

—¿Pueden un día, solo un día dejarme en paz? —preguntó, calmado. Nunca antes se había sentido tan derrotado.

CodyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora