NOTA

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Tenía que decirle al señor Alexander, bajé corriendo las escaleras.

—¡Señorita Valeria! —Coco siempre me decía así cuando me veía.

Entré a la oficina del señor Alexander pero no estaba.
Tomé una hoja de entre sus papeles y un sobre, escribí unas palabras explicándole por qué me iba unos días, doblé la hoja y la metí al sobre.

Lo dejé sobre su escritorio y salí, me iba sin nada, sin teléfono, sin ropa, sin llaves, sin nada.

—¿Val? ¿A dónde vas? —Andrés me.miró preocupado, no entendía qué pasaba.

—¿Dónde está el señor Alexander?

—No está, acaba de irse hace unos minutos.

—Tengo que irme, dile al señor Alexander que le he dejado una carta en su escritorio. ¡Cuida a las niñas!—Salí corriendo azotando la puerta.

—¡¿Qué te ocurre?! —fue lo último que escuché que Andrés me gritaba.

No le tomé importancia y seguí mi camino.

LA NIÑERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora