Capítulo 3

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Freakshow se encontraba dando vueltas en el vagón del tren que le pertenecía, caminando de un lado a otro simulando ser un león enjaulado, estaba ansioso, enojado y a la vez preocupado pues, horas antes, había tenido una fuerte discusión con la que ahora era su pareja, una fantasma de circo llamada "Lydia", el origen del pleito había sido el tema de la reproducción, Freakshow no podía negar que el sexo con Lydia era estupendo, demasiado bueno realmente, pero ella quería tener un hijo más al no ser genéticamente compatibles ella no podía concebir, por lo que le había causado depresión, frustración, entre otros. Freakshow no era muy bueno en las relaciones, así que no sabía cómo hacer sentir mejor a su pareja y al no decir las palabras adecuadas o decir ciertas cosas hirientes, el resultado de estas acciones fue una pelea que ocasionó que Lydia dejara el vagón muy molesta y se fuera volando. En ese momento no se preocupó por ella en lo más mínimo Freakshow, pero al haber pasado casi 8 horas comenzaba a preocuparle.

"¿Qué pasa si ella no vuelve más?" "¿Y si consigue a alguien mejor que yo? Cualquiera puede ser mejor que yo" "¿Y si algún cazador de fantasmas la capturó y la mató?"

Pensamientos como esos rondaban la mente del pálido y gótico payaso, pero todas sus preocupaciones fueron disueltas al escuchar como su pareja atravesaba el techo de aquel vagón. Freakshow podía sentir como unas cuantas lágrimas traicioneras amenazaban con salir de sus ojos, pero supo cómo controlar aquel sentimiento y, ocultando su entusiasmo y felicidad, se acercó a ella con una expresión molesta en el rostro.

- ¡¿Qué demonios son estas horas de llegar?! ¡¿Sabes lo preocu- digo- lo molesto que estoy?! Yo soy tu amo y si te llamo tienes que acudir inmediatamente a mí.

Si por Freakshow fuera, seguiría gritando y regañando a Lydia, pero esta le chitó y le hizo una señal para que guardara silencio, esto sacó de sus casillas a Freakshow y estaba dispuesto a gritar de una manera demasiado furiosa pero todas esas intenciones se desvanecieron al ver que Lydia sostenía un bulto que era resguardado por una cobija azul rey.

- ¿Qué es lo que llevas ahí Lydia?- Freakshow se acercó al bulto y rodeando el cuerpo de Lydia descubrió lo que ahí se escondía, era un bebé humano, todavía no tenía mucho cabello pero podía decir que este era de un profundo color negro, sus ojos se encontraban cerrados profundamente dormido, su boca era pequeña y fina, de un color rosado, su piel era muy pálida y tenía una nariz pequeña y respingada, cualquiera podía decir que este niño sería muy guapo cuando creciera.

- Frederich Isak Showenhower, permíteme presentarte a nuestro hijo.- Lydia descubrió un poco más al pequeño para que Freakshow pudiera verlo mejor, este quedó boquiabierto, no se esperaba para nada eso. Iba a reclamar y a gritar pero se dio cuenta que eso resolvía su problema de un primogénito, tendría a su pareja feliz, seguía recibiendo sexo y su show continuaba, no podría ser mejor.

- Es muy lindo. – Freakshow sonrió con satisfacción, Lydia acercó un poco más al pequeño para que su novio pudiera cargarlo pero este evadió la acción con una pregunta.

- ¿Cómo es que se va a llamar? – Lydia regresó al bebé cerca de su cuerpo y se le quedó viendo por unos cuantos segundo hasta encontrar el nombre perfecto para su hijo.

- Dimitri. – Acercó su cara al bebé y besó su pequeña frente, demostrando real amor maternal.

- Dimitri... Suena muy bien para mí, El asombroso Freakshow y su hijo Dimitri. Es perfecto.

Lydia hizo caso omiso al egocentrismo de Frederich y abrazó a un más fuerte al pequeño.

El pequeño y apuesto Dimitri fue criado por ambos, Lydia en mayoría, se le enseñó la educación básica como lo es escribir, leer, geografía básica entre otras materias. Dimitri se convirtió en un chico muy hiperactivo, juguetón e inteligente.

Freakshow se encargó de enseñarle todo tipo de trucos de circo, a los 6 años era uno de los mejor trapecistas y equilibristas del país, se empezó a interesar por todo lo sobrenatural, pues todos los habitantes del circo eran fantasmas a excepción de su padre, siempre le llamaba la curiosidad el cómo es que un humano y un fantasma habían podido concebir a un hijo completamente humano o eso es lo que creía.

A los 7 años conoció a dos personas que se convertirían en lo más cercano a un hermano y a una hermana, el chico tenía 10 años, mientras que la niña tenía 8, no eran hermanos pero se habían conocido sobreviviendo en la zona fantasma por su cuenta, ambos fantasmas que nadie había recordado, al salir de la zona fantasma por descuido su mundo se volvió aún más duro de lo que ya era, pelear por comida en territorios de cazadores o de otros fantasmas no era sencillo para los dos pequeños, sus nombres eran Dan y Daniela. Freakshow y Lydia los acogieron como parte del circo gótico, ellos no podrían estar más agradecidos.

Dan cuidaba mucho de Dimitri y Daniela, como un lobo a sus cachorros, incluso, llegaba a pelear con Freakshow por alguna travesura que habrían hecho ambos, culpándose a él mismo.

Pronto Dimitri dejó de hacer travesuras y comenzó a comportarse más maduramente al ver que las acciones que él hacía afectaban a Dan, así que prometió evitar todos los problemas que pueda.

A los 15 años de edad era un niño ejemplar, había enseñado todo lo que sabía a Daniela y Dan, pero con este último su hambre de conocimiento hacía que de vez en cuando estudiaran juntos y aprendieran más temas, pronto, el ser astronauta, la galaxia, la NASA, entre otros, fueron los temas de atención de Dimitri, claro que, su madre le prohibió dejar el circo, tampoco es como si él quisiera hacerlo, pues cuando se encontraba columpiándose en las barras se sentía libre y con la sensación de que pudiera hacer lo que fuera.

Siempre había visto como los fantasmas volaban a su alrededor, así que si ellos caían podían simplemente salir flotando de ahí, pero en su caso no, el pensamiento de que pudiera fallar y caer a su muerte le erizaba la piel y lo hacía sentir excitado.

Habían viajado por muchos lugares pero en ese momento se dirigían a su lugar de origen, se dirigían a Amity Park.

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