Mi cerdito, mi lindo y tierno cerdito...

Capítulo 8: Me confundí.

—¡Chh... Koichi!— Dijo alguien que se encontraba entre la multitud.

El pelirrosado, fue hacia la persona que le nombró y... por suerte, era Minpha. ¡Estaba allí!
Acababa de llegar y cuando vió al Bambi, no se pensó mucho llamarle.

—¡Koichi! ¡Por aquí!—

—E-Espera... ¿Minpha? ¡Bien!— Koichi se ilusionó al reconocer su voz.

Estando ya juntos, se dirigieron a la barra para tomar algo.

Un pelirrosado con otro pelirrosado... Wow...
Eran... dos fresitas en medio de un montón de otras frutitas...

—Bambi... ¿Aquel no es...?— No le dió tiempo a formular la pregunta cuando ya estaba el mayor pendiente a la persona que el pequeño y tierno Minpha señalaba.

—¡Tsuzuku!— Koichi apartó rápidamente a toda la gente de su alrededor abriendo un pequeño hueco para poder pasar e ir corriendo.

Corrió hacia aquel chico que estaba de espaldas, de cabello corto y grisáceo. Teniendo todas las esperanzas de que fuese él y no estuviese muerto, le abrazó por detrás con fuerza y cariño. Al parecer, se le habían saltado las lágrimas y todo...

La mayor parte de las personas que estaban, se les quedó mirando. ¿Qué hacía ese abrazando al otro?

Cuando el joven se giró, miró a Koichi y éste le miró a él.

—Lo... Lo siento...— Muy avergonzado nuestro pelirrosa, agachó su cabeza e hizo varias reverencias disculpándose.

—Es idiota... Aunque... yo también creí que él... bueno, es idiota, nada más.— Pensó Minpha llevándose una mano a la frente y viéndoles desde lejos.

—Soy Setsuna.— Dijo aquel chico empezándose a reír.

—...— Koichi se quedó en silencio en cuanto escuchó cómo se llamaba, reflexionando segundos más tarde sobre lo que hizo.

Setsuna, acercó su mano a la mejilla del contrario y limpió sus lágrimas.

—Oye, ¿por qué lloras?— Preguntó levemente preocupado.

En ese momento, se acercó Minpha y, animando un poco a Koichi, miró al de cabellos grisáceos.

—El vocalista de su banda, murió. Y tanto él como yo, creíamos que eras tú... Tienes un cierto parecido a él. Lo sentimos.— Excusó.

Setsuna les miró algo extrañado pero también, como si sospechara...

...

—¡Tú eres de Mejibray! ¿Verdad?— Comentó algo asombrado. —Y tú... de Pentagon... Uhm... Minpha. ¡Cierto!—

Los dos pelirrosados se quedaron viéndose sin entender a penas pero asintieron pues era cierto.

—Ah, no os miréis con esas caras... Acabo de recordar quiénes sóis... Uhmm... Aryu nos hablaba mucho de Tsuzuku, eran muy amigos al parecer. ¿No?—

—¿¡Aryu!?... ¡Tú eres el batería de Morrigan!— Exclamó Koichi sorprendido.

—Sí. Uhm... Ahora sé por qué se me echaba encima Aryu cuando estaba tomado... Me confundía con Tsuzuku o algo así...—

—¿En serio? Tal y como lo has contado, me has hecho pensar que Aryu estaba como... enamorado. Hahahaha...— Se puso a reir Koichi tras decir esa locura.

—En cierto momento, pensé eso, pero no. Cuando ellos dos se veían, solían hablar mucho y se tomaban varias fotos. Era divertido verles...—

—Cierto... lo extraño muchísimo... esto ya no es como antes... mi vida ha cambiado desde que se fue...— Con nostalgia, miró a Setsuna quien tenía un leve parecido con su querido Tsuzuku...

—Pero bueno, estamos en la boda de Yo-Ka... no nos pongamos melancólicos porque hay que disfrutar un poco de este día... Tomemos algo, venga...— Intentó animar Minpha.

—Yo iré al baño, si más tarde os veo, me quedo con vosotros para beber.— Avisó Setsuna alejándose de ellos.

—Uhm... casi igual que Tsuzuku, oye.— Murmuró Koichi tornando los ojos. —No quiero estar más aquí... me quiero ir...—

—Vayamos a despedirnos al menos de Yo-Ka y... su esposa... ¿cómo se llamaba?...—

—Nearu.—

—Sí, eso... Venga, vamos. Te acompañaré hasta la estación.—

—No hace falta pero bueno, gracias.—

Tanto el alto pelirrosa como el pequeño, le avisaron a Yo-Ka de su salida sin antes hacerle entrega de los regalos...
Tiempo más tarde, salieron del local y anduvieron hasta la estación. ¿Para qué un taxi y gastar dinero? Bah, una horita caminando...

—Bueno..., ya llegamos...— Apenado miró Minpha al mayor.

—Así es, justo a tiempo. Ya nos veremos cuando te pida ayuda sobre la mudanza.— Avisó el que estaba a punto de irse.

—¿Qué? ¿Te mudarás? ¿A dónde? ¿Ya escogiste el departamento? ¿Qué pasará con Sara-Sama?—

—No te preocupes, aún no vi nada ni hice nada. Y... Sara-Sama vendrá conmigo, es como mi segunda madre, bobo...— Tiernamente miró al pequeño, sobó su cabeza y bajó las escaleras para entrar en la estación despidiéndose al fin.

—Cuídate.— Pudo escucharse del apenado chico.