Capitulo 6: Realidad...

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Anteriormente…

-Él es mi Hermano Mayor. –

Ese pensamiento tranquilizo su mente de esas ideas locas de Zoe. Caminado se situó justo al lado de sus amigas, arropo su cuerpo ya que esa noche entre todas decidieron dormir a modo campamento en el suelo de su cuarto. Cerró sus ojos en un intento de quedar dormida. Luego de un tiempo logro hacerlo.

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NA= Para los que se pregunten porque sigo escribiendo… Terminen de leer el capítulo anterior para poder tener sentido de este capítulo… Esto es apenas el comienzo…

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En las zonas residenciales de Alemania las la madrugada eran muy frías. La oscuridad de la noche impedía que los ojos de los mortales se aventuraran en saber sus presencias ocultas entre la penumbra. Entre las propiedades se encontraba una casa al puro estilo victoriano, muy antigua a su parecer pero sin dejar de ser sumamente elegante. Con enormes jardines a su alrededor, hermosos rosales en la entrada de la vivienda llenas de rosas Rojas, Rosadas y Negras (estas existen pero solo en una zona del mundo).

De la casa salió corriendo una hermosa señorita rubia con su vestido mal colocado y el maquillaje hecho un desastre de tanto llorar, corría descalza con sus tacones en su mano derecha. Seguía el camino de asfalto hasta llegar al enorme portón y desvanecerse en la carretera.

Unos ojos sin sentimientos y sin vida solo miraba por la ventana  la escena sin ningún remordimiento. A pesar de ser el causante del sufrimiento de la chica, no podía, o más bien, no quería sentir lastima por lo que acaba de suceder, de todas formas ya se había acostumbrado a ese tipo de trato y las mujeres de esa zona no eran tan “señoritas” como lo aparentan, es más, les hacia un favor a la comunidad. Al voltear sus planes, engatusarlas y después botarlas como si fueran la misma basura. Su autoestima bajaba considerablemente que no volverían a intentar otros de sus jugarretas.

Qué más da, se lo merecía.

Cerca de la ventana había una pequeña mesa con bebidas, se sirvió un trago de whisky tomándoselo de un trago. Pero eso no le ayudaba a mitigar ese sabor amargo que parecía pegado a su garganta desde hace mucho tiempo. Ni el trago ni el encuentro de la mujer acabada de salir. Nada podía aliviar esa amargura que no solo estaba en su garganta sino que también en su inexistente corazón.

“Por más que quiero, no puedo olvidar” eso se lo repetía, una y otra y otra vez.

¿Qué más podía hacer? Ya lo había intentado todo para tratar de olvidar, podía tener cualquier lugar paradisiaco y hasta tropical si quisiera, las mujeres más hermosas y los servicios más exclusivos que el dinero puede comprar. Pero no era suficiente, nada de eso lo era.

 Lo cierto es que le sorprendió que se mantuviera cuerdo durante mucho tiempo con esa gran falta en su pecho. Ese que logro derretir el monte de hielo que lo rodeaba,  ver a través de esa fachada que le mostraba a todo el mundo, penetrar  esa fortaleza que el mismo diseño y construyo para ser impenetrable. Pero se había equivocado. Lo que más lo irritaba era que el mismo abrió todo ese muro para mostrarse como ese ser que pensaba había muerto hace mucho tiempo para recibir su aprobación y cariño. Cosa que logro y de cierto modo enfermizo lo ponía aún más feliz que nunca. Simplemente sintió la necesidad de ser aceptado adaptando una imagen y personalidad que no era ni la sombre del verdadero.

El Mago y El AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora