Capitulo 8: Cambio...

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Anteriormente…

Ante esto Luna estaba relinchando y moviéndose de manera nerviosa y queriendo zafarse del nudo de su amo.

Tratando de controlarse apretó tanto los puños como su mandíbula quedando rígido todo su cuerpo. Cerro sus ojos tras caer de rodillas frente a la inconsciente joven quien no tenía idea de lo que ocurría a su alrededor, abrió su boca que no paraba de jadear mostrando en esta sus largos y afilados colmillos. Su mirada se oscureció y su conciencia se evaporo, ya había perdido el control total de sus acciones.

Tomo en brazos a la muchacha aun dormida, haciendo que su cabeza cayera hacia al frente exponiendo su cuello al máximo, enterró su rostro en el inhalando su dulce aroma perdiendo por completo la razón, rozo levemente sus colmillos en la pálida piel, estaba agitado ya no podía soportarlo más.

(NA= EL UNIFORME QUE VEN NO ES EXACTAMENTE IGUAL. PERO PARA QUE SE DEN UNA IDEA.)

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Se restregó casi ronroneando en una superficie suave sintiendo en ese momento una reconfortante comodidad como flotando en una nube esponjosita y cálida.

A diferencia de las otras ocasiones en las que se había quedado dormida, no se encontraba en superficies rígidas y en posiciones un trato extrañas e incomodas. Por eso agradeció grandemente el haberse quedado dormida en su cómoda cama. Su espalda ya sentía las consecuencias de quedarse dormida en repetidas veces sentada, su cuello y nuca igual, se movió tratando de sentir más comodidad quedando bocabajo y la cabeza mirando hacia un lado, sintiendo un pequeño picor es su cuello.

La paz de ese momento duro poco, ya que Leonor no habida recordado en ningún momento el llegar a su cuarto.

Solo recordó volver a su Rincón de la Fantasía, recordar como siempre viejos recuerdos pero el cansancio la gano y luego… luego NADA…

Desconcertada se incorporó de manera torpe que incluso cayo de la cama en la que se encontraba, golpeando su cabeza en el proceso, más preciso cerca de la frente.

Auch…

Sobándose con la palma de su mano abrió los ojos librando unas cuantas lágrimas por el dolor en su cabeza. La habitación estaba oscura, pero pudo ver el un numero de muebles y por lo que veía sumamente elegantes y raros. Muebles de color vino tinto elegantemente decoradas con negro, lámparas antiguas, un pequeño candelabro de cristal en el techo y al final la cama a lado de lo que parecía ser una ventana con balcón.

Una habitación completamente irreconocible.

Asustada a más no poder no lo pensó dos veces para correr hacia la puerta que estaba a su derecha abrirla, salir corriendo cerrando la puerta a su espalda.

La puerta se abrió nuevamente, Leonor entro de nuevo a la habitación con el ceño fruncido sintiéndose tonta y a la vez frustrada. Ese era un armario. Obligándose a sí misma, Leonor respiro profundamente para tranquilizarse unos momentos y poder pensar con claridad. Primero que nada existía la posibilidad de que esto fuera un secuestro, así que no podía estar llamando la atención en ese lugar, segundo que nada, debía moverse con cautela y estar siempre en alerta.

Resoplando decidida, repartió la mirada por toda la habitación y se enteró de una segunda puerta a la izquierda. Sin duda la salida de la habitación. Corriendo esta vez con paso ligero, tomo la perilla y con mucha suavidad la giro escuchando el casi perceptible rechinido asomo lentamente la cabeza para toparse con lo que parecía un largo pasillo. En puntitas, se encamino al camino enmarcado con una elegante alfombra gruesa y sueva, ya que silenciaba aún más sus pasos. Asombrada miro el sin fin de cuadros pintados hermosamente por lo que parecía por el mismo autor ya que los temas plasmados junto con su firma eran los mismos, también se dio cuenta tenía un estilo muy similar a la mansión de Joel aunque un poco más oscuro y sombrio, todo en ella tenía su historia que contar, desde los adornos hasta los cuadros y retratos.

El Mago y El AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora