7. La apuesta

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Ya sabía que estaba metiéndome en un problema. Era la persona más estúpida viva en esta tierra.

—Bien. Así que vamos a poner algunas reglas básicas.

—Está bien. Una vez acordadas no se puede retroceder. Si lo haces le diré a toda la escuela que estamos saliendo —dijo.

—¿Qué? —Le pregunté, mi boca estaba completamente abierta. No puedo imaginarle haciendo eso. Me convertiré en el hazmerreír.

—He dicho que si hace te echas atrás sobre la apuesta, le diré a toda la escuela que estamos saliendo —dijo. Pude ver cuán divertido estaba, la irritantemente, molesta sonrisa malvada que tenía—. Imagínate, ni siquiera quieres que te vean conmigo, ¿qué pasará cuando la gente sepa que estamos saliendo? —dijo. Se estaba riendo ahora.

—Nadie te va a creer —le dije rodando los ojos. Estaba tratando desesperadamente de aferrarme a la discusión. No iba a hacerle saber que estaba confundida y dispuesta a hacer cualquier cosa.

—¡Oh, por favor! Tienes tantos enemigos que, incluso si no me creen, les encantaría divulgar el hecho —dijo. No quería ensuciarme las manos con la sangre sino de otro modo le habría matado.

Tomé una respiración profunda.

—Está bien. Estoy dentro —Le dije.

—Así que aquí está la cosa: si pasas todo el día de mañana sin gritar o insultar a nadie, entonces ganas. —dijo.

—Y entonces tú tendrás un cambio de imagen —añadí animadamente.

Él se encogió ante ese pensamiento. No es que estuviera muy emocionada de darle un cambio de imagen, era sólo que parecía tan preocupado con conseguir uno, y molestarlo e irritarlo se había vuelto mi trabajo favorito. Lo he conocido por un corto período de tiempo, pero aún así lo odio. Si darle un cambio de imagen era una manera de vengarse de él, entonces eso es exactamente lo que haré. Se recuperó de la idea de conseguir un cambio de imagen y dijo:

—Si pierdes, serás mi esclava por dos semanas. —Sonrió. Tragué saliva.

—Empezaremos mañana, y recuerda que estaré mirando —dijo.

No me molesté en contestar. Trabajamos durante una hora más y ahora eran las siete y media.

—Bueno, debería ponerme en marcha ahora. Podemos terminar mañana —le dije apuntando hacia la tarea.

—Sí, mañana a esta hora vas a ser mi esclava —dijo.

—¡En tus sueños! —le contesté. Salí de allí.

Me dirigí a mi casa. Nada realmente sucedió, estaba cansada de los acontecimientos del día. Especialmente después de la apuesta que hizo Taehyung. Para ser honestos... Estaba asustada, estaba tan asustada que no podía ni siquiera pensar en el día siguiente. Mientras conducía el sonido de los neumáticos de mi coche frotando contra el camino de cemento fue el único sonido reconfortante para concentrarme Mantuve mis ojos en el camino. ¿Por qué me dejé implicar en esta apuesta ridícula? Suspiré. Ya era de noche. Las estrellas habían comenzado a salir, era una noche de luna llena, me encantó conducir.

Me dio un tiempo para estar a solas.

Por desgracia, la casa de Taehyung no estaba demasiado lejos. Llegué a mi casa. Me senté en el interior durante un minuto más escuchando las voces del barrio. Alguien estaba escuchando música clásica. Mi casa estaba inusualmente tranquila, supongo que la fiesta había terminado, me calmé. Salí y entré.

Alerta Bitch. | Ταehγυηg.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora