Dejarla afuera de la casa e ignorarla no sería una opción.
Los híbridos que se encontraban en el interior de la casa la vieron desde sus respectivos lugares, olfatearon profunda e insistentemente en sentido hacia ella y comprobaron que se trataba de una hembra. Dejaron de gruñirle y cambiaron sus semblantes amenazadores por unos llenos de curiosidad a medida que se acercaban a la puerta para ir a conocer más de cerca a la aludida.
Para Ochako no fue una sorpresa la presencia de dos de sus hermanos lejanos dentro de la guarida del humano que tenía en frente, ella ya los había olfateado desde el exterior y conocía bastante bien la posición jerárquica que tenían ambos, nada diferente al de ella. Pero su objetivo en ese lugar no era tener que conocerlos, mucho menos al humano, sino más bien rescatarlos de su esclavitud.
Ochako había sido notificada por su propio Jefe que dos importantes miembros de la manada del otro lado de las montañas habían desaparecido, con probabilidades de haber sido secuestrados por los humanos. A ella se le dio la misión de ir a buscarlos y encontrarlos, traerlos con vida si era posible, y si no, traer sus cadáveres para velarlos tal y como debía hacerse correctamente. Y pusieron especial énfasis en uno de ellos, a ese que tenía el pelaje de colores, el hijo del Jefe de la manada amiga.
La consideraban una de las hembras más fuertes dentro de su manada, ella era la encargada de enseñar a los aprendices de guerrero, y que le hubieran encargado una misión tan importante como esa había sido un gran honor para ella y sus padres, los cuales le desearon suerte y que por favor, volviera con vida. Es por eso que no podía mostrar debilidad ante el humano a pesar de que ya la hubiera intimidado con una de sus armas de ataque, ¡debía ser fuerte y el fracaso no sería bienvenido! Pero antes de atacar, primero debía intimidarlo.
¡Sí, debía demostrarle su gran poder y fiereza!
-¡Humano! –Se levantó sobre sus dos patas traseras y lo apuntó con su lanza directo a la cara de amargado que tenía. -¡He venido a matarte en nombre de las manadas de estas montañas! ¡Serás castigado por haber tomado posesión de las libertades de dos de mis grandes compañeros lejanos, así que prepárate para sentir la ira de mi puño en tu cara!
Katsuki volteó su rostro hacia los híbridos varones luego de haber escuchado esa lluvia de ladridos chillones. -¿Alguno de ustedes puede decirme qué mierdas dijo?
-Dijo que vino a matarte. –Respondió Todoroki sentado sobre el suelo a un costado trasero de Bakugou.
El cenizo bufó con ironía. –No es algo nuevo proviniendo de anormales como ustedes.
-Y que iba a darte un puñetazo en la cara. –Volvió a hablar el bicolor.
Frunció el ceño tardíamente al escuchar eso. -¡¿Qué?! –En el momento en que se giró para encarar a la chica, un fuerte puñetazo por parte de la misma llegó en su rostro con tanta fuerza que llegó a caer al suelo.
Ochako se abalanzo sobre el humano caído aprovechándose de su desmayo y así poder inmovilizarlo, sentándose sobre su espalda y tomar sus brazos llevándolos hacia la misma haciéndole imposible golpearla y moverse. -¡Estás atrapado, humano! ¡Forcejear no servirá de nada, así que detente y sólo entrégate a la muerte! –Juntó aún más sus brazos y los llevó hacia arriba con fuerza, ¡ese humano era bastante fuerte también!
Katsuki maldijo entre dientes haciendo fuerza hacia abajo con sus propios brazos para que esa loca no se los terminara por dislocar. -¡¿Por qué mierda no me la quitan de encima, bastardos?! –Reclamó a los dos híbridos que solamente lo observaban con fugaz preocupación, sentados a tan solo centímetros de él y sin indicios de ir a mover un músculo para ayudarlo. -¡Quítenme a esta perra de encima, pedazos de mierda...! ¡Arghh!
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¡Mamá, me casé con el perro!
FanfictionAU.- Asesinatos, secuestros, robos a mano armada, balaceras, tráfico de drogas, yakuzas, etc. Katsuki Bakugou se había enfrentado a eso y mucho más siendo uno de los mejores policías de su ciudad, asegurando que nada en el mundo podría sorprenderlo...