En Llamas, por Rose Weasley. (COMPLETA)

Capítulo XV: Un dardo contra el Capitolio...

Capítulo XV:

Ya era el último día de entrenamiento, y en pocas horas serían las sesiones privadas, por lo que nos preparamos sin muchas ganas.

Scorpius, intentaría demostrar su habilidad con las dagas, mientras que yo, me quedaría con el arco y las flechas. Ya no importaba nada.

Luego de eso, nos llevaron a un enorme salón, donde esperaríamos a que nos llamasen, y  mientras lo hacíamos, escuché extrañas conversaciones entre los tributos.

Comenzaron a hablar sobre lo mal que eran tratados en los distritos, hablaban sobre cómo había empezado todo esto, sobre la primera rebelión.

Hablaron de todo, pues nombraron a Rue, e inclusive nombraron a mi tío Harry, y lo que pudieron haberle hecho antes de matarlo.

¿Por qué hablan de esas cosas?, me pregunté histéricamente.

-Scorpius...-susurré deseando que todos se callaran.

Él pareció sospechar algo, pero no me dijo nada. Sólo tomó mi mano, como siempre lo hacía.

Y de repente, nombraron a mis padres.

No pude evitar hacerme las mismas preguntas.

¿Qué pudieron haberles hecho? ¿Qué les hicieron? ¿Cómo los mataron? ¿Fue una muerte rápida o lenta?

De sólo imaginarlo, me sentía impotente.

Ese asesino, dije pensando en Voldemort.

Ese maldito, sólo piensa en volverme cómo él. Una asesina también.

Pues aunque no quisiera, llegaría el momento en el que tendría que matar a alguna de estas personas como en los juegos pasados.

Y poco a poco, los tributos iban siendo llamados, pero continuaron con su charla.

La rebelión, los maltratos, la injusticia, los asesinatos, los castigos, los latigazos, los levantamientos. Demasiados años de vejaciones contra todos nosotros. Las familias, viéndose incapacitadas de ser felices y vivir en paz. James siendo azotado por un maldito agente de la paz.

Durante todo ese momento, no pude pensar en otra cosa que no sean las ganas de querer asesinar no sólo a Voldemort, sino también a todos los habitantes del Capitolio que disfrutaban con esas masacres.

-Ya tengo que irme...-me dijo Scorpius, pero apenas lo escuché.- ¿Rose? Ya es mi turno.

-Ve.-le respondí con irritación y sin poder calmar la rabia que llevaba dentro.

Y aunque creí que Scorpius se demoraría más, sólo le tomaron diez minutos para demostrar sus habilidades.

-Rose Weasley...-llamaron. Me levanté sin delicadeza e ingresé al salón lentamente.

Alcé mi rostro y ahí estaban los patrocinadores.

Los observé fijamente, mientras prestaban atención.

Algo había pasado.

Scorpius había hecho algo. Olía extraño.

Pensaba en dar un paso más, pero me encontré con "nombres escritos" en el suelo.

Por más que los agentes habían intentado taparlos,  resultó imposible, pues era una larga lista que se expandía hasta las paredes.

Comencé a leer los nombres, y el primero de todos, era el de Rue, seguido del de todos los que habían fallecido en los juegos pasados, mi mirada se extendió y en la pared estaban escritos más nombres, pero de gente que no conocía, más allá, habían agregado los nombres de mis tíos, luego estaba el de mi padre, y a su lado, se encontraba el de mi madre...