Capítulo X: Desastre en el Quemadero...

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Capítulo X:

Cinna me había llamado varias semanas después de la gira, para comunicarme que habría una votación en el Capitolio en la que se elegiría mi vestido de boda, por lo que vendría a hacerme una visita para que me probara todos los trajes que entrarían en votación el siguiente mes.

Creía que aquello había suavizado el ambiente del Capitolio y de los distritos, pues las noticias sobre disturbios fueron descendiendo. 

Sin embargo, aquello estaba muy lejos de ocurrir.

Esa mañana me encontraba en la casa de Scorpius.

Raramente, estábamos ahí, pues pasábamos mayor tiempo en la mía. Pero, daba igual donde estuviéramos, ahora éramos vecinos, viviendo en la misma zona de los vencedores.

Me senté en su cama.

-No está bien.-sentencié.- ¿No te parece raro que de un momento a otro no esté pasando nada en los distritos?

-Pues, me alegra que no esté pasando nada.-musitó.

De inmediato, lo miré.

-Scorpius, han cortado la señal de televisión desde hace dos días. Algo debe estar pasando.-le recordé.

-Haytmich no nos ha dicho nada, y si no nos dice nada, es porque todo anda tranquilo.

-Haytmich es un ebrio empedernido. A veces, ni sabe dónde está parado. No te fíes de él.

-Rose, alégrate un poco. No hay levantamientos, no hay malas noticias.-se sentó a mi lado.- ¿Por qué no intentas tranquilizarte?

-Lo he intentado...-musité fijándome en su mirada.

-¿Has tenido más pesadillas?-me preguntó de igual forma.

-No muchas... Cada vez son menos. ¿Y tú?

-Quisiera decirte lo mismo, pero...

-Lo sé.-contesté acercando mi rostro al de él.

No sé por qué lo hice.

No sé si era el momento indicado o porque simplemente, sentí la necesidad de hacerlo, pero no pude resistir a juntar mis labios con los suyos.

No nos besábamos desde que la gira había terminado. Nuestra relación estaba muy descuidada.

Tal vez, habíamos llegado al punto de creer que solo éramos parte del show y no nos queríamos de verdad.

Sentí que una de sus manos fue a parar en mi cintura.

Parecía que el beso lo había tomado por sorpresa.

Me acerqué más a él, quería tenerlo cerca. Acaricié su mejilla, y seguí con el juego.

Mi respiración comenzó a agitarse cuando el beso se intensificó.

Ya no era solo un beso, esto era algo más.

Scorpius dejó de lado la timidez y comenzó a tocarme con demasiada urgencia.

No tenía planeado llegar hasta ahí. Ninguno de los dos lo teníamos.

La sensación era única y placentera, pero no sabía si podíamos continuar con esto.

-Espera, Scorpius...-dije poniendo una mano en su pecho.

-Está bien.-me dijo entendiendo que este no era el momento indicado.-Lo sé.

-No te preocupes.-respondí dándole otro beso, pero esta vez más rápido y sencillo.-Discúlpame, tú... Yo lo inicié.

En Llamas, por Rose Weasley. (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora