NARRA JESSICA
Samanta no pudo esconder su sonrisa al ponerle las esposas a Esteban. Me imaginé que estaba orgullosa y que pocas veces había vivido persecuciones así. Lo había hecho bien, si exceptuábamos los golpes que tenía en su cara.
Ella sola le puso de pie, encontrándonos en seguida con el oficial y Carlos... Ahogadísimos.
- Llevadle a comisaría – ordené – Nos vemos allí.
- ¿Le voy interrogando?
- Ni se te ocurra – negué – Como lo hagas igual que corres... Nos demandan seguro.
Le vi fruncir el ceño y no era para menos, lo cierto es que había sido un poco cruel. Menos mal que el sentimiento de culpa con él no estaba desarrollado. Apunté en mi móvil la hora de la detención y dos palabras más: agresión agente.
Cuando bloqueé el iPhone, y ni Carlos ni nadie estaba, agarré la mano de Samanta y la llevé de vuelta al vestuario de las mujeres.
- ¿Tu primera persecución?
- Mi primer arresto en general – sonrió apoyándose en el lavabo - ¿Lo he hecho bien?
- Sí – asentí limpiándole la sangre que le corría por la cara proveniente de la ceja – Pero la pistola siempre desfundada, incluso cuando corras.
- Prefería correr sin nada...
- Es más cómodo, lo sé. Pero el tipo puede ir armado y a ti te pilla sin arma... Lo último que quiero es que te peguen un tiro.
- Vale.
- ¿Te duele?
- No – asentí echándole agua - ¿Sabes parkour?
- Un poco.
- ¿Cuándo aprendiste?
- En mi ciudad, a las afueras, hay muchos sitios donde los niños de veinte años se dedican a saltar los muros y eso. Solo tuve que acercarme un día, pagarles cincuenta euros, y me enseñaron.
- ¿En un día?
- No, estuve con ellos un mes intenso – contesté concentrada en curarle – Aunque sigo yendo de vez en cuando.
- Ha sido asombroso verte saltar así – sonreí - ¿Me enseñarías?
- ¿Quieres aprender? – asintió – Es bueno que quieras, nunca está de más – sonreí – Esto ya está, si te duele, creo que deberían revisarte.
- Estoy bien.
- Apriétate el papel y listo. Vamos a comentarle el problema de asalto al director.
Tiré el papel que había usado y me dispuse a salir cuando su voz me interrumpió.
- Jess, espera – me giré – Ya he hablado con mi comisario – asentí – Se ha hecho oficial... - la vi tragar saliva algo indecisa.
- ¿Y cuál es el problema? – ella suspiró - ¿No quieres trasladarte?
- Sí, claro que sí... Pero mi comisario tiene razón en una cosa – me acerqué a ella – Voy a pasar de jugar en segunda regional a Champions y no te niego que me da miedo... No estar preparada.
- ¿Crees que hubiese tomado una decisión tan a la ligera?
- No... - negó en seguida moviendo las manos – Solo digo que no quiero pensar que has tomado esa decisión por mí y no... Porque realmente valgo.
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Miradas de deseo.
Romance¿Qué pasa cuando la atracción física se convierte en algo mucho más complicado?