justin

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—Eres una prostituta que sólo quiere sexo con el primero que se cruza por tus ojos. Eso eres, Effie, ¿qué no puedes aceptar la cruel verdad? No eres más que una cualquiera— Gritó mi padre mientras empujaba el débil cuerpo de mi madre.

—¡Déjame John! ¡Suéltame!— Chillaba ella, intentando zafarse de los brazos de mi padre— ¡Tú me obligaste a prostituirme, porque querías el dinero para ti! ¡ERES UN MALDITO EGOÍSTA!— Gritaba mamá.

Él sólo rió. Yo estaba escondida dentro de mi armario, recuerdo esas memorias; yo sólo tenía 8 años. Tapando mis oídos y llorando.

Papá estaba golpeando a mamá, otra vez. De seguro ahora él vendría por mí, otra vez. Seguro papá ahora vendría a golpearme nuevamente, y a decirme que mamá era una prostituta, como él solía decir. No entendía mucho el significado de esa palabra, pero por lo que averigüe, significa que es una mujer que sale con más de un hombre.

Yo sabía que mamá no era eso. Pero papá me decía que se lo dijera, o si no me golpearía.

—¡____! _____, CARIÑO, CORRE!— Gritó mi madre mientras entraba a mi habitación.

Abrí el armario y la miré de pies a cabeza. Estaba sangrando, su ojo estaba morado, y su mejilla también. Su cabeza estaba rebalsada de sangre y yo no sabía lo que eso significaba. Su rostro estaba más pálido que antes, y eso me asustaba.

—¡No podrás librarte de mi Effie, en cuanto suba las escaleras, estarás perdida!— Gritaba mi padre desde las escaleras.

Mamá seguía llorando, yo la observé. Y en menos de un segundo, papá estaba sobre ella. Con un cuchillo en mano. Me asusté tanto que me arrinconé en una esquina de mi habitación. Llorando, gritando, pidiendo ayuda. Todo fue en vano. Papá había matado a mamá. Él la había apuñalado, frente a mis ojos.

Esa fue mi pesadilla esta vez; la muerte de mamá. Y lo sentí tan real, sentí el dolor como lo sentí ese día. Y tanto que había llorado dormida.

Me levanté pesadamente y caminé al baño, me tomé una ducha rápida y me cambié para ir al colegio.

Odiaba el colegio, pero con tal de estar lejos de este infierno, podría hasta vivir allí.

Miré mi rostro, tenía un ojo morado. Seguro todos en el colegio, especularían con que había sido algo así como una pelea callejera. Pero el único que sabía que no había sido eso era Justin y estaba segura que Matt también.

Antes de salir del baño, abrí el botiquín y tomé la botella de licor que guardaba allí. Tomé unos sorbos y salí de mi habitación, lista para irme.

Apenas puse un pie en la cocina, papá me miró sonriendo. Era la típica rutina, él creía que nada había pasado y actuaba así. Mientras que yo lo recordaba todo perfectamente.

—Buenos días cariño— Besó mi frente.

—Buenos días— Dije asquerosamente— Ya me voy, adiós— Antes de que pudiera salir, él caminó hacía mí.

—¿Qué no desayunas?— Preguntó mientras entrecerraba sus ojos a causa de la luz.

—No— Respondí cortante.

—Espero y no seas una de esas locas anoréxicas que no comen, yo para la comida tengo que trabajar. No me importa si tu te mueres de hambre, pero la comida no se desperdicia en esta casa— Resumido: no me importa tu salud, sólo quiero que comas porque si no es dinero mal gastado.

No sabía cómo decirle que, de cierta forma, él estaba en lo correcto. Es decir, yo había sido bulímica por un largo tiempo, pero Matt me sacó de eso. Y todavía intenta sacarme del cigarro y del suicidio. Él me había prometido que me mostraría lo bueno de la vida si yo dejaba de hacerlo. Y así fue, dejé de vomitar gracias a eso. Aunque todavía no descubro lo bueno de la vida del todo.

Strong (Justin Bieber Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora