Sentí mis ojos pesados, y mi cabeza estaba a punto de explotar. Si abría los ojos, sentía que iba a morirme.
— ¿:____?— Un susurro.
No me inmuté.
No quería hablar con nadie, quería seguir en ese sueño. Era todo felicidad, estaba con ella. Sonreía de verdad.
No quería ver la luz al abrir los ojos.
—_____, levántate— Otro susurro.
No… no quería.
—Sé que estás despierta…— La voz ronca de Justin inundó mis oídos.
Abrí mis ojos lentamente, la luz llegó rápidamente a mis ojos. Traté de mover mis brazos para taparme los ojos pero me dolían demasiado.
— ¿Qué? ¿Qué pasó?— Un susurro salió de mi boca.
No quería hacer fuerza, no quería nada.
—Perdiste mucha sangre— Su voz sonaba preocupada— No iba a llegar al hospital, así que, estás en mi habitación. Todo está bien. — ¿John estaba bien?
— ¿John?— Murmuré.
—No pude hacer nada. Escapó. Supongo que ya está en la casa— Susurró.
Su voz era tan angelical.
Mi garganta se secó. John seguía vivo.
— ¿Estás bien?— Pregunté.
—Sí…— Dudó.
No hablé, preferí guardar silencio.
Sentí las manos de Justin acariciar mi muñeca derecha.
—Sangraste demasiado…— Avisó.
Suspiré.
Hubiese preferido morir.
—Debo decirte que eres muy fuerte— Admitió.
Eso me arrancó una sonrisa.
Sentía la respiración de Justin cerca de mi piel.
—Siento llegar tarde… Si hubiese reaccionado rápido, no estarías herida— O más de lo que ya estoy—. Lo siento.
—Justin…— Él levantó su vista— Estoy bien. No pidas perdón.
Sonrió levemente, y bajó su vista a mis lecciones.
—Lo siento— Sentí su respiración cerca de mi brazo. Sentía sus labios rozar mi piel. Y luego, cuando menos lo espere, él estaba besando una de mis cicatrices— Lo siento— Repitió en un murmullo apenas audible.
Sentí su respiración sobre mi brazo, respiraba tan suave… Tan lento, tan pausado. Y sin decir más, besó todas las cicatrices. Una por una. Cada una de ellas. Sus labios rozaban con ellas, dándome un escalofrío que no podía controlar.
No quería que se alejara, era algo tan íntimo. Pero al sentir sus labios sobre mis cortes, sobre mis pequeñas y estúpidas lecciones, se sentía tan tranquilizador.
La respiración de Justin cerca de mis cicatrices me hacía un poco de cosquilleo. Los besos de Justin sobre mis cicatrices me daban ganas de seguir de pie.
Justin estaba lleno de vida. Y era tan contagioso.
Justin movió su boca hasta mi oído.
—Gracias— Susurró lentamente.
Sus labios rozaron mi oído. Era tan tentador.
—Ya deja de pedir perdón y de dar las gracias. Estoy bien, Justin— Lo observé.