—Señorita Stonem, hace mucho que no la veía por aquí— Admitió el director, forcé una sonrisa. — ¿Por qué está acá?— Preguntó.
La imagen de Justin seguía en mi mente.
—Pues… Dije una mala palabra, y el profesor dijo que venga a dirección— Me encogí de hombros, sentada en la silla.
—Te la voy a dejar pasar, sólo porque estoy de buen humor— Sonrío y me señaló la puerta para que me retire.
Salí de dirección caminando lentamente, no soportaría otra hora más en esa escuela.
— ¡Matt!— Corrí hasta él al verlo caminando.
— ¿Qué pasa, ___(dimituvo de tu nombre)?— Cuestionó preocupado.
—Necesito las llaves de tu Ducati, ahora mismo— Pedí.
—No te daré las llaves ni porque me obligues— Sonrío, hice pucheros— No, no lo lograrás— Cerró sus ojos, tratando de no observarme.
— ¡Oh, vamos! De verdad, no soportaré otra hora más con ese profesor— Me quejé.
Matt se acercó a mi rostro con una sonrisa.
—Si no soportas esta hora con ese profesor, quemaré tu empaque de cigarros— Amenazó, lo observé con el ceño fruncido.
Comencé a buscar mi empaque de cigarros desesperada. ¡OTRA VEZ NO! Levanté mi vista, pero Matt había desaparecido.
Mientras iba maldiciendo entré al aula, el profesor me observó.
— ¿Qué te ha dijo el director?— Preguntó.
—Pregúnteselo usted, profesor. —Traté de ser educada.
Me senté en mi banco con desgano, y miré al frente, Justin estaba al lado mío.
— ¿De mal humor?— Susurró en mi oído, lo observé.
—Sí, no molestes, Bieber— Él me observó con una sonrisa, y comenzó a jugar con mi cabello. —Justin, ya deja de hacer eso— Me quejé.
—No, tengo ganas de molestar a alguien— Rió, me giré y lo observé.
—No me molestes a mí, estoy de mal humor, y no quiero que me vuelvan a llevar a dirección por golpearte— Maquiné una sonrisa falsa.
—Estás enojada… ¿Qué te pasó?— Cuestionó.
—Recién estabas mal, la pregunta es qué te pasó a ti.
—Sé mentir,____.
Luego de estar prácticamente dormida toda la clase, el timbre sonó, ya nos podíamos ir a nuestras casas.
— ¿Hoy puedo acompañarte a tu casa?— Preguntó Justin jalando de mi brazo antes de que me vaya.
—Lo siento, voy con Matt— Me disculpé. Él asintió.
Salí de la escuela, esperando que salga Matt.
Lo vi acercándose a mí.
—Dame los cigarros, Wood— Amenacé.
—Te los daré sólo porque hoy no te acompañaré a casa— Lo miré confundida.
— ¿Y con quién iras?— Pregunté.
—Con Emma— musitó.
—Oh, entonces ve con tu nueva mejor amiga— le di la espalda y comencé a caminar— Y quédate con los cigarros. Compraré otros— Dejé la frase en el aire.
Crucé y me acerqué al kiosco, compré un paquete nuevo y me encaminé a casa.
Fumé casi la mitad del empaque.
— ¿Qué pasa Stonem, Wood te dejó?— Cuestionó Justin caminando detrás mío.
Me paré en seco y lo miré.
—Sí. Se fue con una nueva amiga— Murmuré resentida mientras intentaba ocultar mi cigarro de sus ojos curiosos.
—Entonces, ¿puedo caminar contigo?— Ofreció mientras estiraba su mano.
—Claro que sí, pero no voy a tomar tu mano— No porque no quería, si no porque tenía el cigarro.
—Oh, vamos ____… No me hagas obligarte— susurró.
—Justin…— advertí.
Pero antes de poder correr, él ya estaba tratando de tomar mi mano. Mientras él trataba de agarrarla, yo intentaba arrojar el maldito cigarro. Mi espalda chocó contra un árbol, así que escondí mi cigarro detrás de mi espalda. Justin se acercó a mí, y tanto, que su cuerpo estaba pegado al mío.
—Justin, enserio no vas a querer tomar mi mano— Musité.
— ¿Por qué no querría?— Cuestionó.
—Porque no— Negué con la cabeza.
Puse mis manos sobre el pecho de Justin y lo alejé un poco.
No podía soltar el cigarro, algo me lo prohibía.
Justin acercó su rostro a mi cuello y rozó su nariz con este.
—Estuviste fumando— Largó rápidamente.
Estiró su mano y tomó mi cigarro en un movimiento veloz.
Alejó su rostro para mirarme a los ojos, y luego se alejó para pitar de mi cigarro. Levanté el ceño y se lo quité.
—No quiero que tú vuelvas a fumar— Afirmé.
—Yo no quiero que tú sigas fumando— Contradijo.
—Lo siento— Pité en su rostro y lancé el humo hacia un costado.
—No lo sientas por mí, siéntelo por ti— murmuró.
Lo observé por unos minutos. De cierta forma, tenía razón. Pero yo no quería dejarlo.
Antes de que pudiera volver a pitar, él me lo robó de los dedos.
—Justin… Creo que ya hablamos de esto— él pitó un poco y se acercó a mi oído.
—Te quiero…— susurró mientras soltaba todo el humo—… besar— terminó su frase y arrojó el cigarro al pasto, para luego aplastarlo con su pie.
Se alejó de mí y se fue caminando hacia su casa.
¡MIERDA, JUSTIN BIEBER, TE ODIO!
Les Dejo Otro Cap Espero Que LEs Gusten Voten Comenten o Tendre Que Cancelar La Novee